El 8 de marzo del 2020 marcharon con mucha fuerza contra la violencia y por la igualdad de las mujeres; las protestas en el mundo reclamaron enérgicamente y la canción “Y la culpa no era mía, ni dónde estaba, ni cómo vestía” se puso de moda, el volumen bajó por dos años de pandemia, pero la violencia se recrudeció, por lo que ayer, dos años después, ellas marcharon y cantaron de nuevo, esta vez “Sin Miedo”, con valentía.
Las mujeres queretanas, de distintos origen, rumbo y tiempo se dieron cita en el Jardín Constitución, para poner a temblar las calles queretanas; abuelas, madres e hijas mostraron sus alas crecidas y juntas marcharon libres por Juárez, Zaragoza y Corregidora, calles del Centro Histórico en las que resonó fuerte el “Nos queremos vivas”.
Desde las cuatro de la tarde y bajo un esplendoroso y cálido sol una a una, en parejas o en grupos fueron pintando de morado la plaza con claros mensajes, contundentes recordatorios de que minuto a minuto les roban amigas, les matan hijas y desaparecen hermanas, por todas ellas, por las que no están, las que siguen aquí se unieron con fuerza para gritar ¡Justicia!
“Mi falda no es corta, tu educación sí”; “Les asusta el feminismo y no los feminicidios”, mostraban Claudia y Gabriela, dos hermanas que bajaron del auto en el que su padre las dejaba para que pudieran hacer uso del derecho a la protesta.
Otras en compañía de su mascota, incluían a “Pulque”, un perro lanudo, un macho, -“pero un macho buena onda”-, de los pocos machos que se permitieron en el recorrido y con un mensaje en el lomo que recordaba que a sus dueñas él se encargaba de cuidarlas y no la policía.
La marcha transcurrió en calma, con momentos de dolor, de reflexión, de gritos, de protesta, incluso de alegría, pero sobre todo de valor, al recordar que en México mueren al día, en promedio 10 mujeres y que Querétaro, en 2021, se confirmó como el estado con mayor tasa de mujeres que fueron víctimas de lesiones dolosas, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Estatal de Seguridad Pública (SESESP).
Ante ese panorama violento alrededor de 3 mil 500 mujeres, sin que nadie las callara, nos recordaron a los hombres que mirábamos el recorrido que si se toca a una responden todas.
Sin importar el nombre, pueden llamarse Claudia, Esther, Teresa, Ingrid, Fabiola o Valeria, ayer ellas, las que sí están, gritaron por las desaparecidas y exigieron saldar las cuentas pendientes a la justicia y a la sociedad patriarcal.
“Entiende, no es no”, se repitió en muchas cartulinas, otras llamaban a la unión para combatir al miedo y despertar la indiferencia de un problema que registra en el país más de 52 mil denuncias por delitos sexuales al año, la mayoría de ellos están sin resolver.
A las 4:47 empezaron a gritar “¡fuera hombres!” “¡Fuera hombres!” para tomar su espacio. Hombres, como los que el sábado pasado se golpearon hasta la inconsciencia a pocos kilómetros de ahí en un estadio de futbol; ese hecho vergonzoso estuvo presente en una cartulina que decía: “Te quejas de ellas que pintan los Arcos y tú bañas con sangre el Corregidora”.
Ayer no mancharon de sangre las calles, pintaron mensajes en algunas paredes, rompieron al menos tres vidrios en paradas de camiones y la maqueta frente a la Alameda Hidalgo, de ahí no pasó y al final las autoridades reportaron saldo blanco.
Nos recordaron, como comento Gustavo Jiménez, quien acompañó a su esposa a la marcha, que a ellas les debemos la vida y respeto, mientras me señalaba un mensaje que reforzaba sus palabras: “Este 8 de marzo no nos felicites, con que no nos insultes, nos acoses, nos violes y nos mates, nos basta”.
Antes de marchar entonaron la canción “Sin Miedo” y tomaron la calle Juárez, donde no respetaron el derecho ajeno, al pintar paredes, pero como me dijo una señora, de nombre Teresa, “estas manchas se pueden quitar, pero que abusen de ti o te violenten, eso no se quita nunca de tu mente, te acompaña por siempre”.
Tarde de recuerdos permanentes, como el que tendrá esa niña, que desde el balcón de su ventana participaba y enviaba desde lo alto una tímida sonrisa y mostraba de nuevo ese mensaje: “No es no”.
Y ellas gritaban “sí que sí, ya volvimos a salir”, exigieron respeto a “todo cabrón, sin importar que ellas lleven falda o pantalón” hasta llegar al tanque de Zaragoza para rodearlo y bajar de nuevo por Zaragoza y regresar al centro por “Corregidora”, nombre que ha sonado por todo el mundo desde el sábado 5 de marzo, calle en la que por precaución algunos comercios bajaron las cortinas sin que se registraran agresiones.
El contingente llegó a las 7:05 de la noche al punto de partida, la retaguardia arribó 20 minutos después para culminar una protesta que no fue “histérica, fue histórica”, sobre todo para quienes protestaron por primera vez, como Ximena, quien ahora sí se animó a protestar y a demandar justicia por las que ya no pueden hacerlo.
“Nosotras nos queremos mucho, debemos querernos más…querernos vivas”, me dijo de frente.
Hace dos años gritaron fuerte después de guardar silencio por mucho tiempo, este 8 de marzo de 2022 recordaron sin miedo que pueden hacer temblar los centros de la tierra, que hay cuentas pendientes, que son origen de vida y amor, pero que unidas rugen sonoramente como un cañón.