¡Sí!, al principio nos invitaban a tocar en la Plaza de Toros Santa María, pero íbamos por parte de gobierno. Lo hacíamos como parte de nuestro trabajo. No cobrábamos y nos daba mucho coraje por lo que nos gritaba el público “¡Músicos trompas de hule! ¡Toquen! ¡Desquiten la paga!”, me enojaba mucho
SERGIO A. VENEGAS A
FERNANDO VENEGAS R.
A sus casi 82 años el músico y actor Aurelio Olvera Montaño, fundador de la Estudiantina de la UAQ y de los Cómicos de la Legua, ex director de Bellas Artes y ex presidente del Patronato de las Fiestas de la Navidad -un clásico de la queretanidad- convoca a los antiguos y nuevos queretanos a mantener las tradiciones culturales y cuidar la ciudad y sus emblemas, como la Plaza de Toros Santa María, a la que considera intocable y en la que actuó tantas tardes al frente de la Banda de Música del Estado.
En su opinión, cuando un lugar es emblemático y va de acuerdo con la historia de Querétaro, debe prevalecer, porque independientemente de que haya mucha gente a la que no le gusta lo de los toros, no deja de ser una cultura que tiene varios siglos y por algo se dio.
“La Plaza Santa María es para mí un emblema de Querétaro, un punto de referencia y creo que se le puede dar algún giro para utilizarla para otro tipo de eventos, pero no tirarla ni destruirla y seguir fomentando la fiesta”. En ella amenizó Yeyo las memorables corridas de Paco Camino y Manolo Martínez, aguantando al exigente público que exigía tocar a los músicos trompas de hule para desquitar un supuesto sueldo nunca pagado por el empresario Nicolás González Jáuregui.
“¡Borrachotes!” les gritaron una ocasión que Manolo les envió cervezas para agradecer el corrido de Monterrey.
Con todo disfrutaba intensamente esas presentaciones, tanto como los conciertos en el quiosco del Jardín Zenea o en cualquier placita de pueblo. Eso cuenta Aurelio Olvera, uno de nuestros personajes más reconocibles, al recibir a los reporteros de PLAZA DE ARMAS en la casa de Francisco Fagoaga número 5, justo donde nació el 25 de septiembre de 1939, para hablar de su rica trayectoria y recordar a los contemporáneos que se le adelantaron, como Hugo Gutiérrez Vega y Paco Rabell o discípulos queridos como Andrés Garrido del Toral, cuya prematura muerte lo ha dejado muy triste.
Hijo de Alberto Olvera Uribe, originario de Escolásticas y de María de la Luz Montaño, vecina de San Luis de la Paz, inició su aprendizaje musical con el padre Cirilo Conejo en el Conservatorio J. Guadalupe Velázquez hasta convertirse en maestro de muchas generaciones, haber recibido la medalla Félix Osores y tener el privilegio de actuar frente al Papa Juan Pablo II, a quien cantó su composición “Peregrino de la Paz”.
Lo evoca emocionado en esta entrevista de aniversario en la que llama la “última etapa de su vida” quien en junio de 2017 fue dado por muerto en las redes y en la radio confundiéndolo con su amigo el carpintero Aurelio Cárdenas Reséndiz.
Soltero empedernido, Aurelio Olvera se declara eterno amante de la ciudad, pero en realidad está casado con la música y, según el desaparecido Cronista de Querétaro dejó vestida y alborotada a una novia en Granada, España. Y habría que creerlo porque Andrés Garrido no solamente era su biógrafo sino el promotor de que se impusiera su nombre a la casa cultural de la UAQ en el número 29 de las calles de Independencia apenas el 24 de junio pasado y a una escuela de La Cañada.
Lo cuenta con modestia el querido maestro junto a su piano, en la cómoda sala -”en este cuarto nací”- rodeado de reconocimientos y fotografías, mientras su hermana nos ofrece café y galletas.
Va de cuento.
LA VOCACIÓN MUSICAL
PLAZA DE ARMAS: Ha sido toda una vida muy rica y productiva la tuya. Lo mismo en la música que en dando clases y en la banda. en todo lo que has hecho Yeyo…
AURELIO OLVERA: Fíjate que sí. La verdad estoy muy agradecido con mis padres. Fueron los que nos encauzaron a mí y a mis hermanos en la escuela del Padre Cornejo, hoy Conservatorio J. Guadalupe Velázquez. Ellos nos encauzaron para seguir la música. Tanto mi hermano mayor que aún vive, fue músico; el Maestro Luis que en paz descanse, también fue músico; un servidor igual, pero los demás hermanos, que fuimos seis, estudiamos música y sobre todo la música sacra. Pero también la académica clásica en donde pudimos estudiar piano, órgano, composición, canto gregoriano y varias especialidades que tuvimos. Fuimos seis hermanos.
PDA: Siempre ¿Sentiste que esa fue tu vocación? o ¿hubo otra que pudiste haber desarrollado?
