El pasado jueves 18 del mes en curso, se presentó en la ecotienda Neblinas, el libro titulado “La Ciudad en Disputa” cuya obra colectiva fue coordinada por Javier de la Torre y Blanca Ramírez y, publicada por la Universidad Autónoma Metropolitana.
Tanto las propuestas del libro, como el diálogo que se estableció durante la presentación, saco a la luz varias de las líneas claves de lo plasmado en el texto, las cuales discurren en: la ciudad no es estática, por lo tanto, está cambiando siempre; la ciudad permanece constantemente en tensión (disputa); y la ciudad actual exhibe nuevas desigualdades.
Efectivamente la ciudad cambia, al ser un producto del ser humano, que paulatinamente se está transformando tanto en su imagen, como territorio, dinámicas y formas de apropiación, se trata del metabolismo urbano. Los autores señalan que la pandemia es un ejemplo claro de que la ciudad cambio, principalmente desde una perspectiva social, de salud y económica.
Ya no será la misma ciudad que conocimos antes de la pandemia.
Pero esta transformación no es espontanea, por el contrario, obedece a causas tanto naturales, pero principalmente socioeconómicas y políticas, que a su vez conlleva a entender cuales son las contradicciones que provocan los cambios y de ahí, comprender justo en que consiste la tensión o conflicto.
La ciudad lejos de ser un espacio armonizado es un espacio tensionado permanentemente, es decir, siempre exhibe puntos divergentes, contrarios, plurales, o tirantes aunque pase por periodos mas o menos tersos, tranquilos, suavizados y hasta cierto punto en armonía, pero son los menos.
El cambio climático es un factor de cambio en la ciudad con respecto a lo que se llama hoy la resiliencia, una ciudad más adaptada a los impactos del cambio climático, pero así también, existen otros factores tanto sociales como la movilidad, la migración o la desigualdad que acarrean tensiones y cambios. Y no se diga de aquellos factores económicos que modifican el patrón de las actividades económicas y la disposición de espacios para tales actividades como puede ser la generación de energías renovables.
¿Pero en donde radica la tensión o disputa de la ciudad? Pues al ser una ciudad plural, de entrada, implica múltiples visiones lo que conlleva a diferentes puntos de vista generando así, puntos contrapuestos. Por otra parte, los distintos intereses económicos son en realidad un punto relevante de tensión, pues lo que conviene a unos a otros no tanto. Y lo mismo ocurre con relación a lo político, como proyecto, pero también al asunto de la gobernanza, o sea, el cómo lograr la participación social real, para ejercer el llamado Derecho a la Ciudad, lo cual nos remite a las diversas formas de participación efectiva (consulta pública, Consejos ciudadanos, Panel Social, Comité de Contraloría social, Testigos sociales, Comités de vigilancia social, observatorios ciudadanos, presupuestación ciudadana, referéndum, asambleas barriales o ejidales etc.), para lo cual, diríamos que también están cambiando
En ese equilibrio entre el ejercicio del poder por parte del gobierno y el ejercicio participativo y democrático por la ciudadanía, depende mucho de la forma de participación que en la actualidad debe gozar de ser: libre, informada, deliberativa, vinculante y transparente.
Cabe señalar que la tensión o mejor dicho el grado de tensión, mucho dependerá de los mecanismos y formas participativas, pues frente a la ausencia o formas arcaicas, un conflicto puede magnificarse, expandirse o multiplicarse.
Finalmente, en cuanto a las nuevas desigualdades, podemos enunciar que la desigualdad ambiental es una de ellas, pues no es lo mismo tener una amplia superficie de áreas verdes que sólo benefician a unas colonias o a habitantes de una localización, o bien, que no cumple con la distancia estandarizada para tener acceso caminando, lo mismo ocurre con la cantidad de árboles, pues estos pueden estar localizados o concentrados en un espacio que sólo beneficia a la minoría, o si se prefiere, esta la cuestión de la concentración de contaminantes atmosféricos en determinadas zonas, por lo regular, colonias populares en donde se asientan complejos industriales o que existe poca vigilancia ambiental.
La desigualdad es concreta, porque unos la padecen y otros no. Es la tensión que se abre desde el micro-sitio, pasando por la zonificación hasta el territorio; la desigualdad ambiental que emerge es producto de la desigualdad económica y social.
En última instancia la Tensión o Disputa por la ciudad se expresa en los planes, programas, políticas públicas, proyectos, iniciativas privadas o sociales, en medios o redes sociales, cada determinado tiempo o cotidianamente, en voz de sus actores o intermediarios, en dinámicas habituales, ceremonias o festejos, en la defensa de un barrio o centro comercial, en sí esta implícita en la vida de una ciudad cambiante.
El reto es encontrar los mecanismos y figuras participativas para abrir el cauce alternativo de una ciudad plural, integral, equitativa y democrática, que destensé, distribuya riqueza y mejore la calidad de vida de todos sus habitantes.
El libro tuvo una segunda presentación en el espacio abierto y público del barrio El Tepe, con un recorrido por sus calles.