La tragedia del desabasto de medicamentos se extiende al personal médico que tiene prohibido tocar el tema del sars-cov-2 cuando se habla del equipo de protección. O guardan silencio o pierden el empleo. Viven la indefensión a pesar de que su desempeño es imposible en esas condiciones. Reina la impotencia. Y las fracturas familiares son inevitables. En muchas ocasiones dependen de fundaciones privadas. Sin embargo, Xavier Tello no se detiene ahí: los pacientes deberían poder surtir cualquier medicamento autorizado en el compendio Nacional de Insumos en la farmacia más cercana o conveniente. Pero la actual estructura impide que las diferentes instituciones puedan ofrecer a sus derechohabientes los mismos medicamentos. Ocurre a menudo casos en los pacientes si les surten un tipo de insulina en el IMSS y en el ISSSTE otra.
La tecnología podría ayudar a la unificación. Distribuir los medicamentos incluidos en el Compendio Nacional de Insumos a través de las farmacias comerciales podría terminar con el desabasto en un año. Que requiere trabajo y planeación, sin duda. Voluntad y ganas, pensando siempre en el paciente.
El presidente está harto de las quejas. Grita, manotea, regaña. Pero nada evidencia una verdadera preocupación por la salud de los mexicanos. En sus amonestaciones, afirma Tello, el señor ‘olvida’ que él fue quien dio la orden de desmantelar el sistema de salud, cambiando las reglas del juego, vetando distribuidores y fabricantes, ahorcando proveedores y arrastrando en el camino a pacientes, familias, cuidadores y profesionales de la salud; todo esto con un tipo penetrante a “nueva corrupción”. Es obvio que el Primer mandatario jamás aceptará su responsabilidad. Seguirá hablando de corrupción, mafias del poder, monopolios, sin aportar una sola prueba. Entretanto los niños con cáncer sufren. Y los padres seguirán siendo acusados de mentirosos, exagerados. “Primero los pobres” es una ironía. Ha llegado la hora de ponderar el sufrimiento humano.
Al presidente sólo le interesa el poder, concentrarlo todo. Como un niño díscolo. Carece de sentido administrativo. No respeta las atribuciones de sus colaboradores. A la Secretaría de Hacienda le asigna tareas que corresponde a la de Salud; a la de Relaciones Exteriores la compra de las vacunas, a la de Defensa, la construcción de Aeropuertos… El desorden no tiene límite. Los mexicanos le importamos un comino.