A pesar de los amagos y baladronadas de Ignacio Mier (da miedo), el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), se estrelló contra la pared y la legalidad: no logró el agandalle de la presidencia en la Junta de Coordinación Política de San Lázaro.
La rotación de esa dirigencia ( llamada por los analfabetos, “Rotatividad”, palabra inexistente en nuestro idioma), ha quedado garantizada, aunque intenten otra vez otra vez el “agandalle” en el último año de la legislatura paritaria y diversa; es decir, en el punto más alto de la carrera por la sucesión presidencial.
En estas condiciones a los “morenos”, se les ha acabado el día de campo, lo cual puede ser un preludio del clima por venir.
Si la cámara saliente se caracterizó por la sumisión al Ejecutivo y sus caprichos legislativos, si su orgullo fue no tocarle ni una coma a las iniciativas del Palacio Nacional para hacer ley de todas las contrarreformas y ocurrencias del presidente (como sus antecesores hicieron cuando nadie pregonaba una distinción de orgullo al grito de ya no es lo mismo), ahora todo les va a costar más trabajo. O por lo menos más esfuerzo.
La alianza electoral del PAN, PRI y el PRD, convertida en alianza legislativa (si no llegan desde Insurgentes y Héroes Ferrocarrileros los vientos de la traición, como parece ser un riesgo, de los Alisios, sino de los “Alitos”), les va a sacar canas verdes, les va a poner piedras en el camino y les va a poner cuesta arriba la solución de sus desatinos.
Como sabemos, los coordinadores parlamentarios del PAN, PRI y PRD, le dieron la presidencia de la Jucopo a
Rubén Moreira, del PRI, durante el primer año de la legislatura a comenzar; el siguiente año le corresponderá a Jorge Romero (PAN).
Romero, cuyos pecados con el fugitivo Toledo parecen haber quedado sepultados en el olvido, hizo notar cómo si fue realidad pasar de una coalición electoral a una leguislativa, en la cual “ si bien como se ha dicho cada uno de los grupos parlamentarios tendrá su propia agenda, también existirá una defensa por temas de coyuntura nacional.
“Es momento oportuno (El economista) de reconocer de manera cabal que al arranque de esta legislatura, por parte de lo demás grupos, particularmente de Morena, existió el buen juicio, el sentido común de que se respetara la ley, particularmente en la determinación de cómo habrá de componerse y funcionar los órganos de gobierno”,
Si bien hubo una reversa en los caprichos con los cuales Ignacio Mier daba sombrerazos y gritos, eso no se debió (como dice Romero con diplomacia) al “buen juicio” de Morena. Simplemente no pudieron: “Va por México” se comportó como le convendría hacerlo durante toda la naciente legislatura: como un bloque opositor firme, monolítico, sólido.
Ahora deberán hacer lo mismo cuando se discuta la distribución de las comisiones y se debata el presupuesto.
Simplemente deberán asumirse como oposición; no como órgano de colaboración coyuntural. La supervivencia de las oposiciones ( y su vigencia, y sus posibilidades de expansión y triunfo), consiste en la intransigencia absoluta, como Morena se los hizo en los primeros tres años.
Ellos tampoco deben moverles ni una coma a sus dictámenes,
Y en algún momento cantar en coro: tenga, para que aprenda, cómo les hicieron a ellos cuando se llevaban el santo y la limosna al grito de es un honor estar con el Obrador.
“Luis Espinosa Cházaro (PRD) declaró que las decisiones alcanzadas por los grupos parlamentarios en San Lázaro son de celebrarse y evidencian que la coalición Va por México es de largo alcance, por lo que, dijo “cuenten con el PRD para caminar juntos durante los próximos tres años…
“…lo ocurrido en los días pasados fue apegado a las mejores prácticas parlamentarias y habla que durante esta legislatura el nivel de debate, de la confrontación y de las ideas, será distinto”.