En el argot de la industria de la música, el término “One hit wonder” se refiere los artistas que triunfan con una sola canción, con un solo éxito brutal que todos conocen, bailan y disfrutan, y después, simplemente desaparecen del mapa. En palabras coloquiales y en español, podríamos identificarlos también como “flor de un día”, y todos conocemos al menos un ejemplo de ello, artistas que de repente, casi de la nada, alcanzan el estrellato masivo con una canción concreta, sonando en todas partes y a todas horas… pero que por algún motivo no consiguen repetir ese triunfo y acaban volviendo a ser casi desconocidos tan rápidamente como habían ascendido a lo más alto… y casi siempre, son olvidados. Canciones como “Ice Ice Baby” de Vanilla Ice, “99 Luftballons” de Nena, “Mambo No. 5” de Lou Vega, “Asereje”, “Never Gonna Give You Up” de Rick Astley, “Take on Me” y “What´s up” de 4 Non Blondes, son ejemplos muy claros de estrellas fugaces. Estas canciones representan cabalmente la frase: “lo difícil no es llegar, sino mantenerse”, y eso, mantenerse, solo se puede lograr con disciplina y constancia, no basta únicamente con el talento y/o algún chispazo de inspiración.
El fenómeno viral da una efervescencia desmedida muy rápida, con ello viene el supuesto éxito, pero a su vez, la saturación y el aburrimiento llega a todos nosotros con la misma velocidad, y como dice el dicho: todo lo que sube, tiene que bajar, y con ellos, sucede de manera estrepitosa. Regularmente, estos “one hit wonder” son realizados por músicos mediocres que por alguna razón cautivaron al público, aunque también han habido músicos virtuosos que también han caído en esta definición, pero que extrañamente no pudieron nunca repetir la fórmula o inspiración. A este tipo de artistas, se les recuerda con nostalgia, se les recuerda más por las emociones que generaron en nosotros que por su talento o constancia, y lo mismo pasa en el futbol.
En la Jornada 11 del torneo Clausura 2018 se enfrentaron en el estadio La Corregidora, los Gallos Blancos de Querétaro contra el Necaxa; y en el minuto 77, después de un centro bombeado del “Pájaro” Benítez y casi en la línea del área grande, el brasileño, Everaldo Stum, controló el esférico con el pecho, lo acomodó al aire y a su pierna derecha, se elevó y con un remate de chilena, mando el balón al poste más lejano del portero Barovero para marcar probablemente el mejor gol de su carrera. Fue un golazo que envidiaría cualquier delantero del mundo. Pero… fuera de eso, su paso en el cuadro plumífero fue de mediocre a nefasto, pero esa jugada, ese gol, ese remate acrobático y espectacular, su “one hit wonder” quedara marcado como uno de los mejores goles de la historia del equipo queretano. Después de esa jugada, poco o nada se recuerda de ese delantero brasileño…
Y el fin de semana pasado, en el partido de Gallos Blancos contra Atlas, en un encuentro cerrado y poco vistoso, otro delantero brasileño, Francisco “chico” Da Costa, resolvió el partido a favor de los queretanos con un golazo de tiro cruzado desde fuera del área, un gol espectacular con una técnica exquisita de un delantero con muy poco gol (así lo señalan las pocas estadísticas que se pueden encontrar sobre él), dejando inútil la estirada del guardameta rival. Un gran gol que también quedara marcado en el recuerdo de los aficionados al Gallo.
Por cierto, en la jornada 4 del torneo Clausura 2020 en la liga de Ascenso, en el partido de Atlante contra Cafetaleros, en el minuto 48, adelantándose a su marca, Da Costa remata de manera espectacular de media tijera y marca un golazo a favor del equipo azulgrana. Ojala veamos más tantos así del brasileño, necesitamos constancia en el Corregidora y no solo algún chispazo de inspiración. El del domingo pasado fue un gol espectacular, pero… la pregunta es, ¿será este su “one hit wonder” en Querétaro? Esperemos que no…
Y tú, en el futbol, ¿Cuáles “one hit wonder” recuerdas?
Escribeme por twitter y paltiquemos.@escritorsga