Nuestra Plaza de Armas está cerrada -Con todo y la emblemática estatua de El Marqués- desde hace meses supuestamente por protocolos relacionados con la pandemia, pero resulta extraño que no aplique la misma medida con otros espacios de igual o mayor tamaño, como el Jardín Zenea o el Jardín Guerrero, lo que sugiere un criterio político para inhibir el posible ambulantaje o las manifestaciones y protestas en contra de la administración estatal saliente, sobre todo cuando se aproximan las fechas patrias y aquí fue el epicentro de la conspiración de la Independencia. ¡Cuánto miedo!