A 30 años de asumir el poder y 24 de dejarlo, el ex gobernador Enrique Burgos García reflexiona -en la víspera de otro cambio de administración estatal- sobre la temporalidad del poder, el ejercicio total del gobernante en turno y la expectativa de buenos tiempos para Querétaro con Mauricio Kuri González. Entrevistado por el periódico PLAZA DE ARMAS sobre las transiciones políticas que ha visto y vivido, desde Juventino Castro Sánchez con quien inició como presidente municipal de San Juan del Río, habla por primera vez del día siguiente del cambio, del frío invierno de los ex y la regla no escrita de retirarse del escenario público, como lo han hecho todos.
Burgos, que dirigió a la entidad de 1991 a 1997, cuenta su experiencia personal al entregarle el poder al panista Ignacio Loyola, pero también de su etapa como secretario particular en el sexenio de Rafael Camacho Guzmán. Comparte con toda sencillez, frente a una taza de café en el restaurante del Hotel Real de Minas, su favorito, los días de gloria del mandato y los difíciles del séptimo año, cuando los ex gobernadores se iban del estado para respetar el espacio del mandatario en funciones.
Él, recuerda, se quedó en Querétaro pero dejó la Casa de Gobierno medio año antes, porque el poder no es eterno, y regresó al domicilio de Carretas con lo único que queda al final: la familia y algunas relaciones personales, porque -advierte- los amigos del gobernador seguirán siendo los amigos del gobernador… en turno.
La política es así y así lo cuenta quien hasta año y medio después de entregar el poder regresó a la vida pública como director nacional del DIF a invitación del presidente Ernesto Zedillo y luego volvió a representar a Querétaro como senador de la República.
DE JUVENTINO A KURI
PLAZA DE ARMAS: Enrique Burgos, ¿has visto muchos cambios de gobierno? ¿Cuál es el primero que recuerdas?
ENRIQUE BURGOS GARCÍA: El de la época de Juventino Castro, en 1967. Éramos estudiantes todavía y las ceremonias se hacían en el Teatro Plaza (NdelaR: hoy Tienda Del Sol), que era una especie de centro cívico alternativo porque ahí eran los informes de los gobernadores.
PDA: El Teatro de la Ciudad.
BURGOS: Efectivamente. Y recuerdo que estábamos en el penúltimo año de la carrera en el antiguo edificio de la Universidad, en 16 de septiembre, el antiguo colegio de jesuitas, el Colegio de San Francisco y San Javier, cuando don Juventino Castro tomó posesión en el Teatro Cine Plaza, así se llamaba. A la conclusión de don Juventino Castro accede el arquitecto Antonio Calzada Urquiza, en 1973, en el mismo lugar. Y él construyó un auditorio…
PDA: Que también se llamó Josefa Ortiz de Domínguez.
BURGOS: Justamente en el mismo lugar en donde hoy se encuentra el actual Josefa Ortiz de Domínguez, en donde fue el relevo entre el arquitecto Calzada y don Rafael Camacho Guzmán en 1979. Posteriormente se derribó ese espacio y se construyó el nuevo auditorio Josefa Ortiz de Domínguez que actualmente conocemos, en donde se hizo el cambio entre don Rafael y el licenciado Palacios en 1985. Después siguió tu servidor en 1991 ahí mismo y yo le entregó al ingeniero Loyola en 1997 en el Teatro de la República, en donde han sido las tomas de posesión desde entonces. Yo creo que más por el simbolismo del Teatro de la República, no porque no sea adecuado el auditorio, lo es, pero el simbolismo del Teatro como escenario de la Constitución de 1916-17. Y para los priistas, adicionalmente, ahí nace el antiguo PNR en 1929. Más aún, con anterioridad, ahí se asienta el jurado que condena a muerte a Maximiliano, Miramón y Mejía. Por cierto fue Platón Sánchez el que presidió aquél jurado. Son tantos los símbolos del antiguo Teatro Iturbide, hoy de la República, comprado por el Senado.
