Nuestro futbol, por más malo que sea, siempre nos da material para comentar, para analizar, para reírnos o enojarnos, para sentir vergüenza, o incluso, todo eso en conjunto. En las últimas semanas, en nuestro rocambolesco balompié, ha habido, como siempre, un poco de todo: arbitrajes infames, partidos insulsos, un par de golazos, errores infantiles, Tigres y su participación dignísima en el Mundial de Clubes, que si nos querían representar, que si solo se representan a ellos mismos, que si de manera irresponsable permiten el acceso al público en un estadio, etcétera, etcétera; en fin… mucho ruido y casi todo sin significado…
Y entre todo ese bullicio sin sentido, me encontré con una bonita y sencilla acción del Club Querétaro, en la cual dos de sus actuales referentes visitan, con las medidas de protección pertinentes, un hospital de niños enfermos de cáncer. El 15 de febrero es el día internacional de la lucha contra el cáncer infantil, y ese día, el capitán del cuadro gallo, Gil Alcalá y el mediocampista Fernando Madrigal, visitaron el Hospital Infantil Teletón de Oncología en Querétaro. Visita en la cual, los jugadores se presentaron ante los niños e incluso por video llamada pudieron convivir con ellos por algunos momentos. Un detalle sencillo, sí, pero que habla bien de una institución y sobre todo, una acción que deja mucho en esos niños.
El deporte en general nos ha regalado imágenes imborrables en situaciones similares, hablando específicamente del futbol y por poner algunos ejemplos, en Holanda, en un partido entre el Feyenoord y el Ado Den Haag, justo en la grada debajo de la afición visitante, se encontraba un gran número de niños enfermos que iban del Hospital Infantil Sofía para apoyar al Feyenoord. Corría el minuto doce, y el partido se vio gratamente interrumpido debido a una lluvia de peluches lanzados por los simpatizantes del Den Haag como señal de apoyo a los pequeños que luchan por su salud. Una lluvia blanda, una emotiva acción que genero un sinfín de aplausos en todo el mundo y que hizo que los niños se fueran con una enorme sonrisa por el noble gesto que trascendió todo tipo de rivalidad. Y es que si el futbol no sirve para hacer felices a los niños, entonces, ¿para qué sirve?
Los niños de antes y ahora, en su fantasía e imaginación, le otorgan cualidades extraordinarias a objetos comunes, por ejemplo, de niños, nosotros nos sentíamos mas rápidos con los tenis nuevos; y basado en eso, hace un tiempo, la increíble revista española de futbol: Panenka, decidido poner su granito de arena y tuvo la iniciativa de convertir camisetas de fútbol de los jugadores más conocidos y admirados, en batas de hospital con la finalidad de hacer la vida de los pequeños más fácil, demostrando que, aunque la enfermedad es un rival complicado, se le puede vencer. Ese bonito proyecto surgió de la idea que cuando los niños se ponen la camiseta de su equipo de fútbol preferido sucede algo mágico, de pronto se transforman y se convierten en el jugador, en el héroe que más admiran, y eso les da fuerza para seguir adelante. Nos debe quedar claro que los niños son las verdaderas joyas de nuestra sociedad y que debemos cuidarlos como tal.
La visita de los jugadores les transmite a los niños enfermos una energía que les sirve de manera inspiracional y paliativa de manera increíble. En el video de la visita de los jugadores del cuadro queretano, a pesar de traer cubre bocas, se puede percibir la sonrisa de los niños, y la sonrisa de los niños es invaluable, ellos son la sonrisa del cielo. Felicidades Gallos Blancos por esta iniciativa.
La vida es un interminable partido de futbol, y con detalles como estos, ya vamos ganando ese partido. Club Querétaro, su visita les dice a los niños que este partido lo vamos a ganar.
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