En el atrio del templo de la comunidad de San Miguel Tolimán, a causa de las chispas provocadas por unos niños que jugaban con fuego. La ofrenda no se cambió este año a causa de la pandemia. Estaba muy seca y por eso se consumió rápidamente. El Instituto Nacional de Antropología e Historia lamentó ayer los hechos ocurridos el miércoles y expresó su apoyo para colaborar en el fortalecimiento de la organización comunitaria y la salvaguarda del patrimonio del semidesierto queretano. El Centro INAH manifestó su seguridad de que “la fortaleza y persistencia que caracteriza a los sanmiguelenses, herederos de una gran tradición, hará de las cenizas un nuevo comienzo.