Reconozco que cuando analizo los compromisos de la clase política no soy un bien pensante. Algunas de las afirmaciones del Gobernador Mauricio Kuri, me dejaron como la estatua del pensador de Rodin: sentado, eso sí, vestido como pudoroso queretano; con la cabeza recargada en una mano en actitud reflexiva. Así me quedé cuando dijo que haría 130 obras los primeros cien días. Recordé cuando un Presidente de la República informó que había hecho miles de acciones educativas, un periodista investigó y se supo que una acción educativa, era desde construir un aula hasta poner un vidrio en una escuela. Mi sugerencia es que cada obra que realice el gobierno en estos cien días, haga mención de que se trata de una de las 130 prometidas.
Kuri se comprometió a gobernar, dirían los jóvenes, en modo humilde. ¿Cómo se aterrizaría esa virtud en acciones de gobierno? Creo que no solamente en crear, construir e inaugurar. El problema es que los gobernantes de todos los niveles tienen obsesiones adánicas, deben ser los primeros en todo; el romper listones con escenografía y fotos, es todo un delirio. Un gobierno en modo humilde debe estar convencido que no parte de cero, que hay muchas obras las que es necesario simplemente recuperar porque están olvidadas. Gobernar no es solamente estrenar, gobernar es también conservar, remodelar, modernizar.
Una parte importante y estimulante del discurso fue cuando Kuri manifestó que no habrá espacio para la corrupción. Conminó a su equipo para que presenten sus 5 de 5: la declaración patrimonial; fiscal; no conflicto de intereses; carta de antecedentes no penales y un examen antidoping. Después de lo ocurrido con Lozoya, en el que no sé quién nos engañó, si el Presidente o Lord Gertztapo, pero nos hicieron creer que el acusado estaba bajo arresto domiciliario. Nos mintieron miserablemente, salvo que el domicilio de Lozoya también incluya restaurantes de lujo. ¿Qué podría sugerir para que este trascendente compromiso de Kuri no esté contaminado del “sospechosismo”?
Recuerdo una promesa que hizo Francisco Domínguez desde su campaña: la creación de una Contraloría Social. Esta Contraloría integrada por ciudadanos, según prometió: “Podría incluso auditar nuestras auditorías”. En su momento reconocí las bondades de la propuesta y cíclicamente durante su gobierno también le recordé que no la había cumplido, ni la cumplió, diría Don Teofilito.
El Gobernador ha dicho que no puede gobernar solo, que son los ciudadanos los principales protagonistas del destino de Querétaro. ¡A comprobarlo! ¿Cómo? Con un Consejo de Participación Ciudadana, conformado por representantes de los diversos sectores sociales, que puedan sugerir, opinar y monitorear desde la sociedad civil los compromisos de gobierno, no solamente sobre el tema de la corrupción, sino sobre toda la administración. Es el momento político para que la sociedad civil participe en la responsabilidad de gobernar. Un Consejo creado ex profeso será una prueba de que, efectivamente, Kuri quiere gobernar con todos.