Por una #SociedadHorizontal
Abel Murrieta Gutiérrez, candidato del partido Movimiento Ciudadano (MC) a la alcaldía de Cajeme, y abogado de la familia LeBaron en el caso de la masacre ocurrida en Bavispe y ex director de Seguridad Pública en ese lugar, fue asesinado mientras repartía propaganda electoral en el centro de la cabecera de este municipio. El ataque contra Murrieta Gutierrez ocurrió a plena luz del día, alrededor de las 17 horas. A lo largo de su campaña, el también ex procurador estatal siempre enfatizó la idea de poner orden en Cajeme; enfrentar al narcotráfico y hacerlo en serio.
Como ha ocurrido desde hace más de una década, estos hechos generaron un sin fin de reclamos desde las filas de los partidos políticos, declaraciones de consternación por parte de las autoridades, entrevistas y conteos en los medios sobre la violencia política. Nuevamente, el luto que cubre por unos cuantos días a la nación, termina en el olvido rápidamente. Tal pareciera que vivimos en un eterno retorno que deja al desnudo la fragilidad del Estado, de las instituciones, de la sociedad y de la vida. Tres partidos han estado en el poder federal, el PAN, el PRI y ahora Morena. Nada ha cambiado, la violencia solo se ha incrementado. El asesinato de Abel Murrieta nos recuerda de una cruda forma lo dicho por el general estadounidense Glen VanHerk, “el crimen organizado controla entre el 30 y 35 por ciento del territorio mexicano”.
A decir de Integralia en su reciente reporte sobre Violencia Política en México, “buena parte de los incidentes los llevan a cabo miembros del crimen organizado que buscan coludir o controlar a gobiernos locales para control de mercados ilícitos (huachicoleo, tráfico de drogas, extorsión, etc)”. Según la actualización al mes de mayo del 2021 del Indicador de Violencia Política en México, el saldo de hechos delictivos contra políticos y candidatos es de 83 de ellos que han perdido la vida en atentados (32 eran aspirantes). De los 32 aspirantes y candidatos asesinados, 27 competían por puestos municipales (21 por alcaldías y 6 por regidurías), de los cuales el 89% eran opositores a los alcaldes de los municipios en los que competían.
El mismo reporte de Integralia destaca que “un alto porcentaje de los incidentes se ha registrado en municipios de menos de 100 mil habitantes, alejados de los centros urbanos y con poca presencia de fuerzas federales”. Las seis entidades en las que se ha registrado el mayor número de ataques son Veracruz, Jalisco, Oaxaca, Guerrero, Quintana Roo y Guanajuato. Los partidos que han sufrido el mayor número de bajas son: Morena (20%), PRI (15%), PAN (12%), PRD (9%).
El asesinato de Abel vuelve a dejar en claro que nadie esta a salvo o exento del clima de violencia y terror que se vive en amplias regiones del país, con poco más de 35 mil muertes violentas en 2020 y tan solo en marzo del 2021 -el mes mas violento de lo que va del año- con 2,944. La muerte de este honorable mexicano en Cajeme, también evidencia que la estrategia de seguridad para “lograr la paz” emprendida por López Obrador a través de la Guardia Nacional tiene profundas y graves carencias.
En este espacio hemos enfatizado la necesidad de que se fortalezcan las policías municipales y estatales. Mejorar las capacidades locales, permitirá involucrar y coordinar de mejor manera todos los elementos materiales y humanos que ayuden a combatir la inseguridad y disminuir la violencia. Al mismo tiempo, posibilitará el surgimiento de nuevas dinámicas de acercamiento entre autoridades y ciudadanos.
Es indispensable repensar la forma en que estamos atendiendo este problema. El crimen continúa su avance de sangre y terror. La #SociedadHorizontal puede involucrar nuevas soluciones donde el uso de la tecnología, la mejor información, comunicación y organización con que cuentan los vecinas y vecinos en lo local, pueda brindar soluciones preventivas, de inteligencia y coordinación de autoridades con la población.