Rápido, sin perder tiempo, el Circo Nacional, nos anuncia su nueva y gran atracción: el asilo de Julián Assange, el hombre quien con la señora Chelsea Manning (antes Edward Manning), entre otros muchos traidores, penetró los archivos militares de los Estados Unidos y en sabia combinación de tecnología
y oportunidad política, dispersó por el mundo las filtraciones de 800 mil documentos o más, a través de Wikileaks.
Si esas filtraciones no causaron daño a la seguridad nacional de Estados Unidos, pretexto siempre invocado hasta para subirse a un avión, sí provocaron la carcajada internacional.
¿Cómo un simple aventurero informático en sociedad con un teniente traidor, pudo demostrar la debilidad de los secretos americanos?
Pues seguramente porque no actuaba solo, ni sus potentes servidores, toneladas de equipo, eran propiedad de un “hacker” solitario. Pero ese es otro tema.
Lo interesante aquí es la presteza con la cual el gobierno mexicano puede convertirlo todo en recurso de atención. La ocasión hace al anfitrión.
–¿Echan a Evo Morales tras una elección amañada? Ya están listos con la estancia de mullidos sillones y dulce tálamo para el cocalero.
–Venga, pásele, aquí esta su humilde casa. Y hasta las manos cariñosas de nuestro canciller se posan en las regordetas mejillas del depuesto boliviano. El
águila mexicana saluda al cóndor andino. Cosa bonita, cosa linda.
Ya si después Evo manda el asilo por un tubo y se va a Cuba y luego a Argentina para volver a Bolivia también es otro asunto. Nosotros seguimos siendo los campeones del asilo.
Ahora vamos en favor del perseguido. El espía internacional, cuyo destino pudo haber sido Guantánamo, si los ingleses no se hubieran ablandado, sufre una condición mental cuya gravedad podría acentuarse si lo llevan a Estados Unidos donde se le reclama por la intrusión informática.
Entonces, sin vela en el entierro ni pífano en la orquesta, México blande su espada redentora y el Señor Presidente le ordena a Don Marcelo, señor de todas las vacunas, desfacedor de todos los entuertos, el rescate del soldado Assange.
Y ahí van doña diplomacia a meterse en las honduras del sin sentido. ¿Para qué?
Principalmente para tener una nueva atracción.
Ya puestos en el terreno de la fantasía y conocida la fuerte concupiscencia del señor Assange a quien Suecia reclamaba por delitos sexuales, bien podríamos los mexicanos hacer labores de tercerona y reunir en nuestra tierra libertaria a dos antiguos conocidos, cuyo matrimonio será en verdad la vida del siglo.
Podríamos unir con el sacramento laico del matrimonio civil, a Chelsea Manning (antes Edward Manning) quien en sus tiempos de vida militar le ayudó al señor Assange a romper las murallas de fuego de las computadoras americanas y soltar por el mundo incomodas verdades, algunas de las cuales tocaron también temas de la vida mexicana.
Pero a reserva de ahondar luego en estos casos, la historia sería maravillosa. ¡Hola!, la compraría con mayor fruición de la dedicada a la boda de César Yáñez.
El platinado tejón de los laberintos cibernéticos, con la señora Mannign quien logró una buena apariencia femenina después de un bombardeo hormonal cuya efectividad salta a la vista.
Recordemos algunos episodios.
“… (WP)según el departamento de Justicia, Assange ayudó a Manning a descifrar la contraseña necesaria para entrar en computadoras del departamento de Defensa conectadas a SIPRNet, una red del gobierno de EE.UU. utilizada para documentos y comunicaciones clasificadas.
“Durante la conspiración, Manning y Assange tuvieron discusiones en tiempo real sobre la transmisión de registros clasificados de Manning a Assange. Las discusiones también reflejan que Assange alienta activamente a Manning a proporcionar más información”, detalló el departamento de Justicia en un comunicado.
“Las autoridades estadounidenses han dicho en numerosas ocasiones que las acciones de Assange y Manning comprometieron la seguridad de EE.UU. y pusieron en peligro la vida de sus soldados, agentes y colaboradores.
Assange y WikiLeaks, por su parte, insisten en que la filtración ayudó a exponer crímenes de guerra”.
Pues como haya sido, en otros tiempos, Assange ya estaría
en Guantánamo y Manning posiblemente también si no le hubieran aplicado la pena capital por auxiliar al enemigo en tiempo de guerra y traicionar la bandera de los Estados Unidos.
Pero esas son cosas ahora imposibles. El circo mexicano llega en auxilio del espía rubio.
Ahora deberemos esperar la reacción del gobierno de los Estados Unidos. De seguro les va a caer muy bien mientras demoran el beneplácito a nuestro futuro embajador en Washington.
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