En 2024, el partido del Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), MORENA, tendrá que designar al candidato que lo suceda. El candidato ideal debe contar con experiencia y capacidad para gobernar y ser digno heredero del movimiento que AMLO creó en 2011. En este momento, sólo hay tres políticos con el peso y la cercanía a López Obrador para ganar la nominación: la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, el Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, y el líder del Senado, Ricardo Monreal.
Sheinbaum, Ebrard y Monreal caminan en un delicado balance entre hacer un trabajo efectivo que les permita construir una historia propia sin abrir flancos al Presidente y promover la Cuarta Transformación para mantenerse cerca del ánimo de AMLO.
Claudia Sheinbaum tiene una gran exposición por ser responsable de la zona metropolitana más importante de México. Aunque sólo gobierna la Ciudad de México, con casi 9 millones de personas, el impacto de sus decisiones lo resienten otros 5 millones de habitantes de municipios colindantes como Naucalpan, Atizapán, Ecatepec, Huixquilucan, Cuautitlán, Texcoco, Tecamac, o Nezahualcóyotl. Su situación no es fácil. Su margen de maniobra es limitado. Para demostrar que es una líder eficaz y resolver los problemas de la CDMX es posible que tenga que tomar decisiones que la confronten con el gobierno federal. Salirse del script presidencial puede ser interpretado como una ruptura y sus adversarios lo aprovecharán para alejarla de AMLO como ha ocurrido en el manejo de la pandemia.
El Canciller Marcelo Ebrard está en una posición que le permite escoger sus batallas. Aunque no coincida con algunas decisiones presidenciales, tiene una gran libertad en el manejo de la política exterior. Con sus iniciativas, también ha sido muy hábil proyectar al Presidente como estadista mundial ofreciéndole iniciativas por las que le da crédito. El Canciller no deja de repetir “como el señor Presidente nos instruyó…”, “siguiendo las instrucciones del señor Presidente…” De esta forma, López Obrador es quien concibe cómo negociar las vacunas, repatriar al General Cienfuegos o presentar acciones al G20 o la ONU. Con la exposición que tiene en las conferencias matutinas del Presidente como portador de buenas noticias, la figura del Canciller crece. Se deja cortejar por empresarios que lo buscan para que influya en políticas del gobierno pero descarta aquello que lo confronte con el Presidente, como los temas de política energética.
Ricardo Monreal mantiene un bajo perfil. Aunque no puede generar la misma cobertura en medios que Ebrard y Sheinbaum, goza de gran libertad para trabajar en la construcción de alianzas. Para muchos es el hombre sensato dentro de la 4T. Se deja cortejar por la industria y los grupos de interés. Los empresarios acuden a él para parar o modificar legislación que los afecta y que el gobierno, o él mismo, promueve. Tiene la fortuna de no contar con el control del Senado; si algo le interesa aprobar una ley, construye alianzas, si desea pararla, argumenta que carece de los votos necesarios. Al fin y al cabo, es un representante popular. Como líder del Senado, semillero de gobernadores, Monreal construye relaciones con quienes, ya gobernando estados en 2024, serán valiosos aliados.
Desde su trinchera, los tres precandidatos tejen su historia hacia el 2024. Sheinbaum, cercana al corazón de AMLO, es la carta del voto femenino y de la continuidad del proyecto presidencial. No obstante, es la más expuesta al desgaste natural del ejercicio del gobierno en los años difíciles que le faltan. Ebrard es el ejecutor y solucionador de problemas de su jefe. Entra y sale de escena con astucia y se cuida de no revelar sus propios proyectos para dejar siempre a AMLO el papel estelar. Monreal, tras bambalinas, es el promotor de las leyes que harán permanente la transformación que el Presidente desea, pero se mantiene como un interlocutor valioso para todo tipo de grupos de la sociedad.
Cerca de AMLO y calculando cada paso hacia el 2024, Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal, se deslizan con la habilidad de un funámbulo sobre una cuerda que sostiene, desde un extremo, el Presidente López Obrador.
Director de OCA Reputación
@aocaranza