Como cada inicio de ciclos, es necesario un balance sobre lo sucedido en el año que termina y las expectativas y retos para el que llega. El 2020 sólo fue por mucho el más complicado que el mundo entero haya vivido en los últimos 90 años, donde ningún país quedó a salvo de sufrir muertes, caída estrepitosa de su economía y de vivir en la incertidumbre de cuándo y cómo terminará esta inesperada pandemia, que arruinó tanto en las expectativas de miles de millones de individuos. También es cierto que este 2021 lo arrancamos aún dentro de un escenario donde el COVID 19 se sigue expandiendo, en algunos países con una nueva cepa con más capacidad de transmitirse, pero con la esperanza de que se cuenta ya con una vacuna. Otras cosas también pasaron mientras vivíamos con esta amenaza.
Uno de los acontecimientos que tuvo al mundo atento durante la pandemia fue la elección presidencial en Estados Unidos. Se trata por supuesto de la primer potencia mundial, que ha estado por prácticamente cuatro años gobernada por un personaje inestable, mentiroso, bélico e ignorante, estos calificativos son algunos de los que percibieron ciertos integrantes de su propio equipo, alguno que incluso pudo compartir sus experiencias en un libro que se convirtió en un bestseller internacional. La elección sin duda fue plebiscitaria, a favor de que se quedara Trump o que se fuera, y la respuesta fue contundente en contra de su reelección, tanto en el voto del electorado como del Colegio Electoral, cuyo sistema había dejado en el camino a Hillary Clinton en 2016, a pesar de haber ganado en el voto popular. Así, el próximo 20 de enero habrá un nuevo líder en la Casa Blanca, Joe Biden.
Para México no sólo será importante la relación bilateral en cuanto a la parte diplomática, sino que también será determinante las políticas económicas internas en Estados Unidos, ya que la recuperación de la capacidad de consumo de los norteamericanos y que su planta productiva se acerque al 100 por ciento de su potencialidad es algo que nos beneficiaría enormemente como socios comerciales, principalmente pensando en las miles de empresas mexicanas, de todos los tamaños, cuyos productos, finales o intermedios, se compran en nuestro vecino país.
El 2020 nos adelantó por lo menos tres años con respecto a las tendencias tecnológicas que han cambiado radicalmente la manera de vender, de trabajar, de estar conectados y en general de hacer negocios. Se trata de prácticas que sólo se intensificarán más y a las cuales deberemos adaptarnos, y por qué no, hacernos el reto de ganar en esa nueva manera que tiene el mundo de desarrollarse y competir. Quizá para los que se sepan subir a la ola tecnológica representará grandes oportunidades, pero también será un reto para los que vean sus negocios o capacidades profesionales verse sustituidas por máquinas y computadoras. Será cuestión de ajustarse o incluso adelantarse a lo inminente.
Lo que tenemos enfrente para este 2021 es uno de los retos más importantes de adaptación y transformación de esta generación. Recuperar lo perdido será muy complicado para muchos de nosotros, pero debemos hacer un esfuerzo por estar lo mejor preparados para el rebote de crecimiento, que se dará por lógica de la misma magnitud de la caída, será la diferencia entre salir adelante y ganar o quedarse estancado en esta gran crisis provocada por la pandemia.
Notario y Maestro en Políticas Públicas
@AMaximilianoGP