Una buena dosis de veneno corrió entre los integrantes de la 4T en este año que termina: el tercero de este movimiento. Unas veces, la ponzoña provino de parte de sus adversarios; otras –muchas–, obsequio de sus propios correligionarios. Y entre unas y otras, el ingenio no faltó.
Arrancamos 2021 con el fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, indignadísimo por el titipuchal de críticas que recibía ante la exoneración del general Salvador Cienfuegos:
“¿El chiste es darme en la madre? ¿En serio? ¡N’ombre!, yo no me voy a dejar; no voy a dejar que a la Fiscalía la atropellen… Este asunto no se va a quedar así, ni se va a quedar en un proceso de linchamiento, ¡de ninguna manera!”.
La secretaria de Gobernación en aquellos momentos, Olga Sánchez Cordero, padecía el desdén del gabinete de seguridad:
“Cuando yo dije que sufría violencia en las reuniones de seguridad, era cierto. ¿Por qué?, porque se hacían grupos de puros hombres, estaba yo la única, ¿y saben quién me volteaba a ver?: nadie”.
Cruzábamos abril y el coordinador del grupo parlamentario de Morena en la Cámara de Diputados, Ignacio Mier Velazco, defendía a su compañero diputado Saúl Huerta, acusado de abuso sexual a un menor de edad, “no lo hizo en su función como diputado federal, lo hizo en su vida personal y en la vida personal no me meto”.
Para mayo, Porfirio Muñoz Ledo –el mismo que le puso la banda presidencial a Andrés Manuel López Obrador el 1 de diciembre del 2018– acusó:
“El Ejecutivo, por desgracia, está mareado; mareado de poder. El poder marea y el poder absoluto marea absolutamente. Y vamos a tener un trienio muy difícil, un trienio de un gobierno autoritario; un gobierno autoritario (que) puede convertirse en gobierno despótico. Es nuestro deber evitarlo”.
Pasaron las elecciones intermedias. Llegó julio. Desde la mañanera, el secretario de Marina, Rafael Ojeda, denunció: #México carece de servidores públicos honestos, por eso tenemos este problema de una alta corrupción”.
Desde la mismísima mañanera, López Obrador anuncia: “¡Ya no hay tapados! Yo soy el destapador y mi corcholata favorita va a ser la del pueblo”.
Desatada la sucesión, el fuego amigo arrecia. Adán Augusto López entra al relevo en Segob con todos los poderes en mano. “Vine a reconstruir el tejido político, a dialogar con todos y a tratar de que se serenen los ánimos”.
John Ackerman denuncia: “Va avanzando la máquina que genera esta estructura paralela y que busca dejar atrás lo que ellos consideran un Morena viejo, el de los principios, de los militantes, de los que estuvieron en las calles durante los momentos más duros de la construcción del partido político en 2015, para crear otra cosa que cada vez se parece más al PRI”.
Paco Ignacio Taibo II reclama: “Mario (Delgado), si no entiendes qué piensa el país de Morena, renuncia, no hay bronca”.
Expulsado de los afectos presidenciales, Ricardo Monreal, coordinador de los senadores morenos, diagnostica: “Morena se cuelga de la presilla del pantalón del presidente para no caerse”.
Germán Martínez, exdirector del IMSS: “Sí, es cierto, el gobierno es un elefante reumático, pero la 4T no puede convertir al gobierno en una corrupta y veloz víbora ponzoñosa”.
Félix Salgado Macedonio –depuesto en su intención de ser gobernador de Guerrero– ve llegar su venganza con la caída de Santiago Nieto y escribe en sus redes: “La que me tumbó, se lo llevó entre las patas. ¡Feliz luna de miel y que viva el amor! Cayó un apóstol y entró otro. ¡Dios es grande!”
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GEMA DE GEMAS: Obsequio de Ricardo Monreal ante la detención de José Manuel del Río, secretario técnico de la Jucopo en el Senado: “Hay que reclamar con honor y sin temor, qué lamentable que la etapa del pitecantropus pekinensis (el primer eslabón de la cadena evolutiva) haya retornado a Veracruz.
POR MARTHA ANAYA
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