Si la Conquista hubiera sido un genocidio el mestizaje no se habría dado; y mestizos somos casi el cien por ciento de la población
Diana Baillères
Es preocupante que, como en tiempos antiguos, antes de la Conquista, cada vez que se elegía un nuevo tlatoani, el que tomaba posesión, traía sus propios tlacuilos, aquellos jóvenes que se preparaban para escribir en códices, la historia, de acuerdo con los deseos del nuevo líder. La historia se reescribía cada y cuando. El poder de los vencedores tiene esa facultad. En el siglo pasado, cuando a los gobernantes panistas les llegó su turno, también dejaron su impronta en la renovación de los nombres de avenidas y calles en las que impusieron los nombres de sus fundadores u hombres ilustres de su partido y en muchos casos, el nombre de algún papa, contraviniendo la laicidad que esta república tiene consagrada en su Constitución Política, poniendo de manifiesto su filiación a credos que tuvieron una historia de conflictos con el Estado mexicano en el siglo XIX y todavía en la segunda década del XX.
Ahora, con una débil argumentación e ignorancia real y profunda, tratan de cambiar el nombre a hechos que lejanos en el tiempo, es imposible retrotraer a la actualidad, ¿a toro pasado? a menos que, por un desorden psíquico, la sociedad mexicana pretenda vivir en el pasado. Nuestra historia, tiene múltiples versiones, afortunadamente. La libertad de prensa de que hemos gozado en los últimos doscientos años ha permitido a múltiples historiadores con sus propias ideas y recursos, investigar y publicar sus resultados. Los libros que más se publican y venden en México son de Historia.
Nuestros orígenes en la llamada Mesoamérica se han actualizado al paso de nuevos descubrimientos arqueológicos como sucede en otros contextos; lo que se pretende ahora llamar Resistencia no es más que el capricho producto de la ignorancia; la Resistencia encabezada por el tlatoani Cuauhtémoc terminó y se sometió a Cortés el 13 de agosto de 1521, vencida por el sitio de más de dos meses a la ciudad; por Resistencia puede interpretarse la supervivencia de usos y costumbres de muchos pueblos originarios, de tradiciones y rituales cuya práctica está viva, pero no un movimiento social o político organizado como fue el de los seguidores de Cuauhtémoc en 1521.
Si la Conquista hubiera sido un genocidio el mestizaje no se habría dado; y mestizos somos casi el cien por ciento de la población. El genocidio es sinónimo de exterminio y lo que hoy es una realidad, es la amplia diversidad cultural de México que se encuentra en todos los rincones del territorio; vociferar que el genocidio nos quitó todo, es mostrar el colmo de la ignorancia pues entonces qué es el consumo de maíz y tortillas y toda la gastronomía que se practica cotidianamente, que proviene de la raíz indígena, por no hablar de los más de 60 idiomas que han sobrevivido y se practican abierta y libremente. Ejemplos genocidas hay en muchos otros países no en el nuestro. Si el genocidio existe en México entonces que se enjuicie a los regímenes sociales y políticos que sólo han explotado nuestra raíz para ostentarla presuntuosamente en el mundo entero.
La riqueza cultural de México tiene en su haber los ingredientes de la cultura española que por sí misma, ya era rica por influencia de los árabes y los muchos pueblos que habían transitado por sus tierras: los fenicios, los romanos, los judíos y todos los que navegaban por las aguas del Mediterráneo y tocaban sus puertos. El astrolabio, la pólvora, las riendas y estribo de los caballos, la rueda y la imprenta, apenas conocida en el siglo en que arribaron a México, formaban parte de las muchas cosas que España traería consigo, como el ganado bovino, porcino, equino, los frutos cítricos, muchas plantas que se adaptaron, técnicas vitivinícolas, instrumentos musicales y manualidades que se enseñaron a los naturales y devinieron la riqueza artesanal de México.
El otro elemento, ingrediente de nuestra cultura, es la gran biodiversidad de estas tierras, los rituales y tradiciones de las comunidades indígenas que se han conservado hasta hoy o se han mezclado con las costumbres españolas; como el catolicismo mexicano único en el mundo porque se practica combinado con los rituales del calendario agrícola mesoamericano que los campesinos conocen por tradición oral. Todo lo que refiero, ha sobrevivido 500 años, porque se permitió durante los tres siglos que España ocupó la administración de su imperio.
