El Altar de la Santísima Virgen de los Dolores en nuestra Plaza de Armas ha provocado muy buenos comentarios de propios y extraños que viven aquí las tradiciones y aprecian la conservación de los ritos de la fe, especialmente después de dos años de restricciones y aislamiento provocado por la pandemia. Poco a poco volvemos a la normalidad, pero es conveniente no bajar la guardia y seguirnos cuidando.