PDA: Tú lo promoviste.
BURGOS: Sí, me tocó eso. Y estuvieron de acuerdo el Senado, la Junta Vergara que era la dueña y el gobierno del estado. El precio fue de un poco más de 100 millones de pesos. Polo Espinosa hizo la escritura. Creo que sí era relevante que el Teatro de la República con los simbolismos y las cargas que hemos comentado -si bien estaba en buenas manos con la Fundación Josefa Vergara- lo mejor es que estuviera en una institución pública del gobierno federal a través de uno de sus poderes y con un convenio en el que, siendo propietario el Senado, se permitiera al gobierno del estado administrarlo. Fue lo mejor. Y lo usara como ahora, este viernes, con la toma de posesión del licenciado Mauricio Kuri.
ESTO NO ES ETERNO
PDA: ¿Entre la toma de posesión y la salida del gobernador, cambia el hombre?
BURGOS: Sí, sin duda hay un cambio que sientes muy personal, muy directamente. Yo sí creo en las experiencias. Sí creo que te van modelando y en cierto sentido te van fortaleciendo. Las buenas y las malas, ¿eh?, pero yo recuerdo que empecé a advertir eso cuando fui presidente municipal de San Juan del Río. Claro, era un lugar pequeño y no tan pegado a la capital. Aquí en la ciudad de Querétaro el gobernador anda todos los días, entra y sale y le dice al alcalde que vio cosas. San Juan del Río estaba más aparte y, digamos, sentías más autoridad. No que no tuviera el peso del gobernador, simplemente estás más lejitos como presidente municipal. Pero cuando terminas, al día siguiente ves que nada, aunque fuera un espacio pequeño, no tienes al policía que te llevaba el parte de novedades. Cambia el escenario.
PDA: El día siguiente.
BURGOS: Y lo viví también, no en lo personal pero concierta cercanía, con el gobierno de don Rafael Camacho. Debo decirte, sin presumir, que tanto la licenciada Alcántara como tu servidor, sí teníamos un conocimiento más cercano a la órbita del gobernador por nuestro trabajo como secretaria de gobierno y secretario particular. Cuando concluye el gobierno de don Rafael Camacho, comienzas por sentir al día siguiente que los escenarios son otros, que los funcionarios son otros, que el espacio es otro, de tal manera que eso te va fortaleciendo para decir: esto no es eterno. Esto empieza y acaba. Y hacer conciencia de que se va a acabar.
y que las cosas cambiarán.
PDA: Lo viviste como gobernador.
BURGOS: Sí. Me toca la oportunidad de gobernar Querétaro (de 1991 a 1997) y yo ya imaginaba lo que ocurriría cuando terminara el gobierno y, de alguna manera, tanto mi familia, mi esposa, mis hijos que estaban muy pequeños todavía y yo mismo me hacía a la mente decir esto va a cambiar. Un tiempo vivimos en la Casa de Gobierno porque había eventos en los que tu casa no te daba. Un desayuno con 15 gentes no cabían en tu casa de Carretas. Pero ya en los últimos seis meses ya habíamos regresado a Carretas y de ahí me iba a Palacio de Gobierno.
PDA: Empezaste a tomar distancia.
