El derribo de la estatua del Presidente de la República ha prendido las alarmas de todas las policías del país, hasta los policías de crucero y bomberos. También los simpatizantes del Presidente se han sumado a la búsqueda de sospechosos de este acto vandálico. Quien ha tenido acceso a estos archivos afirman que la lista de los posibles culpables es tan amplia que parece el Directorio Telefónico.
La encabezan los periodistas, salvo los que asisten a las Mañaneras; le siguen los fifís, furiosos por tanto desprecio; también están los universitarios, por conservadores, a los que se han agregado los miembros de la comunidad académica del CIDE; también se incluye a los profesionistas que se fueron becados al extranjero, se investiga si además, como dice el Presidente, solamente les enseñaron a robar o también los capacitaron para actos de terrorismo; los “aspiracionistas”, ambiciosos de superación temen que en el Ejecutivo sus hijos tengan un ideólogo para dejar de ser clase media pujante; en una interpretación nacionalista, se considera que tras el derribo está un grupo de españoles que se niega a pedir perdón por la Conquista.
Algunos militantes de Morena, consideran que mientras se encuentra al sospechoso de tan proditorio crimen urbano, se incluya en la consulta de la revocación de mandato la pregunta de qué tamaño se quiere la nueva estatua. ¿Del tamaño de Tláloc o más alta? Quien compruebe que votó por una estatua más alta recibiría de premio un boleto para la próxima rifa del avión presidencial.
La más sorpresiva inclusión del posible autor del lamentable acto de vandalismo es, siéntese, si está parado: el padre Solalinde. El motivo de la sospecha es que el sacerdote considera que la estatua estaba era incompleta, pues dada la semejanza que Solalinde le atribuye a López Obrador con el Nazareno, el monumento debería incluir una cruz.
Esta tesis ha tenido un entusiasta apoyo por algunos miembros de Morena, pero entraron en conflicto y casi llegaron a las manos, cuando discutieron cuál sería el texto que debería de estar en la punta de la cruz, Algunos proponen que diga; “Migrantes”, pero consideran que el texto es demasiado largo, así que otros votaron que fueran las iníciales de su hermano Pío. La corriente que contó con un sinnúmero de simpatizantes fue los que sugirieron: Lorenzo Córdova. La propuesta más votada a mano alzada y hasta con el puño cerrado fue la muy previsible: Ricardo Monreal.
Si Usted tiene el nombre de algún otro sospechoso hágaselo llegar de inmediato a las autoridades. Como el pueblo sabio es también muy veleidoso, al lado del nombre debe aclarar si desea que el autor sea castigado con todo el peso de la ley o, en su caso, reconocido y premiado. Seguiremos informando.