“Ocultan las manchas del leopardo su sigilosa presencia entre el follaje de la maleza; tras los barrotes de su pelaje el tigre disimula el bambú en el herbazal de sus líneas negras; el camaleón se viste con los ocres de la ramazón mientras sus ojos periféricos todo lo advierten antes de extender el fulgurante rayo de su lengua para atrapar a la mosca verdinegra.
“Todo es camuflaje, como la ropa de los soldados ocultos durante el avance con el pecho en el suelo y las manchas marrón y olivo de sus uniformes, con los cascos llenos de varas y ramas. Vestidos de blanco los combatientes del invierno se confunden con el paisaje nevado. El pez plano se recuesta en la arena y pasa desapercibido. La mantis es una varita mortal en la rama del árbol.
“El camuflaje es un manto de engaño y protección. Como en la política.
“El gobierno actual de la ciudad de México, femenino, innovador y de derechos, exultante en su informe de ayer –su segundo balance de autosatisfacción y autocomplacencia–, tan definitivo y determinado en el control de la epidemia, durante el lejano tiempo cuando había apenas mil doscientos muertos por la epidemia, para ordenar el cierre de parques, tiendas, centros y plazas comerciales, museos, clubes deportivos, albercas y pantallas de cine; teatros y aun antes de poner etiquetas de color a las fases restrictivas, ya había reconocido las dimensiones de una pandemia feroz, limitante y peligrosa y tomó entonces los cuernos del toro y si no pudo evitar la enfermedad, sí pudo contener los contagios… temporalmente.
“Pero su estrategia chocó de frente con la del gobierno federal cuya necesidad de simular un dominio sanitario del todo fallido (pero jamás reconocido ), asentado en la premisa fundamental de esta administración por cuya estrategia la imagen y la propaganda son lo importante; no la realidad, cuyos designios se ignoran a cualquier precio…”
Todo lo anterior fue publicado hace un año cuando la regenta de la ciudad de México no desvelaba aún sus intenciones sucesorias ni contrataba espacios en la prensa internacional para asumir una actitud cosmopolita suficiente para opacar aquella clasificación de Marcelo Ebrard cuando en el mismo escritorio logró la calificación del mejor alcalde del mundo.
Fue tan buen alcalde como para terminar en elVII Arrondisement parisino, a la sombra de la Torre Eiffel, desde donde como Napoleón preparó su regreso.
Hoy no sabemos si habrá una divergencia en la estrategia de prevención de la Cuarta Ola de la pandemia como consecuencia de la mutación “Omicrón” del virus del Covid 19. Es de suponerse lo contrario, porque quien de seguro jubilosa se sumará al homenaje del medio camino del señor presidente será la señora Claudia Sheimbaun quien ser ha convretido (así le decían al Shá Reza Pahlevi), en la sombra de Dios en la tierra.
Poco veremos ante la mutación. La terquedad no admite devolución ni cambios. Es una y firme en sus determinaciones dogmáticas.
La pandemia es una plaga mundial, pero la estrategia mexicana es un ejemplo para el planeta. Eso cree la propaganda.
–¿Quién lo dice? Lo digo yo y con eso es suficiente.
Tengan para que aprendan, dice la voz de la demostración fallida, cuando lo único por aprender es el récord mundial en personal sanitario muerto o infectado, cuando tenemos difuntos en mayor número que los países más poblados, cuando no hemos terminado con la vacunación universal ni queremos dotar de la medicina a los niños, cuando no tenemos piezas curativas, cuando la realidad nos desmiente a cada paso y nos han mentido con la fabricación de respiradores o la elaboración de vacunas de nuestra propia investigación.
Pero vamos bien, requetebién y una prueba de ello será mañana el Zócalo de la Democracia, repleto hasta las esquinas, jubiloso y agradecido.
El síndrome de Estocolmo en todo su esplendor