En el “Diccionario de Mexicanismos” de Francisco J. Santamaría, el vocablo Ficha es sinónimo de pillo o truhán. Eso es el Dr. Alejandro Gertz Manero. No solo por haber aceptado el nivel III en el SNI (Sistema Nacional de Investigadores), el regalito de la Dra. Maria Elena Álvarez Buylla, directora del CONACYT, a despecho de haber sido acusado de plagiario de Guillermo Sheridan, quien reproduce párrafos enteros de una biografía de Guillermo Prieto. Calladito el hoy Fiscal General de la República se encumbró, sin merecerlo, hasta la cima de las élites intelectuales merced a la sra. que funge como distribuidora de prendas académicas de la institución mencionada. Pero eso no es lo peor de las arbitrariedades de esta fichita, sino el haber despojado de sus bienes a la familia de su hermano, a quien supuestamente dio muerte por negligencia o lo que usted quiera. El litigio ha sido largo y no le había sido favorable. Pero ahora por estar en donde está, aprieta los tornillos. ¿Un abuso de poder? Clarísimo está. Todo con la complicidad del señor del templete mañanero. ¡Vaya ventaja la de ser ‘amigo’ de quien manda en Palacio!. ¿Autónoma la Fiscalía? Es un mal chiste. Don Alejandro es un lacayo del primer mandatario, más preocupado por la “Casa Gris” de Houston que de las pillerías de quien debería atender la preocupación de justicia. Pero como en la autollamada 4T –quien por cierto nadie sabe lo que es eso- todo puede ocurrir (corrupción, violencia, devastación de las instituciones…) ¿Por qué no permitirle al fiscal una tropelía más? Al fin y al cabo, muy pocos mexicanos habremos de enterarnos de la presencia tóxica del ‘respetable’ Don Alejandro.
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Mientras, AMLO se regodea con el avance de su terminal de autobuses de Santa Lucía, de un tren Maya que depreda la selva, de una refinería, la de Dos Bocas, enamorada de las inundaciones. Todo irá bien en su delirio populista para regocijo de los débiles mentales que a rabiar aplauden lo que él, inmortal como se ve en el espejo de su narcisismo.