Se esperaba como la gran confrontación en el Parlamento Abierto: la voz de Manuel Bartlett, director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), en defensa de la Reforma Eléctrica propuesta por el Ejecutivo; y Carlos Salazar Lomelín, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), en contra del proyecto. Así estaba previsto para ayer a las cinco de la tarde. Incluso, se movió el día (iba a ser antier el encuentro) para que pudiera participar el empresario.
Pero a la hora de la hora, —“está fuera del país”, según sus colaboradores— Salazar no se presentó. Apareció en su lugar José Abugaber, presidente de Concamin. ¿Qué ocurrió? Todavía al medio día, el coordinador de los diputados de Morena, Ignacio Mier creía que el exdirector de Femsa acudiría. Así lo comentaba con los reporteros durante la Sesión de la Permanente ante las dudas que ya se manifestaban en la Cámara:
—No, yo tengo conocimiento, porque así quedamos, que va a estar presente, porque lo cambiamos el día por él, precisamente. ¿Qué mensaje daría su ausencia? “Pues yo lo vería como que no hubo reciprocidad en la cortesía. Nada más”, acotó desconcertado. Y efectivamente, Carlos Salazar no acudió a la Cámara de Diputados. “Se pospuso su presentación”, excusaron en su equipo. Del lado del gobierno y entre buena parte de los diputados, la impresión era otra: Salazar evadió la confrontación con Bartlett. Antecedentes había. Ya habían cruzado lanzas hace un par de meses y no en buenos términos que digamos. Salazar se había quejado de ataques “sin lógica ni fundamento”, de utilizar el “nacionalismo” como pretexto para atentar contra el estado de derecho. Bartlett respondió que el CCE solapaba la injusticia y la voracidad de las grandes empresas y que debería pedir a sus agremiados “que paguen la energía”. Ese fue el tono entonces.
Ayer pudo haber ocurrido otro tanto si nos atenemos a los dichos de Bartlett en distintos momentos de su presentación, calificando de “despojo” la reforma de Peña Nieto, de ser un refugio de la plutocracia privada; de ser una reforma “indefendible” e “insostenible” y otras linduras. El de Concamin resintió la hostilidad. Evitó engancharse en las provocaciones.
Parco —hosco por momentos— Abugaber llegó incluso a decir: “No queremos destruir a la CFE”, y pedir considerar “aquí no somos los buenos y los malos”. El director de la CFE lucía arropado. Acaso una pregunta del diputado Mauro Garza (MC) lo llevó hacia las cuerdas: ¿Cuánto nos costará esta reforma (en sanciones, incremento en el combustóleo, etc)? Si esa fuera la preocupación principal, respondería Bartlett, no haríamos una reforma. Para luego preguntar a su vez: ¿Cuánto cuesta la CFE? ¿Cuánto cuesta el sistema eléctrico nacional? ¿Cuántos cuesta el que nos saqueen?
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POR MARTHA ANAYA
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