En un contexto de crisis, la disputa política se transforma en una disputa por México. Aquí es donde muchos “intelectuales” orgánicos han perdido la brújula. En especial, Jorge Castañeda y Héctor Aguilar Camín, quienes llegan a afirmar que la izquierda mexicana que organizó el evento de la Amistad México-Rusia, en la Cámara de diputados: “Vive en el “mundo de la solidaridad con los regímenes más odiosos del planeta”, afirma Castañeda, “en el de la nostalgia por la URSS y el bloque socialista, en la hermandad de los pueblos de América Latina”. Por otro lado, sostiene Aguilar Camín: “El antimperialismo ciego es parte del arsenal ideológico de la izquierda mexicana y del nacionalismo revolucionario priista”.
Pues ni lo uno, ni lo otro. Lo que dice Jorge Castañeda no puede ser más parcial a favor de Estados Unidos, como lo fue su postura cuando los eventos de las torres gemelas, en 2001, en que expresó su apoyo “incondicional” a Estados Unidos y atacó a Adolfo Aguilar Zinser por la defensa que hizo de una política exterior independiente. Bien le haría a Jorge leer un poco, siquiera algún trozo de la larga historia de intervenciones de Estados Unidos a México, en cualquier periodo del siglo XIX o del siglo XX, para no confundir sus sentimientos pronorteamericanos, con la inteligencia y los hechos históricos.
Del amor al imperialismo de Aguilar Camín, ni comentario, “billete mata carita”. Es indefendible su postura pro-imperialista, no sé qué historia aprendió Héctor, o si su paso por el Colegio de México no lo puso en contacto con doña Josefina Zoraida Vázquez, quien junto con Lorenzo Meyer escribió un magnífico libro titulado México frente a Estados Unidos (Un ensayo histórico 1776-1988), del FCE. Si no leyó este librito, pasó en blanco por el COLMEX, que cuenta con un amplísimo acervo bibliográfico sobre la historia de las intervenciones de Estados Unidos sobre nuestro país, comenzando con el texto clásico de Bertha Ulloa titulado “La Revolución intervenida”.
México ha cobrado relevancia como territorio en disputa a raíz del conflicto ucraniano. Se disputan las posiciones mexicanas en la ONU, en Europa, pero también en México, no sólo entran en esa disputa Estados Unidos, Rusia, Ucrania y la Unión Europea, sino México. La intervención del embajador de Estados Unidos, Ken Salazar, quien repitió con énfasis: “Eso no puede ser, eso no puede ser”. “‘México cuenta con distintos grupos de amistad, pero México no tiene una amistad como la que tiene con Estados Unidos”. ¿Qué es lo que no puede ser? ¿Un embajador de Estados Unidos nos tiene que decir qué amigos tener? ¿A quién se quiere parecer Ken Salazar, a Poinsett que le hizo la vida imposible a Lucas Alamán y urdió tramas para quitarlo? ¿A Henry Lane Wilson que maquinó, junto con Victoriano Huerta, el asesinato de Madero o a cuál de los múltiples embajadores intervencionistas que nos ha enviado nuestro vecino del Norte para representar a una potencia imperialista, depredadora y expansionista? ¿El tratado comercial, TMEC, nos obliga a abdicar de nuestra soberanía en política exterior?
Un historiador no puede hacer como si no existiese la historia. La Historia es la maestra de la vida. Los diputados de cualquier signo, pero más los de izquierda, expresan los sentimientos históricos de México.
Es absolutamente inaceptable que el embajador estadounidense nos venga a decir que no podemos tener amistad con Rusia o con China o con Corea del Norte. También es intolerable decir que sólo existen espías rusos en México, cuando este país ha sido un nido de espías estadounidenses, alemanes, soviéticos, o chinos. No, nosotros sí vemos lo que hacen los demás, a pesar de que no quieren que lo veamos. Nadie tiene derechos sobre una nación soberana. Ken Salazar no tiene derecho a decir “eso no puede ser”. Sí puede y debe ser. A pesar del silencio timorato, ominoso, de los diputados que lo escucharon pasivamente sin atreverse a contradecirlo. Sí podemos tener amistad con Rusia, con China, con Ucrania, con Venezuela, Argentina y con quien nos venga en gana. Estados Unidos no ha sido el mejor amigo y vecino. Es y ha sido el grandote abusivo del barrio.
El hecho de que Estados Unidos posea una estrategia de guerra híbrida, que incluye el dominio sobre los contenidos de la mayoría de las cadenas informativas occidentales, no hace que posean la verdad sobre nada. Todos sabemos que son verdades a medias, “fake news”. Se trata de información producida por los estados mayores de los ejércitos que buscan influir en la opinión pública mundial, una información con intereses ajenos al interés nacional de México, aunque algunos “opinadores” de esos medios estratégicos de Estados Unidos pretendan convertirla en verdad universal y convertirse en gurús de la opinión pública de este país, no lo son. Sembrar odio, como lo está haciendo Biden, sólo contribuye a cosechar más odio, pero esos son odios de ellos, no de México. He dicho.