Doctora. Carmen Martínez Diez
Finalmente, todas las propuestas de los candidatos a las gubernaturas o cualquier puesto público tienen íntima relación con la salud de todos los ciudadanos. Tener o no movilidad, vialidades, empleo, salario mínimo, pensiones, acceso a la recreación, a la educación, a la atención médica. Absolutamente todo afecta o beneficia a la salud emocional o física.
Un país con 75.2 por ciento de la población con problemas de peso. 39.1 por ciento sobrepeso y 36.1 obesidad según comenta la Sociedad Mexicana de la Obesidad en México. Indudablemente es un problema grave. Es una pandemia que impacta brutalmente a la economía nacional, tanto a el Estado, la sociedad, a la familia y la vida personal. Ante un precario salario mínimo de 147.1 pesos y pensiones deterioradas en su poder adquisitivo ante el incesante incremento de precios de todo y un grave déficit de instituciones de salud que tengan una real cobertura para los ciudadanos, no palabrerías demagógicas que ofenden a toda dignidad de cualquier mexicano.
El sobrepeso y la obesidad son por sí mismas enfermedades y, además, propician la aparición e incremento de otros padecimientos cada vez más frecuentes como diabetes, la hipertensión, enfermedades cardiovasculares, todo tipo de enfermedades degenerativas, bajas defensas ante las enfermedades infecciosas. Hasta aquí, estema del dominio público.
El IMSS hace un llamado a los padres para cuidar la nutrición adecuada de los niños con el ejemplo. ¡Vaya paradoja! Justamente para disminuir el consumo de exceso de grasas, sal, carbohidratos, azúcares, substancias nocivas en productos alimenticios es que ahora se obliga a la industria de la alimentación a etiquetar sus productos señalando su contenido. Tal es así que podemos ver en las tiendas una cantidad inmensa de cuadritos que dicen: exceso de sal, exceso de grasa, exceso de azúcares, exceso de carbohidratos.
¿Es esto suficiente? Porque uno se pregunta ¿ por qué todas las autoridades de este país directa o indirectamente involucradas con la industria de la alimentación, permiten que sigan produciendo estos alimentos? Ahora nos andamos enterando que el chocolate no es chocolate, el pollo no es pollo, los jugos de frutas solo tienen un 1 por ciento de jugo y el resto es azúcar y agua, las carnes de todo tipo tienen hormonas, están contaminadas con plaguicidas o conservadores. No hay, junto a ésos productos la opción de comprar los que sean sanos. Simplemente no existen, uno que otros le ponen: bajo en grasa y bajo en sodio sin señalar la cantidad que se debe consumir normalmente y la que contiene el producto a la mano. Cuando usted lo consume pareciera que está abriendo un salero.
En fin, las opciones de productos orgánicos ¡Hágame el favor! Que es como se producían antes de la invasión industrial avalada además por las grandes potencias mundiales, son muy pocas, pero, ante todo, cuestan tres o cuatro veces más. Justo en un México que se está enfrentando a una severa crisis económica y se avisora un negro panorama.
No, no es un tema para médicos. Es un tema que deben dominar a la perfección todos los candidatos, todos los políticos y los médicos. Se está cometiendo un crimen masivo con los alimentos que se permite vender, sin control, sin clausuras, sin comprometerse. Esto le cuesta mucho al Estado por incremento de enfermedades, disminución de la calidad de vida. Justo cuando la pandemia del COVID causa tantos problemas, cuando escasean las vacunas, cuando los medicamentos han disparado su precio y acceso.
Ahora que van a volver a debatir, justo en las entrevistas periodísticas, antes de votar, pregúntenles. Qué expliquen qué medidas concretas y veraces se van a llevar a cabo para tener una forma de gobernar multifactorial en donde toda propuesta tiene que ver con la salud y enfermedad de los mexicanos.