Sí, saldremos nuevamente a las calles queretanas, de punta a punta, Querétaro se vestirá de verde y a un sólo grito sentenciará: que nuestro cuerpo es nuestro; nada más pero nada menos. Todo esto en el marco del Día de acción global por un aborto seguro y legal, es que en pleno siglo XXI continúan existiendo mitos, misterios e infinidad de dudas entorno al aborto, aunado a ello la falta de empatía y el cero cuestionamiento a los privilegios que se tienen, hacen de este un tema tan “polémico”, así entre comillas porque ni siquera debería generar debate.
El movimiento feminista por siglos ha luchado por dos derechos fundamentales, aún no conquistados, como menciona la maestra Nuria Varela: “erradicar la violencia sexual y que los procesos reproductivos sean decididos y controlados exclusivamente por las mujeres”.
Cuando las mujeres salimos a marchar en esta fecha, la sociedad doble moral únicamente fija su atención en la última parte de lo que se reclama, sin atender a la consigna completa: “educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto seguro para no morir”.
Y es que en México la educación sexual es abordada e impartida con bastantes deficiencias y demasiada resistencia por una gran cantidad de padres de familia, a quienes se les hace casi imposible platicar en casa con sus hijas e hijos sobre ello, pero que aún así tampoco desean que se les enseñe dicho contenido. A esto hay que sumarle la postura retrógrada de legisladores, líderes de opinión, grupos sociales y sobre todo religiosos que se oponen completamente a que las y los niños, así como los adolescentes estén informados sobre su sexualidad y el ejercicio responsable de ello, porque piensan que les enseñarán el kamasutra completo.
La educación sexual a temprana edad es de suma importancia y por ello aboga el movimiento feminista, ya que está comprobado que cuando las niñas y niños se apropian de su cuerpo es más fácil que expresen casos de abuso sexual, no olvidemos que nuestro estado ocupa el top 10 en este delito, de ahí la urgente necesidad de exigir: educación sexual para decidir.
Un argumento común que escuchamos de las y los autollamados provida, que mejor dicho son pro parto porque una vez nacidos no les importa mucho la calidad de vida que lleven, es que “antes de pedir aborto deberían de cuidarse”, léase con un tono de voz tipo Elsa Méndez rebatiendo contra nosotras las feministas. Ahora pensemos en la comunidad de la comunidad de La Cercada en Jalpan de Serra o en cualquiera de Pinal de Amoles donde el rezago social es más que inminente, a las mujeres que se embarazan allá ¿también les vamos a decir que se cuiden cuando difícilmente tienen acceso a servicios básicos?, para que las adolescentes tengan disponibilidad a métodos anticonceptivos deben ir acompañadas por un adulto, en la mayoría de los casos de alguno de los padres y tutores, ¿a ellas también les vamos a pedir que se cuiden, cuando en el párrafo anterior ya hablamos del rechazo adultocentrista al tema?.
En lugar de sólo opinar desde sus privilegios, deberían dedicar tiempo a identificarlos y cuestionarse sobre ellos. Nuestra realidad no es la misma que la de las otras, desde sus burbujas no pueden ver las necesidades de las demás. Garantizar el acceso a los anticonceptivos y sobre todo concientizar que los hombres juegan un papel primordial en la prevención de los embarazos es uno de los grandes retos y pilares cuando hablamos de aborto, en este punto también debemos recalcar que . Por ello hoy más que nunca: “anticonceptivos para no abortar”.
La interrupción del embarazo sucede desde que la mujer comenzó a gestar, siempre ha existido, el problema del tema radica en el ¿cómo abortamos? en un hospital privado, atendidas por personal médico capacitado porque nuestra capacidad económica nos lo permite o en la clandestinidad. No hay más opciones.
Los argumentos de los provida siempre versan en cuestiones moralistas y religiosas, que quien no conozca la historia de sus religiones que les crea su discurso. Por la moral se guardan en silencio los peores crímenes sexuales que se comenten en familia, por los dogmas se tolera a instituciones pedófilas que tanto han dañado a las mujeres y las niñas principalmente. Hoy se ha terminado el tiempo de guardar silencio, acostumbrense a ello. A absolutamente a nadie tenemos que rendirle cuentas de nuestro cuerpo, nosotras decidimos qué hacer con él. Abortar es más que un crimen, un acto de amor propio y a la vida. Así que hermana este #28S nos vemos en las calles, para escucharnos, para reconocernos, para compartir los procesos de quienes han abortado, para reafirmar la autonomía de nuestros cuerpos al grito que reza: ni la iglesia, ni el Estado, nosotras decidimos.