Para quienes seguimos de cerca a la fiesta de los toros de una manera pro-activa, la desaparición de la Plaza de Toros como edificio emblemático resulta muy agresivo y difícil de aceptar en todos sus términos
Lic. Miguel Alcocer Herrera
Motivación.- Una juiciosa parte de las personas conserva un justo respeto a las tradiciones y aprecia su alto decoro, siempre que tenga fundamento, mientras que el resto de la sociedad, que ostenta indiferencia y quizá desprecio hacia las viejas formas de vida tampoco queda del todo inmune a la seducción del esplendor, y se esfuerza en crear nuevas formas de aristocracia, algunas dignas de estima, otras basadas sobre vanidades y frivolidades preocupadas solamente en apropiarse de los elementos decadentes de las antiguas instituciones.
El dueño puede vender.
Ciertamente desde el punto de vista estrictamente jurídico, la plaza al ser un bien cuya titularidad en propiedad corresponde a una familia en particular, puede ser vendida, así de claro. Es cierto también que una cosa es la libre disposición de un bien inmueble y otro, que el proyecto a desarrollarse tendrá que sujetarse a una serie de órdenes de leyes que resultan aplicables al caso concreto como lo son: normatividad de giro, uso de suelo, permiso para derribo, etc.
Para todos es sabido que en una ciudad como la nuestra donde la aparición de bellos y emblemáticos edificios resulta muy fructífera por su número y categoría, existen algunos que resultan intocables y no por ello dejan de ser sujetos de comercialización. En este sentido la dualidad dueño-finalidad no tiene porque estar necesariamente presente y ligada. V. gr: La Casa de la Marquesa será “per Semper” la misma, no se podrá alterar su arquitectura, independientemente de que su dueño cambie año con año. En otras ocasiones esa ligazón aludida resulta menester y justifica su razón de ser porque al objeto le acompaña una vocación y un sello citadino insalvable, V. gr: Las legendarias piletas de agua que se encuentran en las calles del centro histórico. Cuando los excesos paliativos de disposición comercial no toman en cuenta el valor histórico, cultural y de símbolo de una ciudad como la nuestra, puede suceder que el suelo donde presumíamos el juico que trajo el fusilamiento de un emperador y la creación de una constitución se haya vendido (Teatro de la República), sin que el dueño originario ni el nuevo adquirente hayan sabido a ciencia cierta donde quedó lo verdaderamente insalvable, se dispuso de un activo Queretano, quebranto silencioso.
Declaratoria de la fiesta Brava como Patrimonio Cultural Inmaterial en Querétaro.
El congreso del Estado de Querétaro, declaró bajo el cumplimiento de los canales legales correspondientes a la fiesta brava como “patrimonio artístico y cultural de Querétaro”. Habrá pues corridas de toros en Querétaro, pese a quien le pese, por otro rato más. Los festejos taurinos de talla internacional no se dan en la Plaza Santa María desde mucho antes de la pandemia. La fiesta se encuentra inmersa en una crisis de la que no están alejadas muchas otras actividades, hay crisis en los cines, en los estadios de futbol, en los lienzos charros, etc. y ello no quiere decir que morirán, solo están como las plantas de la vid, en espacio de silencio y de sueño, seguramente renacerán.
Símbolo inequívoco de identidad de la ciudad de Querétaro.
Para quienes seguimos de cerca a la fiesta de los toros de una manera pro-activa: acudiendo regularmente a todos los festejos taurinos que se celebran, participando en la elaboración de Reglamentos Municipales para regular los festejos taurinos, dirigiendo y sufragando en su totalidad escuelas taurinas destinadas a alumnos que quisieron ser figuras del toreo y hoy lo son, es decir con auténticos resultados, criando toros bravos, participando como juez en la celebración de corridas de toros, como jurado en festejos de concurso de ganaderías, la desaparición de la Plaza de Toros como edificio emblemático resulta muy agresivo y difícil de aceptar en todos sus términos.
