Por: Poplab.mx
Celaya, Guanajuato.- Los familiares de Juan Manuel Orozco Parra y Jorge Alan Reyes Nieves, los jóvenes cuñados que desaparecieron el domingo de la semana pasada en Celaya y fueron encontrados asesinados en la madrugada en esa ciudad, han tenido que afrontar las pérdidas de esas vidas en circunstancias brutales y no aclaradas todavía por la Fiscalía General del Estado.
Peor aún, han transitado por un proceso negligente, versiones encontradas y el trato indigno hacia ellos y a los restos de los dos muchachos, que casi 3 días después de su muerte -hasta la noche del miércoles- no habían sido aún entregados a sus deudos (situación que ocurrió horas más tarde).
El gobierno de Guanajuato ha mostrado su peor cara a estas familias, según la denuncia narrada por algunos de estos familiares.
Éstos describieron cómo funcionarios de la propia Fiscalía general, de la Comisión Estatal de Búsqueda y de la Secretaría de Gobierno incurrieron desde el primer momento en diversos actos que obstaculizaron la búsqueda, identificación y entrega de los restos de Juan Manuel y Jorge Alan para ser despedidos y sepultados en Querétaro.
Así, la búsqueda de ambos llevó a sus familias a un tortuoso peregrinar desde su natal Querétaro a Celaya para presentar la denuncia por la desaparición de los jóvenes y posteriormente identificar sus cuerpos en el Servicio Forense; luego a San Miguel de Allende, a donde les dijeron que habían trasladado los restos.
Finalmente terminaron por ser enviados a una funeraria en Dolores Hidalgo, porque -les dijeron- fue en esa ciudad donde pudieron encontrar un servicio para preparar los restos, y como el gobierno estatal “sólo podría pagar el traslado dentro del estado”, la familia debió hacerse cargo del traslado final a Querétaro.
Allá los esperaban desde la tarde del miércoles amigos y otros familiares, a quienes se había anunciado que estarían para esos momentos.
El velorio comenzó con su ausencia.
Mientras tanto, la comunidad estudiantil del Instituto Tecnológico Nacional en Querétaro, de la que ambos formaban parte como alumnos de Arquitectura, se sumó a la exigencia de justicia para sus compañeros asesinados.
Este fue el mensaje retomado en las redes del ITNQ:
“El Comité ejecutivo de la sociedad de alumnos y la comunidad estudiantil del Tecnológico Nacional de México campus Querétaro lamentamos profundamente el sensible fallecimiento de los alumnos Juan Manuel Orozco Parra y Jorge Alan Reyes Nieves, quienes cursaban la carrera de Arquitectura en esta institución.
Ofrecemos solidaridad a la familia, un abrazo fraterno, paz y consuelo.
¡La comunidad universitaria alza la voz exigiendo justicia!”.
El plantel Celaya del mismo Instituto Tecnológico Nacional ha visto perder de la misma manera a varios de sus integrantes, estudiantes de diversas carreras, que en el último año y medio murieron víctimas de ataques en restaurantes o bares; en negocios donde trabajaban o en tiroteos en la vía pública cuyas balas los alcanzaron impunemente.
Uno de ellos fue Diego Becerra Becerra, estudiante de Ingeniería Química y vicepresidente de la asociación estudiantil de esa carrera en el Tecnológico Nacional de Celaya, quien murió asesinado a principios de junio del 2020 en un ataque armado al taller de hojalatería y servicios para automóviles que puso junto con sus hermanos en la colonia Las Fuentes.
Allí murieron Diego y sus dos hermanos, así como Arturo, un adolescente amigo de ellos que estaba aprendiendo en el taller.
El ITN de Celaya encabezó por este motivo un par de movilizaciones masivas de estudiantes de numerosas instituciones en Celaya el año pasado, que llegaron hasta el patio de la Presidencia Municipal y reclamaron a la alcaldesa del PAN, Elvira Paniagua, la seguridad y la justicia que, ya se vio, no han recibido.
Este es otro de los funestos conteos en los que Celaya, la región Laja-Bajío y el estado han ocupado encabezados, estadísticas oficiales y el dolor de decenas de familias: con Juan Manuel y Jorge Alan suman al menos 15 los estudiantes que en menos de dos años han sido víctimas de la larga oleada criminal que no ve fin en Guanajuato.
Dolor interminable
Juan Manuel Orozco Parra, de 31 años, y Jorge Alan Reyes Nieves, de 27, eran cuñados y tenían junto con otro socio una empresa dedicada a la construcción, ambos estudiantes de Arquitectura en el ITN de Querétaro.
Los padres de Juan Manuel y Jorge Alan supieron que sus hijos viajaron desde Querétaro a Celaya el domingo por asuntos de su empresa y que habían comido en el restaurante “Alianza Do Brasil” de esa ciudad, ubicado sobre el bulevar Adolfo López Mateos, ese día.
Después de esa comida, nada. Ni una llamada. Dejaron de saber de ellos.
El lunes, una vez que comenzaron a difundir a través de las familias y amigos las fotografías de ambos con un llamado a solicitar ayuda para localizarlos, contactaron a través de un activista a la Comisión estatal de búsqueda.