AURELIO OLVERA: ¡Sí!, en un principio sentí que me gustaba mucho la música, pero mis compañeros que tenía yo en la preparatoria, todos iban a seguir en la universidad. Entonces dije, yo voy a hacer una carrera universitaria y entré a la UAQ. Pero ya en el segundo año de Derecho, me salí porque me absorbió la música. Había concluido una parte importante de la formación musical y el maestro Eduardo Loarca nos encauzó a muchos de los que íbamos adelantados. Él daba clases en el conservatorio. A varios de los que éramos más jóvenes, nos encauzó como maestros en escuelas secundarias, normales, primarias y se formó un buen grupo de maestros de música. La mayor parte se han ido perdiendo pero sigue habiendo maestros. Fue así como me pidió que fuera a la Escuela Secundaria Número 1. Ahí empezamos a distraernos en la música como maestros. Ya después entré a la UAQ y lo combinaba con las clases que daba. Luego me invitaron en 1959 los Cómicos de la Legua. Casi desde que iniciaron estuve con ellos, con Hugo Gutiérrez Vega al que recuerdo con gran afecto, igual que a todos los primeros rectores, fueron grandes personajes en Querétaro. Cuando la educación universitaria se daba gracias a la buena disposición y generosidad de sus maestros, porque iban por cariño a la Universidad. Casi nadie cobraba. Tardé poco para que me invitaran a dirigir la Estudiantina. Fue en 1963 cuando me invita Juan Servín a que me haga cargo. Le dije que no era el género musical que manejo. La Mayor parte, música clásica, religiosa, coral. Me ayudaron entre todos. Hizo la convocatoria Juan Servín y sí, hubo mucha respuesta para que se integraran algunos compañeros que habían estudiado música en el Conservatorio. En Bellas Artes de la Universidad, había un maestro que venía de México: Cesar Quirarte y daba clases de violín. De ahí salieron tres violinistas; Miguel Ángel Epardo, Alejandro Espinoza y Carlos Campillo. También, después, Santiago Servín que primero tocaba violín y luego lo puse en la mandolina. Fue un instrumento que adoptamos nosotros en la Estudiantina. En lugar de la bandurria que son las que usan en España. Ahí empezó esa aventura estimulante y gratificante para nosotros.
PDA: ¿Hay algo que hubieras querido hacer y que no hiciste por alguna razón?
AURELIO OLVERA: No, pues todo se me fue dando en forma providencial. Fui director de Bellas Artes. Me invitaron en 1971 como director de la banda Juventino Castro y de ahí seguirían todos los gobernadores que me invitaron a seguir colaborando con ellos, hasta el actual que es Pancho Domínguez. He estado muy a gusto con todos. He sentido el apoyo para darle a la banda una atención que merece y que está siempre en camino de poder ser una buena banda sinfónica. Ahorita lo vamos logrando poco a poco.
LA SANTA MARÍA, INTOCABLE
PDA: Y lo mismo en el Zenea que en las plazas de toros ¿Lo has disfrutado lo de los toros?
AURELIO OLVERA: ¡Sí!, al principio nos invitaban a tocar en la Plaza de Toros Santa María, pero íbamos por parte de gobierno. Lo hacíamos como parte de nuestro trabajo. No cobrábamos y nos daba mucho coraje por lo que nos gritaba el público “¡Músicos trompas de hule! ¡Toquen! ¡Desquiten la paga!”, me enojaba mucho. Hasta que con la confianza que le tuve a Nicolás González chico, le pedí una gratificación para los músicos y pues ya se les empezó a dar una gratificación. Pude tocarle a los toreros más importantes; Paco Camino y Manolo Martínez son a los que más recuerdo…
PDA: ¿ Qué piensas de lo que dicen ahora?, de que pueden tirar la Plaza…
AURELIO OLVERA: Siento que cuando un lugar emblemático que va de acuerdo con la historia de Querétaro, deben ser intocables. Deben prevalecer, independientemente de que hay mucha gente que no le gusta lo de los toros, no deja de ser una cultura que tiene varios siglos y por algo se dio. Aquí surgió con muy buena disposición tanto de don Nicolás González, el padre quien la promovió, luego el hijo y el Nieto, creo yo que merece que continúe. La Plaza de Toros Santa María es para mí un emblema de Querétaro, un punto de referencia y creo que se le puede dar algún giro para utilizarla para otro tipo de eventos, pero no tirarla ni destruirla y seguir fomentando la fiesta.
CANTARLE A JUAN PABLO II
PLAZA DE ARMAS. La visita a Juan Pablo II.
