Fea y mugrosa es la cara que hoy presenta la ciudad de Querétaro. La ciudad capital tiene múltiples facetas, igual que todo: zonas pobres, ricas, lujosas, miserables; calles amplias, avenidas, callejones, restaurantes de lujo, fondas y puestos ambulantes; centros comerciales, mercados, tianguis, tiendas de ropa, muebles exclusivos y finos, bazares, tendajones de mercado. De esta variedad emerge un solo rostro, que como el humano, al que un lunar o mueca le da equilibrio y encanto, el de esta ciudad considerada patrimonio cultural de la humanidad, principal destino turístico y en otros tiempos, destacada por su limpieza y merecedora de la escoba de plata, hoy luce feo y descuidado.
El centro de la ciudad, centro histórico le dicen, por costumbre ha acaparado la atención de autoridades, vecinos y visitantes, y aunque el olor a drenaje ya es parte del paisaje porque nada ni nadie lo remedia, hoy, además, las paredes están cochinas y descascaradas. Por estos días colocaron en ellas mensajes, dicen que de amor, pero tan embelesado estaba quien lo colocó que no vió, no avisó a sus jefes, que quien volteara a ver el mensaje se tropezaría también con los muros mugrosos. Al transitar los céntricos andadores, banquetas y portales, los guías de turistas relatan que fueron pisadas, lo mismo por la Corregidora, que por Maximiliano y la Carambada, suerte que entonces tenían tierra o empedrado porque hoy tropezarían con lozas sueltas, ahuecadas, chimuelas, engarruñando la nariz para impedir inútilmente el paso del olor a orines, vómito y excrementos.
¿Qué pasa con el mantenimiento de la ciudad?¿Quién está fallando? Los gobernantes no la recorren caminando, y si lo hacen, sus acompañantes le rodean de tal modo que les impiden ver la fealdad, o lo hacen cuando las paredes ya no están desnudas, disimulando su deplorable estado tenderetes de lentes, cinturones, sombreros, mascadas, gorras, vestidos, revistas, recuerditos, mimos y pordioseros. ¿Fallan los supervisores o encargados de la limpieza? Vaya usted a saber si hay quien supervise porque la recolección de basura es pésima, mientras en las zonas céntricas o residenciales la recogen dos o tres veces al día en las marginadas, que por cierto, están muy cerquita de las céntricas, la recogen cada dos o tres días y a veces se amontona por semanas, llevándose solamente lo que quieren. Ser selectos es su segundo nombre. ¿Fallarán los contratistas a quienes asignan las obras de mantenimiento? En este rubro la planeación es de párvulos, hoy la ciudad está intransitable, cercenada por todos lados, una cuadra aquí, tres por allá, toda una colonia de un solo jalón, laterales de grandes avenidas abiertas en canal, un desastre de planeación de las obras cuya duración es incalculable, insoportable y todo para que cuando terminan queden de nueva cuenta, baches, parches, bodoques de cemento, coladeras hundidas, elevadas o sin rejilla y con una llanta ahí metida en señal de peligro. La vecina colonia de Hércules, caracterizada por estar construida en una cañada, con solamente dos calles de largura inusitada y cuya mejor solución vial ha sido la de doble sentido, ha padecido varios tipos de obras que le han cerrado parcialmente y sin razón alguna por años, la más reciente fue para cambiarle adoquín a un tramo de unos quinientos metros que desemboca en la antigua fábrica de Hércules, hoy habilitada como cervecería. No sabe usted la lentitud, el descuido, lo mal hecho de esta obra, caray, era adoquín de cantera no piezas de bronce fundido, cuando después de meses, por fin se abrió al tráfico vehicular, bajo el peso de los primeros autos los adoquines se quebraron, uno o dos días duró transitable, la volvieron a cerrar, repusieron los adoquines y se volvieron a quebrar hasta que algún sesudo funcionario tuvo la brillante idea de aminorar el tráfico por la zona haciéndola de un solo sentido. No coches, no quiebra de adoquines. El caos y enojo ocasionado por esta medida es otra historia. Esta escena se repite por varios puntos de la amplia ciudad. ¿El material con que se hacen las obras será de mala calidad? ¿Será chafita para abaratar la obra y estirar más el dinero y que todos alcancen su propio bache y no envidien a otros? O como decían las abuelas, será el sereno, lo cierto es que éste patrimonio de la humanidad se está poniendo feo. Las consecuencias, en este caso son inmediatas y no Al tiempo.