Esa noche pudieron hablar con un funcionario de esa instancia al que le pidieron activar de inmediato la búsqueda de los dos jóvenes. Pero éste les contestó “ya mañana”, con todo y que la familia proporcionó números telefónicos, datos de la tarjeta de circulación del automóvil Jetta gris modelo 2012 en el que se habían trasladado a Celaya.
“Ya mañana”, fue la respuesta reiterada, seguida de una atenta sugerencia: que la familia no viajara de Querétaro a Celaya esa noche del lunes. “Les dijeron que era peligroso, que no podían garantizar su seguridad y que mejor viajaran hasta el día siguiente en la mañana.
Mientras tanto, en el transcurso del lunes recibieron también mensajes a través de redes sociales de personas que les mencionaban que el lunes por la madrugada se habían encontrado los cuerpos de dos hombres en el camino a la comunidad de Gasca, en la salida de Celaya a Juventino Rosas, y que podían ser de los muchachos.
Inicialmente reacios a aceptar esa posibilidad, los padres viajaron a Celaya el martes temprano y llegaron al Servicio Forense. Allí les dijeron que “las características de los cuerpos encontrados no correspondían con las de sus hijos”, aunque llevaban fotografías de ambos y las mostraron.
Entonces se dirigieron a la Fiscalía para presentar su denuncia.
“No les dieron ni el número de la carpeta de investigación, sólo les tomaron la declaración. Los tuvieron allí un lapso muy largo, casi todo el día esperando en el ministerio público para declarar. Después les mostraron unas fotografías y allí pudieron identificar los cuerpos de los dos, pero no les dejaron verlos y les informaron que aún no les habían hecho las necropsias, aunque los habían encontrado desde el lunes en la madrugada”, narró una allegada a la familia.
Personal de la Comisión Estatal de Búsqueda incluso les dijo que “la Fiscalía tiene problemas muy severos en materia forense y no tienen capacidad para atender a tanta gente”.
Los familiares supieron que personal de la Guardia Nacional había reportado la localización del automóvil Jetta de los muchachos, al que ubicaron con tres personas a bordo. Los agentes persiguieron el auto, pero en un punto los tres ocupantes lo abandonaron y se refugiaron en una casa.
Es decir, de tres ocupantes no se logró detener a uno solo.
Este reporte fue entregado al personal de la Fiscalía que inició la carpeta de investigación, lo que fue atestiguado por integrantes de la familia que estaban en la Fiscalía.
El mismo martes la familia recibió llamadas de Arturo Morado Ruiz, secretario particular del Subsecretario de vinculación y desarrollo político de la Secretaría de Gobierno, Alfonso Ruiz Chico, para ofrecerles ayuda para el traslado de los restos y un apoyo para los gastos funerarios.
Los padres le solicitaron intervenir para que se agilizara la entrega de los restos y sobre todo, de las actas de defunción para poder iniciar los trámites funerarios.
“El funcionario de Segob nos dijo que en eso no podía ayudar, que no se podía meter con la Fiscalía porque la Fiscalía es autónoma. Y luego nos dijo que sólo podían apoyar el traslado dentro del estado, aunque le explicamos que los muchachos tenían que ser trasladados a Querétaro puesto que acá está su casa y su familia”, narraron.
Además, horas después de que supieron que el automóvil se ubicó con tres ocupantes desconocidos, los familiares recibieron una versión totalmente distinta por otra agente del ministerio público de la Fiscalía, en el cambio de turno.
“La última versión que les dieron de una fiscal en el siguiente turno es que no hubo tal persecución, que no era así, que encontraron el vehículo abandonado. Pero ellos vieron cuando los de la Guardia llegaron con el documento del reporte. La verdad, así da hasta miedo que algo nos puedan hacer. Y los muchachos que nada más se dedicaban a chambear”, reclamó la amiga de la familia.
Por fin, fue hasta la mañana del miércoles cuando el personal forense de la Fiscalía general comenzó las necropsias de los dos jóvenes asesinados.
Pero para la tarde, las familias no habían recibido aún los restos, y las explicaciones resultaban cada vez más absurdas.
“De Celaya los mandaron a San Miguel de Allende; allí les dijeron que no los tenían, que se tenían que ir a Dolores Hidalgo”, mencionó la amiga de las familias que dio su testimonio directo.
“Hablamos con Morado (Ruiz) y nos dijo que como sólo podían cubrir los gastos funerarios dentro de Guanajuato, el lugar más cercano que encontró fue Dolores Hidalgo y que allí los iban a preparar (en una funeraria)”.
Todavía a las 8 de la noche del miércoles la familia se comunicó de nuevo con el funcionario de la Secretaría de Gobierno. Para esa hora ya los restos de Juan Manuel y Jorge Alan estaban en una funeraria de esa ciudad. Sus padres los esperaban sin saber a qué hora los recibirían por fin o en qué condiciones.
Desde la cuenta “Desaparecidos Guanajuato” se denunció lo ocurrido y el trato de las autoridades hacia las familias. “Las familias de Juan Manuel y de Alan exigen trato digno, que se les entreguen los cuerpos a la brevedad y que se haga justicia”.
Anochecía el miércoles “y es hora que no han podido llegar a Querétaro. Aquí se nos convocó desde las 4 de la tarde pensando que ya los tendrían. Hay un velorio, pero todavía sin ellos”.
Finalmente, fueron entregados ambos cuerpos a los familiares, ya tarde, el mismo miércoles.