Estamos viviendo el proceso electoral más grande la historia de nuestro país, un proceso que en lo local se vislumbra sin precedente alguno, estas elecciones serán más que competidas por esta misma razón ya hemos comenzado a observar a diversos liderazgos políticos que literalmente están haciendo de todo para conquistar la voluntad del electorado.
Ha arrancado oficialmente la carrera por la gubernatura del estado así como la lucha por conquistar los curules en San Lázaro, todo este proceso se vive enmedio de un ambiente lleno de incertidumbre, combate, la pandemia, hay muchos intereses en juego y por si fuera poco: el futuro del estado en la mesa. ¿Cuál será la campaña ganadora? es sencillo de descifrar, será aquella que tenga la mejor estrategia, nada más pero nada menos. Es muy cierta la frase de Daniel Esquivel cuando menciona que “Una campaña electoral sin estrategia, o con la estrategia equivocada, es una derrota segura. Por bueno que sea el candidato. Por bueno que sea su partido. Por malo que sea el adversario. Pero la derrota es segura si falla la estrategia”.
El problema es que pocos políticos se toman en serio que la política es un arte y una ciencia, son contados los candidatos y candidatas que se dejan asesorar por profesionistas de las campañas y por ello vemos a la gran mayoría haciendo las cosas igual que siempre, tercos con perpetuar las prácticas de antaño, reciclando discursos vacíos con palabras rimbombantes que solo demuestran lo ajenos que están de la realidad social o peor aún vemos desfilar en estos días de campaña a muchos que ni siquiera se toman el tiempo para practicar sus mensajes y al más estilo “sammy” tratan de conquistar al electorado con propuestas basadas en ocurrencias.
Los tiempos cambian, nos obligan a adaptarnos o morir en el intento, lo mismo pasa en la política, el ciudadano está cada vez más informado de lo que sucede a su alrededor, atrás han quedado los tiempos en donde la sola marca de un partido garantizaba una u otra cosa, este proceso es de perfiles de candidatos no de partidos que no se nos olvide, nadie puede decir a estas alturas que el PAN, PRI, MORENA etc, postula a personas fieles a sus documentos básicos, en Guerrero por ejemplo un violador está a punto de ser gobernador por un partido que se había declarado feminista y defensor de las mujeres.
Justo es en este proceso de adaptación es dónde las estrategias de campañas pueden salvar de la derrota final a las y los candidatos, pero el diseño de la estrategia no es cosa sencilla debe existir un análisis previo de la arena política en la que se va a competir, así como de las y los adversarios, aclarando que: estrategia no es sinónimo de guerra sucia.
Desde este espacio exhorto a las y los candidatos a dignificar a la política, a construir sus estrategias basadas en las propuestas reales, medibles, a tiempo y siempre construidas de la mano de la ciudadanía.
En estas elecciones seguramente observaremos en las redes la guerra sucia en contra de equis o ye partido, sin embargo como ciudadanía debemos comprender que la decisión que tomemos deber estar basada en el análisis de las propuestas, de la preparación de los perfiles que acompañan a las y los candidatos, el debate debe estar no en la vida privada de los aspirantes sino en la validez o viabilidad de los argumentos, más que normalizar la guerra sucia hay que fortalecer el diálogo para que permita llegar a puntos en común buscando siempre la mejor alternativa para la dignificar el quehacer gubernamental.
No faltará quien insista en recurrir a la denostación, al simulacro, a la hipocresía y a la polarización, esa que hace que se dañe el tejido social, pero estoy segura que muchos más optaremos por construir por medio de las palabras y las acciones.