HERIBERTO GALINDO
Fui su alumno en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y desde entonces (1969) lo reconocí y lo admiré por su sabiduría y por su brillantez.
Sin lugar a dudas, fue el más sólido y brillante expositor y conferencista que conocí en aquella época en la Universidad Nacional.
Su pasión fue la filosofía, la teoría y la praxis política.
Hombre de gran categoría y elegancia. Su cátedra favorita fue la Historia de las ideas políticas (de Maquiavelo a nuestros días).
Fue un excelente Director de la Facultad a la que le dio brillo y dimensión, en medio de los difíciles rescoldos del movimiento estudiantil de 1968.
Relevó en el cargo a otro gran universitario: Don Pablo González Casanova quien pasó a ocupar la rectoría de nuestra máxima casa de estudios substituyendo al excepcional rector que fue el Ingeniero Javier Barros Sierra; y le entregó la estafeta de Ciencias Políticas al también magnífico catedrático y humanista don Víctor Flores Olea.
Eran los tiempos del nacionalismo revolucionario, en los que se imponía la presencia de personajes de una izquierda razonada y bien formada.
Habiendo sido siempre un hombre muy sólido de la izquierda mexicana, mediante la que formó parte del Movimiento de Liberación Nacional inspirado por el expresidente Lázaro Cárdenas, Enrique González Pedrero más tarde supo insertarse en el PRI en el fragor de la campaña del candidato Luis Echeverría Alvarez, quien en el marco de su línea de “apertura democrática” lo incorporó a su campaña como candidato a Senador de la República, y ya como legislador, en los albores del período echeverrista, fungió como el primer secretario de capacitación política del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional, donde fundó el Instituto de Capacitación Política (ICAP), que fue toda una innovación en el partido otrora dominante, que estaba urgido de un sacudimiento ideológico.
El maestro Enrique González Pedrero prácticamente trasladó el modelo y los programas académicos de la Facultad de Ciencias Políticas al seno del PRI, en ese entonces dirigido por el profesor hidalguense Manuel Sánchez Vite. Se buscaba impulsar la formación de nuevos cuadros políticos, con ideología y cultura avanzadas; y cuando don Jesús Reyes Heroles ocupó la presidencia del CEN del partido tricolor en substitución de Sánchez Vite, el distinguido tabasqueño fue designado su segundo de abordo, como secretario general del Comité Ejecutivo Nacional.
Cuando don Enrique González Pedrero ascendió en el PRI, su posición en la secretaría de capacitación política la ocupó el también distinguido maestro Arturo González Cosío.
Más tarde, González Pedrero dejaría las posiciones partidistas para continuar como legislador en la cámara alta, y al mismo tiempo fungiría como Director del Canal 13 de televisión, propiedad del Estado mexicano.
Hombre de enorme cultura política, fue un gran gobernador de Tabasco, y un excelente Embajador de Mexico en España, lo mismo que un magnífico Director de la Comisión Nacional de Libros de texto gratuito; y del Fondo de Cultura Económica.
Su vocación académica y su afición por la historia lo llevaron a elaborar y a coordinar la edición de varios libros de calidad notable, por su contenido y por el rigor del análisis político y de la historia.
El presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, además de ser su paisano y su alumno en la UNAM, también fue su colaborador en Tabasco como Oficial mayor del gobierno estatal, y también fungió como presidente del Comité Directivo Estatal del PRI.
La segunda ocasión en la que el maestro Enrique González Pedrero fungió como Senador de la República, lo hizo abanderado por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), partido del que se alejó con gran categoría y dignidad.
La UNAM le otorgó el Doctorado Honoris Causa.
Desde que falleció su esposa, Julieta Campos, el maestro Enrique González Pedrero se le vio deprimido y afectado en su intimidad existencial; y hoy se despidió de su patria y de su mundo intelectual y académico.
Descanse en Paz.
Su partida deja un hueco notable por lo avanzado de sus ideas y por la trascendencia de sus contribuciones a la política y a la democracia mexicana.
De su brillante generación forman parte personalidades tan notables como los maestros Guillermo Soberón, Fernando Solana Morales, David Ibarra Muñoz, Horacio Labastida, Porfirio Muñoz Ledo, Cuauhtémoc Cárdenas, Augusto Gómez Villanueva, Arturo González Cosío, Víctor Flores Olea, Jesús Silva Herzog, José Luis Lamadrid, Miguel González Avelar y Javier Wimer, entre otros; la mayor parte ya fallecidos, seguidores de la estirpe del gran ideólogo, historiador, servidor público y estadista mexicano que fue don Jesús Reyes Heroles, aún no superado.
Todos ellos miembros de una gran generación de mexicanos, de la que nos sentimos orgullosos.