Lo pequeño es en ocasiones grandioso y aleccionador, pero sobre todo, expresa la esencia, el valor, lo primordial. Así tenemos que a raíz de la obra pública del Dren pluvial de la Av. Chabacano, sobre el camellón, que es un espacio público, ubicado en la esquina de calle Lima y la Avenida señalada, se inició la creación material del concepto de Fragmento de Biodiversidad Urbana, como parte de la medida de compensación ambiental de manejo de vegetación, autorizada por la Dirección de Ecología del municipio de Corregidora. Y resulta, que por primera vez, tomando como marco de referencia legal a la Ley de Biodiversidad del Estado de Querétaro (única en todo el país), se constituyó un Comité Ciudadano para la Conservación de la Biodiversidad, quien tomó en sus manos la corresponsabilidad de llevar a cabo un proyecto para restaurar la biodiversidad urbana con especies nativas y propias de los ecosistemas naturales locales, lo que a su vez, desencadenó la colaboración de otras instancias como el FIQMA quién aportó parte de las especies a plantar junto con el Vivero del Parque Nacional del Cimatario, la propia UAQ quien también sumó con algunos ejemplares de cactáceas, las recomendaciones del Director del Jardín Botánico regional de Cadereyta (Ing. Emiliano Sánchez), la Procuraduría Ambiental del Estado que tomó nota del Comité Ciudadano para coadyuvar en la vigilancia ambiental, la SEDESU para considerar el proyecto ciudadano como candidato a financiar con el Fondo Ambiental el mantenimiento del Fragmento, y finalmente, la Universidad Politécnica de Santa Rosa Jáuregui, quien llevará a cabo el protocolo para extender el certificado de Biodiversidad, como un sello verde, también considerado en la Ley de Biodiversidad.
Éste ejercicio, encierra en sus entrañas el valor de la participación ciudadana en temas de conservación de la biodiversidad, y al mismo tiempo, el Fragmento Urbano que es la manifestación del espacio temporalizado y a su vez, es el tiempo espacializado, con complejas relaciones hacia el exterior, pero también a su interior, mismas que se ven influenciadas y revalorizadas por su interactuar conectivo al ser parte de la red en su lógica zonal. Es el espacio delimitado y finito del marco de proximidad de convergencia.
El fragmento urbano, es un concepto analítico para comprender las relaciones sociourbanas, y al mismo tiempo, es operacional a guisa normativa, para la planeación del desarrollo urbano bajo la visión de la ecología urbana y al mismo tiempo, es el lugar de interacción social, del espacio vivido, del o los ciudadanos que se relacionan de distintas formas con el fragmento.
El fragmento urbano es la expresión de la desterritorialización del medio físico y también, la territorialización del medio urbano en la perspectiva espacio-tiempo.
Las conexiones y los flujos, que implican las discontinuidades espaciales, ahora pasan a ser más relevantes en los contextos urbanitas como acontece con los fragmentos urbanos. Ya no se trata de inicios y finales fijos, ahora transcurre como entradas y salidas en movimiento.
El fragmento urbano, como espacio temporalizado, presente-futuro, denota o significa un proceso nuevo de territorialización, como construcción de nuevos territorios que sirvan de instrumentos para las nuevas relaciones socioambientales (conservación de la biodiversidad basada en especies nativas) y de apropiación de los espacios públicos en relación con el derecho a la ciudad y el derecho a un ambiente sano.
En el devenir de las ciudades, asistimos a un proceso consecutivo, de orden histórico, pues inicialmente lo que hoy se erige como urbe, en el pasado fueron terrenos silvestres, para pasar después a ser espacios agropecuarios y luego asentamientos humanos, que se acompañaron de infraestructura para los servicios, pero dicho proceso también exhibe multiplicidades en términos espaciales, es decir, hay una simultaneidad entre el espacio habitacional y el espacio público y, éste, con respecto a espacios verdes, y así podemos encontrar una gama de espacios diferenciados pero que coexisten.
Los conceptos evolucionan, no por sí mismos, sino por los cambios de las relaciones sociales, de poder, económicas, ambientales, geográficas e históricas, de ahí que la geografía, el espacio y el territorio hayan sufrido transformaciones de sí y para sí, aumentando la constelación de conceptos tanto analíticos como normativos.
Las urbes hoy en día dada las formas de crecimiento, sus modelos de desarrollo urbano, el crecimiento de la población y sus respectivas modalidades de movimiento, han producido la fragmentación del territorio, al igual que los usos.
Luego entonces, la lógica reticular de los fragmentos urbanos, consiste en proteger y conservar la biodiversidad de especies nativas como medida compensatoria o restaurativa de las especies de flora y fauna nativa. Además, también está implícita la lógica de incrementar los servicios ecosistémicos de la biodiversidad y por supuesto, el aprovechamiento de los beneficios de tales servicios ambientales (captura de CO2, producción de oxigeno, remoción de contaminantes etc.) o tangibles en cuanto hierbas medicinales, frutales u otros usos.
En el pasado reciente, se pensó en que una de las soluciones a este grave problema, era la creación de corredores verdes entre fragmento y fragmento o áreas de vegetación bien conservadas, ya que permitiría el flujo de especies y el libre tránsito de animales de un área a otra, sin embargo, la lógica zonal de territorialización urbana, lo hace casi imposible, de ahí, que una característica de los fragmentos, sea la contigüidad, bajo la cual, se puede construir una matriz de fragmentos en el espacio urbano, en tanto que red, su propiedad es la expansión. De esta forma asistimos al abordaje del concepto de proximidad, con lo que se logrará potencializar el carácter integrador/articulador y de contigüidad espacial, dándole mayor amplitud al ordenamiento territorial ecológico en las urbes, que ahora tendrán que contemplar los fragmentos urbanos como una categoría más, de protección. Así mismo, ello implicará la modificación de políticas en cuanto al manejo de vegetación, que sirvió para una etapa, donde se privilegió el enfoque cuantitativo, y compensatorio, y ahora de lo que se trata es de un enfoque cualitativo y restaurativo, es decir, que el centro de la operación es el restablecimiento de la biodiversidad con base en especies nativas a partir de la lógica de fragmento-red.
De esta magnitud es lo que encierra el Fragmento de Biodiversidad urbana, a pesar que su dimensión espacial no rebasa los 200 metros cuadrados.