AURELIO OLVERA: En 2003 y 2004. Y después la Estudiantina fue con Benedicto y también con Francisco. Yo ya no fui. Pero esa ida al Vaticano también quedó muy dentro de nuestro recuerdo nuestro corazón. Y de la Banda del Estado lo que más aprecio es el contacto, el llegar con nuestra música al pueblo y, en especial, a los jóvenes. Los conciertos didácticos que dirigía mi hermano el maestro Luis Olvera; era una delicia estar con este grupo en las escuelas llevándoles nuestro mensaje, hacerlos bailar, cantar, tocar algún instrumento. Inolvidable esa etapa. Aún lo estoy viviendo, junto con esas tertulias que eran antes los jueves y los domingos; luego solamente los domingos y actualmente estamos en pandemia, pero ojalá pronto reanudemos esta tradición tan queretana de las serenatas dominicales con la Banda de Música en ese emblemático y hermosísimo quiosco del Jardín Zenea que en 2007 cumplió su primer centenario. Antes había otro, porque la Banda empieza sus conciertos desde fines del siglo XIX.
PDA: También fuiste actor de cine.
AURELIO OLVERA: Participó la Estudiantina. En la película El hombre de la mandolina. Pero con los Cómicos de la Legua fue otra etapa hermosa: Malcolm contra los eunucos y Guillermo Tell tiene los ojos tristes, son dos obras importantes pero el repertorio clásico de los Cómicos es el de los entremeses cervantes.
PDA: Memorable la Farsa y Justicia del Corregidor.
AURELIO OLVERA: Yo hice el cazador muchos años. El primer corregidor era Paco Rabell y el secretario Nacho Frías, inolvidable. Con Cómicos fue también una etapa hermosísima de lo que debe ser la entrega de un universitario en lo que es la extensión cultural, más que en el servicio social. Es decir, cuando el universitario aporta su tiempo generosamente para hacer una labor en bien de su alma mater es puro humanismo.
RECTORES DE LA UAQ
PDA: ¿Recuerdas alguna anécdota con los primeros de ese tiempo, con los primeros rectores?
AURELIO OLVERA: Sí, cuando el licenciado Fernando Díaz Ramírez nos escuchó que íbamos a debutar con la Estudiantina en un baile de coronación de la reina universitaria, que era el más esperado de los queretanos. Iban a coronar a Elba I en 1963. La Universidad, nos dijo, no tiene para comprarles los uniformes; con trabajos he conseguido estas capas españolas… Y nos entregó dos capas, cuando pensamos nos iba a conseguir para todo el grupo. El coro del Conservatorio acaba de estrenar unas capas y fui con el maestro Eduardo Loarca Castillo a pedirle que nos las prestara. Ya después con lo que íbamos obteniendo de las entradas y con las regalías de los discos comprábamos vestuario, instrumentos y hacíamos las giras. Otra etapa muy agradable y de gran apoyo fue con el licenciado José Guadalupe Ramírez Álvarez, gran universitario que junto con el gobernador Juventino Castro realizaron para la juventud ese Centro Universitario que sigue creciendo actualmente con la rectora Teresa García Gasca que la lleva con paso firme.
PDA: Tú Querétaro ha cambiado, Aurelio.
AURELIO OLVERA: Mucho. A nosotros nos tocó disfrutar el Querétaro de antaño en nuestro barrio querido de Santa Rosa, barrio emblemático porque de aquí salieron muchos políticos como el licenciado Enrique Burgos García, los licenciados Ortiz Arana y Chucho Rodríguez. En este cuarto nací. Ha cambiado mucho Querétaro. Todavía recordamos cuando íbamos a La Mariposa, centro de reuniones consentido de todos los queretanos y en especial de los jóvenes en la esquina de 16 de septiembre y Juárez.
PDA: Acaba de cumplir 490 años la ciudad de Querétaro. ¿Qué desearías tú, que le dirías a los queretanos sobre su futuro?
AURELIO OLVERA: A los queretanos de nacimiento les pediría que mantengamos nuestro espíritu firme en nuestras tradiciones culturales, porque la cultura, la historia de esta ciudad es grande y debe mantenerse. El hecho de que la ciudad haya crecido mucho para desarrollarse en el aspecto económico, industrial y comercial es válido, pero lo importante para todos los que han venido a vivir a Querétaro sientan el cariño de esta ciudad que los acoge con los brazos abiertos y hay que corresponderle cuidándola y siendo buenos ciudadanos.
PDA: ¿Algo que desees agregar?
AURELIO OLVERA: Felicitar a PLAZA DE ARMAS en su aniversario. Considero que ha hecho una labor muy importante en el aspecto analítico y propositivo. Deseamos que los medios sean el conducto que nos ayude a buscar un justo equilibrio en la sociedad. Y a mis amigos de la Estudiantina y la banda, un agradecimiento muy profundo pero también ofrecerles disculpas por todo lo que pude ofenderles o lastimarles con mi carácter que era un poquito áspero en determinados momentos en que mis grandes amigos me sacaban de quicio. Les pido perdón para sentirme tranquilo en esta última etapa de mi vida.
PDA: Muchas gracias a ti.