EL DÍA SIGUIENTE
BURGOS: Efectivamente, pero ¿sabes dónde se siente más? No solamente porque al día siguiente de que entregaste al poder ya no tienes la línea directa del gobierno federal en donde puedes marcarle a un secretario de estado o le puedes marcar a los municipios o a tus colaboradores, Al día siguiente no tienes ni teléfono rojo, ni choferes, ni policías. Nada. Entonces ¿cambió, verdad? Ya se sabía que iba a cambiar. Pero más se siente cuando llega una persona a los cuatro o cinco días y te dice “oiga tengo un detenido, ayúdeme, fíjese que es mi esposo, injustamente está ahí”. Discúlpeme, no le puedo ayudar. O ese primer mes, llegó a Carretas viniendo de la notaría de San Juan del Río y encuentro un montón de taxis afuera de la casa tuya y los propietarios me dicen “oiga licenciado, cómo le vamos a hacer para renovar nuestras concesiones, a ver cómo nos puede ayudar”. No les puedo ayudar en naaada, vinieron a ver al peor. ¿No se les ocurrió otro mejor? Yo ya salí de gobernador, no puedo hacer nada, es más debo marcar mi distancia, el nuevo gobernador es el ingeniero Loyola. Hablen con él, busquen la manera de llegar con él. Yo no puedo ni debo intervenir, es más ya váyanse porque viendo aquí tanto carro van a decir que estoy de conspirador. Y así me la asé, yendo mucho a San Juan del Río para no estar tanto en la ciudad de Querétaro. Ya un año y medio después recibí la invitación del presidente Ernesto Zedillo para invitarme a la dirección nacional del DIF, un espacio muy grato que me permitía viajar por todo el país para acordar con los directores o las presidentas estatales. La señora Zedillo siempre me apoyó y dio toda su confianza.
PDA: ¿Hay alguna ley no escrita de no intromisión para los exgobernadores?
BURGOS: No, pero en términos prácticos debe respetarse.
PDA: Antes se iban de Querétaro.
BURGOS: Se iban a la Ciudad de México, pero no por razones legales. Por jaloneos. Todos se iban. Bueno, tenían preparado todo en su camioneta y saliendo del teatro se iban a México. De ahí a la carretera, ya ni pasaban a su casa.
PDA: Este 1 de octubre (mañana) se cumplirán 30 años de que tomaste posesión como gobernador. ¿Qué ha cambiado de 1991 al 2021 en Querétaro y en los usos y costumbres de la política?
COMIENZA EL FRÍO
BURGOS: Sí han cambiado muchas cosas. Por una parte el crecimiento poblacional, una sociedad creciente. El Estado tenía un millón 400 mil habitantes, aproximadamente. Yo no me fui a vivir a México. Yo seguí viviendo en Carretas. La relación con el ingeniero Loyola fue respetuosa. Yo no tuve, a pesar de pertenecer a partidos distintos, ninguna razón de queja. Entregué ahora sí que puntualmente las cosas. Se hizo un proceso de entrega con un mes de anticipación. Estuve abierto a cualquier consulta, cualquier comentario, pero me quedé en Querétaro, procurando no estar mucho en la ciudad y como tenía la notaría en San Juan del Río, allá me pasaba el día, ya en las tardes regresaba aquí. Obviamente uno tiene que ser prudente y no asistir a eventos públicos, porque ya no es tu tiempo. Me seguían invitando y me disculpaba, aquí o en otros municipios. Es un ejercicio fuerte, cuesta trabajo. Estás acostumbrado a que tienes el carro afuera, a que descuelgas la línea roja, a que te pasan el parte de novedades o te informan de cualquier cosa importante o llegas a cualquier lugar y te atienden en el acto. Y después ya no. Empieza el frío, como dicen. El frío del invierno. Pero, como te decía al principio de la conversación, yo ya sabía que eso iba a pasar, porque lo viví en otra proporción como presidente municipal en San Juan y lo viví cerca con el gobernador Camacho.
PDA: Y comienza el frío.
BURGOS: Sí y al final tienes que llegar a una conclusión. Sin detrimento de que conserves amigos, pero en estricto rigor ¿con qué sales? Sales con tu familia.
PDA: Es lo que queda al final.
BURGOS: Es lo que te queda al final. No quiere decir que te quedes sin amigos. Los conservas, pero tú mismo tienes que ser prudente.
PDA: Y hay amigos del gobernador.
BURGOS: Muchos.
PDA: Que seguirán siendo amigos del gobernador.
