Seguramente hay quien seguirá pensando que se trata de un desastre natural, las inundaciones sufridas en varios municipios del estado, sin embargo, es tiempo que sepamos que se trata de los Colapsos. Y por ello me refiero a que cuando los humanos en sociedad y más específicamente los humanos de las urbes, traspasamos ciertos límites y fronteras, generando procesos irreversibles, lo existente irremediablemente Colapsa.
Nuestra sociedad muestra señales alarmantes, como lo hemos visto y vivido con las pasadas inundaciones, relacionadas con al menos tres factores: degradaciones ambientales, cambios climáticos y fallas en la planificación urbana.
El Colapso es a partir del cual una mayoría de la población se ve afectada en su vida, en su patrimonio, en sus ingresos, fuentes de trabajo, en su entorno natural etc. Se trata, en el caso de las inundaciones, del clima y las alteraciones de la biodiversidad, aunadas al proceso magnificente de la urbanización.
La zona metropolitana de Querétaro, Tequisquiapan y San Juan del Río, en muchas décadas atrás, estando insertas en un clima semiárido, no se veía afectado por tormentas, y por ende su infraestructura pluvial era elemental, pero ahora, con lo acelerado del cambio climático y la urbanización creciente, generó riesgos y zonas vulnerables. A pesar de los planes maestros pluviales que se han instrumentado, como se ha visto, no son suficientes frente a eventos hidrometereológicos como las dos pasadas tormentas.
La frecuencia de los eventos es más estrecha, es decir se presentan en periodos más cortos con mucha intensidad. Se nos olvida que hay que adaptarnos y con ello, me refiero a crear más resiliencia, no de discurso, sino real, para no quejarnos después.
Las medidas a tomar, no pueden ser otras que: mejorar los drenes con mayor capacidad; realizar acciones en la parte media y alta de las cuencas con vasos reguladores; no permitir asentamientos o fraccionamientos en las zonas de recarga de los acuíferos; incluir en todas las acciones de gobierno criterios climáticos; realizar previamente estudios hidrológicos por microcuenca basados en análisis de tormentas; sensorizar los drenes para tener alertas tempranas; impedir o limitar la desforestación; señalizar las zonas de alto riesgo para información de la población y; fortalecer la responsabilidad de los tomadores de decisiones en las dependencias municipales y estatales.
Por otra parte, en los ordenamientos ecológicos y planes de desarrollo urbano, se debe señalar las zonas de riesgo y las limitantes para realizar obras que incrementan la vulnerabilidad y riesgo.
Los ciudadanos debemos exigir que no se continue transgrediendo los límites y fronteras que nos conducen al Colapso.