Creo que aún hace falta que se escuchen voces y argumentos axiológicos que justifiquen los festejos taurinos en ese específico lugar, hoy convertido en símbolo de identidad queretana. Desde su inicio el acrecentamiento en prestigio y popularidad de la Plaza Santa María se debe indiscutiblemente a Don Nicolás González Jáuregui, más sin embargo y no menos cierto es que ese valor adicional también lo han contribuido los aficionados, empresarios, médicos, ganaderos, toreros, subalternos, y demás personal sin el cual la Plaza nunca hubiera llegado a tener el valor que ahora se reclama, ese grano adicional lo apoquinó este excepcional grupo de personas y familias que entregaron un pedazo grande de su vida para que esta simbología queretana se convierta en una auténtica realidad.
En este sentido, el agraviado con una acción tendiente a su destrucción no es un “ente ajeno” a su histórica leyenda viviente. Personajes de talla internacional en la política, en las letras y sobre todo en el arte de la Tauromaquia (“El Viti”, Arruza, “El Cordobes”, Camino, Ojeda, Gabriel España, El Capea, Curro Romero, Manzanares Padre, José Tomas, Talavante, El Juli, Del Olivar, Miguelin, Leal, Manolo Martínez, Curro Rivera, Cavazos, Jorge Gutiérrez, El Rey David, El Pana, Payo, etc) han dejado no solo un excelentísimo recuerdo de una hazaña o de un momento en particular, sino de toda una gesta histórica rellena de espacios y momentos que no pueden ni deben pasar inadvertidos para esta sociedad y que desde luego le incorporaron un valor adicional.
Querétaro, entre muchas otras cosas más se convirtió en referente internacional gracias a la Santa María. Durante muchos años se habló de nosotros en España, Francia, Portugal, Venezuela, Perú, Colombia, Ecuador y todo ello en referencia exclusiva a la celebración de sus corridas de toros, a ese reconocimiento sin fronteras solo llegan algunos escenarios.
Un quejido del viento.
Cuando Don Nico concibió la Santa María, generó un espacio de arte para la fiesta de los toros y el arte que se comparte se aleja de su creador para convertirse en patrimonio ajeno, …te imaginé de momento para alimentar mi sed de inmortalidad y dejé que te fueras despacio como se pierde un pañuelo en el rio. Nunca el espíritu será dueño de aquello que se antoja propio, es por esencia ajeno a todo principio de pertenencia. Quizá la Plaza como pedazo de hormigón se esfume, pero nunca su barrera desaparecerá de un corazón que no se cansó de latir….¡Quise hacer de la Santa María la Catedral del toreo!.
Aspectos de relevancia que deberían considerarse a fin de incorporar a dicho inmueble una declaratoria de patrimonio cultural y arquitectónico por parte de las autoridades competentes.
Tomando en consideración todos los puntos anteriores, nuestras autoridades deberían escuchar a todas las voces inmersas en este asunto, no reducirse al punto de vista “comercial” y profano que necesariamente conlleva a justificar toda acción de venta con el argumento de la modernidad, esta última no tiene razón si no es comparada con otro tiempo y si no dejan que la historia que también tiene venas y sangre viva, siga junto a nosotros. La desconsideración de modos, formas y antiguos procedimientos en todos los órdenes y por el contrario la creación de otros nuevos, requiere de una adecuada reflexión.
Cuantos terrenos hay en esta ciudad para abrir un hipermercado, todos los que se quieran, cientos y cuantos espacios quedan para salvar a la Santa Maria?…..UNO. Si como resalto en todo este texto, vender la Plaza Santa María es un proyecto y no una realidad, entonces hay que involucrarse más, no en silencio, apoyar nuevos proyectos dentro de ella como marco, nuevas ideas de generación de dividendos, corresponsabilizar a toda una sociedad que se encuentra cada vez más pobre en identidad, que sus dueños no se sientan agredidos por los aficionados sino abrazados por una auténtica movilización urbana histórica.