BURGOS: Muchos. Iban al Palacio a ver al gobernador y lo siguen haciendo. Hay que entenderlo.
LOS PIES EN LA TIERRA
PDA: Enrique, ¿algo que harías o no harías en la oportunidad, hipotética, de que ese tiempo pudiera volver? ¿Qué volverías a hacer porque te dejó satisfecho o que no porque el tiempo te demostró que no debiste hacerlo?
BURGOS: Tener los pies en la tierra. Saber que esto termina y termina. Y creo que es una razón para medir el tiempo. Calcular tu tiempo, sin que seas omiso en el conocimiento de expectativas o de posibilidades. No generarte expectativas que pueden cambiar y frecuentemente te distraen. La imaginación te dice “tu siguiente paso es éste” y no. Lo que es, es. Y nada más. Y la otra, el contacto con la gente, la comunicación permanente. Medirle el pulso y la temperatura al estado. ¿Cómo andan en la Sierra, cómo andan en Amealco, cómo andan en San Juan del Río? Eso te lo da el contacto con la gente y la sociedad en sus distintos estratos sí te corresponde si le hablas con claridad y les explicas los alcances y limitaciones para la atención de sus demandas. Un gran programa y no es vivir del pasado fue el de Solidaridad, en donde involucrabas a la sociedad, que participaba con lo que podía y la participación de todos los órdenes de gobierno. Y la gente sentía suya la obra porque aportaba material o mano de obra, lo mismo en una escuelita que en una gran avenida. Lo que sí haría, si estuviera otra vez, es meter más a la sociedad, hablar más con la sociedad, que te sientan que eres de casa. Eso sería lo importante. ¿Qué no haría? ¿Qué faltó? Quizá calibrar más en corto al equipo de gobierno. Y no quiero decir que no sirva o sí sirva, no. Mide a tu equipo, como lo hace un entrenador de futbol que pone un jugador para nivelar el partido o mover a alguno en determinado momento. El calibrar al equipo es fundamental. Y tomar las decisiones objetivas y frías, que no se mezcle el afecto personal con el rendimiento gubernamental. No confundir la amistad con el servicio gubernamental, ni tampoco alejarse de la gente.
PDA: Y ahora te tocará presenciar un nuevo cambio de gobierno.
BURGOS: Un nuevo cambio de gobierno en el que el gobernador Mauricio Kuri, coincido con el licenciado Palacios, no tiene una asignatura con ningún partido político. Y no digo que así deba ser, pero es interesante. No trae un vínculo de origen con ningún partido y su compromiso tendrá que ser con la sociedad en su conjunto, tanto desde el punto de vista práctico, pragmático, como el de una pertenencia ideológica o partidista. Yo creo que eso le dará más espacio y libertad para que sus colaboradores sean los que él estime para ocupar los espacios.
VIENEN BUENOS TIEMPOS
PDA: Su brazo derecho, la secretaria de gobierno Lupita Murguía comenzó contigo.
BURGOS: Lupita Murguía sí, una persona que independientemente de su pertenencia partidista, yo le tengo un gran respeto y siempre he considerado que asume sus responsabilidades y de muy buena manera, con compromiso y abierta a la sociedad.
PDA: ¿Pueden venir buenos tiempos para Querétaro?
BURGOS: Sí, ojalá que así sea, lo digo con todo respeto. Por una razón, Querétaro tiene una gran sociedad y esto lo subrayo y lo destaco. Querétaro tiene una gran sociedad. No puede haber un buen gobierno sino hay una buena sociedad. Y aquí van a coincidir las expectativas. La sociedad queretana es sólida, consistente, educada, formada y vanguardista, que con un gobernador que asimile esa perspectiva, se puede traducir como si fuera silogismo: premisa mayor, buena sociedad; premisa menor, buen gobierno. Conclusión: ¡buenos tiempos!
PDA: Muchas gracias, Enrique.
BURGOS: Gracias a ustedes.