Pocos o nadie refiere que Hernán Cortés, que no era ningún bandolero, pertenecía a una familia de hidalgos, -hijos de algo- que había servido a la Corona en la Reconquista como refieren los historiadores sobre la Toma de Granada a manos de los Reyes Isabel y Fernando, en 1492, evento en que habría participado Martín Cortés el Viejo, abuelo del Conquistador. Cortés asistió muy joven a la Universidad de Salamanca donde habría obtenido algún conocimiento del derecho y del latín, materias que le servirían en su estancia en las islas del Caribe, primero como escribano y administrador del Quinto Real, luego como alcalde de Santiago.
Cortés pudo haberse emancipado contra la Corona pero se mantuvo fiel; pudo haber creado un imperio para sí mismo con lo que tenía frente a sí durante los casi dos años en el centro del imperio mexica; también tenía entre sus coterráneos en la Conquista muchos envidiosos que deseaban arrebatarle la posibilidad de llevarse el crédito del sometimiento de aquel imperio. Tuvo en el primer virrey de la Nueva España, Antonio de Mendoza a su abierto enemigo, razón por la que fue a explorar el norte hasta el descubrimiento de las Californias y el Mar de Cortés. Las intrigas de sus enemigos le hicieron ir a la capital imperial en busca de una protección y nombramientos que nunca obtuvo porque el propio Carlos I envidiaba su fortuna en haber sometido al imperio mexica y en la batalla de Argel, perdió contra los otomanos por omitir instrucciones del capitán Cortés, más experimentado en tantas batallas.
Cierto. América completa se sometió a una expoliación de sus recursos naturales, no sólo de los metales como el oro y la plata. Esa era la lógica del capitalismo naciente y seguimos en su lógica. Todos se atreven a cuestionar ese proceso pero vivimos bajo las ventajas que este sistema ha desarrollado hasta ahora, en el que México se encuentra inmerso y ocupa el 14vo lugar en la economía mundial, pero los indígenas viven aún peor de lo que vivieron en la Colonia. Entonces eran protegidos por sus patrones o encomenderos. Hoy su pobreza y marginación no ha sido resuelta; sin embargo no se han resistido a ser rehenes de todos los regímenes políticos porque así ha convenido a su interés; se les ha utilizado como mano de obra barata y, social y culturalmente se les ha considerado como inferiores.
Si hacemos cuentas de los daños, esos están escondidos en algunos pasajes de la historia del liberalismo del siglo XIX, periodo en que las afectaciones a las propiedades de la Iglesia Católica también tocaron las tierras comunales de los indígenas. Fue en ese periodo en el que se gestó la miseria económica que persigue a las etnias que fueron quedándose al margen de todo. Los indígenas que lograron sobresalir son casos aislados como Juárez, Altamirano, Ramírez, Miramón y Díaz en los que las circunstancias también fueron un factor que determinó su rol en la historia.
Pese a la adecuación de nuevas palabras o conceptos nadie puede borrar lo que el tiempo ha hecho con su impronta en la historia; resulta ridículo el deseo de cambiar el significado de la historia, cuando la realidad grita la verdad dondequiera. Cortés lloró dolorosamente con rabia, su derrota bajo un ahuehuete cuenta más la leyenda que la historia; una derrota que los mexicas pagaron con sangre, sudor y lágrimas en el sitio que les impuso. Una revisión de los hechos nos lleva a comprender que la Conquista fue la parte menos dolorosa del nacimiento de México, después vendrían: los autos de fe, el trabajo esclavizado, el levantamiento de un muro entre las dos culturas, la lejanía con que comenzamos a mirarnos desde entonces, nos condenó a una orfandad, como escribió Santiago Ramírez en, El mexicano. Psicología de sus motivaciones, estado que no tenemos por qué seguir lamentando. Reconciliar nuestros orígenes nos hará seres maduros, política y socialmente, actitud indispensable en estos tiempos. Leamos la realidad, no nos dejemos llevar por las palabras! ni genocidio, ni resistencia, ni héroes, ni villanos, simplemente humanos, ¡déjenlos descansar en paz!