Por una #SociedadHorizontal
El apoyo a la democracia en nuestro país se ha mantenido controvertido a lo largo de los últimos años. Tan sólo en 2021, la encuesta Latinobarómetro destacó con gran preocupación que el apoyo a un eventual gobierno autoritario se duplicó en México entre 2018 y 2020, al pasar de 12 a 25 por ciento. En ese mismo estudio, al preguntar si los mexicanos están de acuerdo o en desacuerdo con la frase: “No me importaría que un gobierno no democrático llegara al poder si resuelve los problemas”, el 52 por ciento de los mexicanos dijo estar de acuerdo, frente al 44 por ciento en desacuerdo. La democracia como sistema político mantiene fuertes críticas en el país, principalmente por la falta de resultados en temas como combate a la desigualdad, crecimiento e inseguridad.
Recientemente la encuesta publicada por GEA-ISA, mostró una tendencia similar. La satisfacción de la ciudadanía respecto al funcionamiento de la democracia cayó 16 puntos en el último trimestre. Solo el 51% de los encuestados se mostró satisfecho con el funcionamiento de la democracia en nuestro país, frente al 41% que manifestó no estarlo. Estos resultados contrastan con el apoyo al Instituto Nacional Electoral, toda vez que el 60% de los encuestados considera que el INE si cumple con su función adecuadamente; al mismo tiempo, a pregunta expresa, el 58% opina que el organismo si garantiza la imparcialidad en las próximas elecciones.
En este contexto, donde 6 de cada 10 personas apoyan al árbitro electoral, el presidente López Obrador ha decidido plantear que, una vez concluida la consulta de revocación de mandato, presentará una iniciativa con modificaciones constitucionales en materia electoral. En su anuncio especificó que el objetivo de dicha propuesta será “garantizar la democracia en México” y abundó, “que ya no haya jueces con actitudes tendenciosas en lo electoral, esto es que no haya consejeros ni magistrados que no tengan vocación democrática y que se garantice el voto libre, secreto, que no haya fraudes electorales”.
Si bien es cierto que, desde hace muchos años, prevalecen críticas sobre la “partidización” que ha sufrido el INE, sobre la falta real de autonomía de los consejeros y sobre el excesivo gasto público que representan nuestras instituciones electorales, principalmente los partidos políticos, todo indica que las propuestas están muy lejos de mejorar el funcionamiento de nuestro sistema electoral.
Sin duda alguna, la más polémica es la que apunta a que “el pueblo elija a los consejeros electorales y a los magistrados de manera directa, con voto abierto”, para acabar con “los acuerdos cupulares, contrarios al interés del pueblo”. Según el planteamiento, cada uno de los Poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) propondrá 20 ciudadanos -para cada caso- independientes y de inobjetable honestidad. “Van a ser votados en elecciones abiertas y el que saque más votos va a ser el presidente”.
En un país donde en muchas regiones prevalece la compra del voto, el uso de dinero obscuro en el financiamiento de las campañas, así como la incidencia de los grupos de poder lícitos e ilícitos, el planteamiento de votar al árbitro seguramente profundizará las distorsiones imperantes, en lugar de resolverlas. Las campañas cuestan y quien las pague, será quien tenga influencia sobre el árbitro electoral. En lugar de darle mayor independencia a los consejeros, los podría convertir en presa de todo tipo de intereses, no solo partidistas, sino caciquiles, sindicales, religiosos, organizacionales de todo tipo.
Es cierto que desde hace años, el mecanismo de selección en el que participan los legisladores en la Cámara de Diputados, ha ocasionado que muchos consejeros y magistrados, en lugar de ser verdaderamente independientes, sean “correas de transmisión de los partidos políticos”, la propuesta realizada exhibe mas problemas que soluciones.
Nuevamente, como cada sexenio, en lugar de arreglar lo que nuestra democracia no logra mejorar -seguridad, desigualdad, centralismo- las propuestas se enfocan en cambiar a las instituciones electorales. Sin embargo, ésta vez, la propuesta resulta mucho más preocupante. Por esta razón, frente a la discusión electoral que viene, es indispensable que la #SociedadHorizontal analice a fondo los planteamientos realizados y exija propuestas que verdaderamente promuevan la evolución de nuestras instituciones. Esto deberá impulsar una discusión amplia, que busque el consenso de todos y no solo, apoyar las ocurrencias de unos cuantos.