La reciente intervención de Mario Delgado, filtrada por algún integrante del grupo directivo, para frenar los impulsos belicosos de algunos grupos radicales de Morena en Querétaro hay que tomarlos como una llamada de atención sobre una de las virtudes de un movimiento político-social como es el caso de Morena. Las campañas requieren unidad de propósitos, todo los que no se toma en este sentido, dispersa los esfuerzos del objetivo principal que es triunfar en un proceso electoral muy competido.
Es claro que la designación de Celia Maya a la candidatura para la gubernatura del estado no le gustó a algunos grupos que ya tenían definidas sus expectativas hacia alguno de los presuntos candidatos. Pero una vez cumplido el trámite de registro, no se puede luchar contra la unidad. La exigencia de Mario Delgado es para ver más allá de los intereses particulares y dejar los intereses personales o de grupo, de facción, a un lado para fortalecer a quien representará a Morena en la campaña constitucional.
¿De dónde viene la fuerza de Morena? De la diversidad, pero esa virtud (virtus=fuerza), no se debe desperdiciar en luchas internas. Está claro que la belicosidad de algunos dirigentes es para obtener posiciones y candidaturas, pero de nada sirve ganar posiciones y perder elecciones, el proyecto de Morena es mucho más que eso. Poseer músculo al interior del movimiento no significa competitividad en la contienda real.
Excluir a un candidato, Celia o Arturo Maximiliano, que conoce y promueve los principios ideológicos de la izquierda, de la socialdemocracia, sería un error grave de la dirigencia. La política es también, y fundamentalmente, una relación de obligación, de disciplina, el debate interno queda en lo interno, hacia afuera debe haber disciplina. La esencia de lo político se centra ante todo para algunos, junto a la existencia del enemigo ante el que actuar, en la cuestión del poder o el mando: Cualquier política implica necesariamente el hecho de mandar y el de obedecer, mando y obediencia hacen que exista la política.
Hace poco más de un siglo (1918), Lenin escribió “Acerca del infantilismo “izquierdista” y del espíritu pequeñoburgués”, escrito que es muy recomendable para todo aquél que se hace pasar como militante de la izquierda. En primer lugar, Lenin consideraba criminal negarse a aprovechar el resquicio democrático (por mínimo que fuera) de las elecciones a la Duma. Jamás se le hubiera ocurrido al dirigente de la Revolución rusa participar en las elecciones con candidatos débiles. Por el contrario, dio batalla contra estas tendencias izquierdistas y los bolcheviques lograron varios representantes en la Duma.
En las actuales circunstancias de Querétaro, Arturo Maximiliano no es un radical, es un conciliador, su discurso no divide, convoca. Es respetuoso y reconoce el trabajo de los fundadores de Morena, pero a la vez es atractivo para todos los disidentes del PAN. El margen de cuatro o cinco puntos que señalan las encuestas, marca un empate técnico con el principal contendiente del PAN. El porcentaje de indecisos, el voto switcher es el que definirá la elección, no la radicalización y la belicosidad. Bien decía Lenin: “Es útil y necesario examinar los razonamientos de los “comunistas de izquierda”, porque son peculiares del momento que vivimos; explican con inusitada precisión, en su aspecto negativo, la “clave” de este momento y son aleccionadores, pues se trata de los mejores hombres que no comprenden el momento y que tanto por sus conocimientos como por su fidelidad están muy por encima de los representantes ordinarios del mismo error: los eseristas de izquierda”. No hay argumentos, no hay análisis, ni planeación estratégica, sólo músculo, pero no para usarlo contra el contrincante, sino contra el propio cuerpo de Morena. La izquierda radical trabaja en sentido contrario de los intereses del movimiento que busca el cambio.
El gobierno de Pancho Domínguez le teme a Arturo Maximiliano y buscará por todos los medios descarrilar su candidatura, la izquierda no puede apoyar esta estrategia perversa del poder, con infantilismos de izquierda, como acertadamente señalaba Lenin. Como en la película “El bulto”, cuando el dirigente del movimiento del 68 despierta después de su larga amnesia, al ver a las nuevas generaciones se sorprende de que no hubiesen leído a Lenin. Autor muy recomendable para la actual dirigencia de Morena. Tratar de tumbar candidatos competitivos de Morena es hacer el juego a la derecha.