La unión Europa, como hoy la conocemos, ha sido un proceso largo de construcción. De 1945 a la fecha, comenzó con algunos acuerdos sobre la comunidad del carbón y el acero hasta llegar a una moneda común: el EURO. Pero su desarrollo ha sido muy complejo: acuerdos sobre el medio ambiente, la libre circulación de personas, servicios…Un mercado común. Pero todo respondió a las necesidades de la región, una Europa pacífica y próspera. Ideales inimitables de algún modo. Intentar parecérsele es un despropósito, por no decir una pretensión ridícula. Pues bien, en una reunión celebrada recientemente en el castillo de Chapultepec con cancilleres latinoamericanos, el presidente López habló de disolver la OEA, ese órgano “lacayuno” y sustituirlo por otro “independiente”, algo así como la unión Europa.
La ignorancia campeó en un discurso que la sra. Sheinbaum, otra ignorante, aplaudió como “histórico”, mientras Marcelito Ebrard calló, en vergonzoso silencio, cómplice de la aberración. Hago caso omiso de la ofensa a los cancilleres ‘lacayunos’. ¿Una unión latinoamericana? ¿Cuál sería su soporte? Ninguno. Una ocurrencia más. ¿Se reirán de nosotros? No lo dudo. Imagino la carcajada de Joe Biden, quien se estará preguntando: ¿quién es ese cacique aldeano que pretende, atrevido, cambiar las reglas del juego? Una farsa como la ‘consulta’ para enjuiciar a los expresidentes. Tan sencillo que hubiera sido: si han cometido algún delito no prescrito, denunciarlo ante la Fiscalía. Y ‘colorín colorado’ como se dice coloquialmente. Una farsa costosa para el erario público y completamente inútil. Cierto, una distracción más, pero desde el punto de vista técnico-jurídico, absolutamente inviable. ¿Cuántos caerán en esa trampa? A caso millones de los babeantes seguidores de López quien, por otra parte, él se rehúsa a enjuiciarlos. ¡Y con razón! Nada hay que enjuiciar. ¿Otra vez el pasado? No sería mejor que el presidente López se ocupe de gobernar bien, aunque sería como ‘pedirle peras al olmo’.
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Llueva, truene o relampaguee, insiste López; Los escolares volverán a las clases presenciales a fines de agosto. Los contagios le tienen sin cuidado. Pues más difuntos es lo que menos le importa. ¿No le bastan los mil 600 niños fallecidos por la incompetencia de quienes tenían que comprar los medicamentos oncológicos? ¿Quiere más? Saludos al genocida.