¿Has sentido la alegría del gol?
¿Has sentido la euforia después de ver el balón de tu equipo en las redes?, ¿Has saboreado las mieles del triunfo?, ¿Has sentido que todo se te olvida después de felicidad del gol? ¿sabes cómo festejar una victoria?… ¿sabes cómo festejar un título? … ¿Te has vuelto a sentir niño?
Cuando deseas algo con todas tus fuerzas, cuando intentar alcanzar algo es un modo de vida, con frecuencia existe un temor por alcanzarlo, es como el perro que corretea a los coches cuando pasan a su lado, ¿Qué hará el cánido cuando logre alcanzar alguno?… el perro lo ve tan inalcanzable que no se ha detenido a pensar que hará cuando eso suceda. Y como casi todo lo que sucede en la vida, eso también sucede en el futbol.
¿Cómo se sufre con las victorias?, ¿Cómo se disfruta en las tristezas?, la línea entre la risa y el llanto es muy delgada; en la vida y en el futbol, muchas veces no nos damos cuenta cuando la cruzamos, sin victorias somos poco, pero sin tristezas somos nada. Estoy seguro que abrazar es algo inherente al ser humano, si no, ¿Cómo es que ambos casos, en la tristeza y la alegría, el abrazo siempre está presente?
El gol es el motivo de ser del futbol. Es la realización a lo deseado, es la correcta culminación de lo planeado y del equivocado acierto de la fortuna. El gol es un homenaje a la perfección y a la suerte. Y su festejo… el festejo, eso tan natural, esa expresión al gol es la máxima manifestación del fútbol. Es una oda que te permite volver a ser niño durante unos segundos. Es una ventura, es un ritual que saca a la luz la excentricidad o la seriedad del futbolista y del aficionado. Y también ahí está el abrazo, ahí está el abrazo con los tuyos. Un festejo de gol es vivir.
Javier Marías, escritor español, dijo alguna vez: “Una de las cosas más reveladoras del carácter y personalidad de un jugador y de su equipo, es su forma de gritar y celebrar un gol”. Y si eso lo trasladamos a una afición… ¿Cómo festejar si nunca lo has hecho? ¿Cómo se celebra un título si nunca lo has vivido?, ¿se puede extrañar lo que uno no conoce?
El festejo de gol ha sido desde siempre sinónimo de risa, buena literatura reunida, una metáfora de victoria. En esos momentos, los futbolistas y su afición no piensan, actúan como en una obra y si, es una obra donde todos son los actores principales; actores, pero de drama y comedia.
Cuando te has llevado bien con la derrota y te la has pasado correteando un título desde hace 53 años, si ese ha sido tu modo de vida y no conoces otra cosa, ¿Qué se hace si es que llegas a alcanzarlo?, en caso de que se dé, ¿sabrás como festejar esa victoria?… No es una pregunta sencilla para unos aficionados que no están acostumbrados a que sus emociones lleguen lejos.
La victoria es un momento efímero. Dulce, pero efímero.
A disfrutar del momento rojinegros. Por ahora el balón está botando y tal vez, tal vez después de 53 años, este sea su momento. Su dulce momento.
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