El ludismo señala un momento en la historia del movimiento obrero durante la revolución industrial en las primeras décadas del siglo XIX. La aparición de las máquinas y el automatismo fue la ruina para los artesanos de la industria textil principalmente. Indignados por el desplazamiento, los afectados destruyeron las máquinas. En cierto modo tenían razón. El desempleo les cayó como un balde de agua fría. El rechazo era legítimo, pero inevitable. Era un dictado incontenible histórico del progreso burgués. No habría marcha atrás.
Traigo esto a colación, porque en su último informe de la Dra. María Elena Álvarez Buylla, bióloga egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México, propuso al presidente López un plan de desarrollo de la ‘ciencia mexicana’ con aires de un falso nacionalismo, en concordancia con la visión presidencial de su anhelo de autosuficiencia, tal si viviéramos en un mundo autárquico. Como si ella hubiera aprendido la biología como una ciencia surgida en las comarcas de su delirante patriotismo. Bien sabe esa señora que la ciencia no tiene nada que ver con la enemistad odiosa contra el neoliberalismo.
Pero lacaya como es, se trataba solo de halagar a su jefe que dio luz verde a los despropósitos de la bióloga, quien, por otra parte, se prestó al juego de las corrupciones, otorgándole al fiscal Gertz Manero en el SIN III, a despecho de las críticas que, amén de los pobres méritos del Fiscal, han salido a la luz los plagios de ese sinvergüenza. Sobre todo en su estudio de Guillermo Prieto. Pues que otro Guillermo, Sheridan, esta vez ha reproducido párrafos enteros en el premiado, tuvo a bien plagiar un texto que lo pone en evidencia. De suerte que el señor Alejandro Gertz Manero, amén de carecer de méritos, resulta un descarado plagiario. Pero, en fin, si la directora del CONACYT, así administra su encomienda, allá ella con sus engaños. Como si no viviéramos en la era del Internet en la cual tropiezos como el del señor Fiscal, no pudieran ser detectadas fácilmente.
“Ciencia Mexicana” ¿cuál? Otra mentira más. Otra complicidad con el ‘poderoso’, otra trampa de la ineptitud. Pobre México en manos de tanto farsante, de tanto corrupto que no se reconoce como tal. Mi consuelo de siempre. “Nada es perecedero”. La ludista también. Nada aceptará que venga del extranjero. Somos soberanos. Aunque nos ahoguemos en nuestra soberanía.