No deseo dejar pasar en este último artículo del 2020, abordar algunas cuestiones ambientales del caótico año que estamos dejando atrás. Y si bien nos ha eclipsado la pandemia, ello no ha borrado los otros retos ambientales urgentes y determinantes como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la seguridad hídrica.
A la distancia, mirar el futuro a partir del hoy, hacia el 2040, esta pandemia podrá parecer un juego de niños, como un entrenamiento previo, de lo que puede presentarse de manera catastrófica, como la contaminación atmosférica, producto de las emisiones de carbono por el uso de los combustibles fósiles, pero sobre todo, por el sistema actual capitalista, que basa todo su actuar en la ganancia y el consumismo ridículo. Quizá para esa fecha, los ciudadanos tendrán que usar mascarillas (ya no tapabocas) con oxigeno limpio, trabajar en sitios totalmente cerrados y bajo un control gubernamental de monitoreo estricto.
Puede ser un escenario más que rojo y cualquier otro adjetivo que le pongamos, pero también, pudiera ser otro distinto, mucho mejor que ello, si se logra transitar, no sólo a otras energías limpias, sino fundamentalmente a una economía basada en la colaboración y para el bien común, dejando atrás el consumismo, y la economía de la ganancia absurda.
En este año, se tuvo un ligero respiro atmosférico por el receso de las actividades económicas, y se vio claramente una mejoría en la calidad del aire, el renacer la las otras especies vivas y la limpieza de los cuerpos de agua, aunque será ciertamente pasajera, porque lo fundamental no ha cambiado en absoluto. De ahí que diversas y muchas opiniones autorizadas comienzan a hablar del “Cisne Verde” que se avecina (una crisis ambiental que derrumbará fuertemente las finanzas y la vida misma).
En donde nos encontramos hoy, para empezar el 2021, debe en principio provocar una reflexión profunda del que hacer humano, enseguida proceder a cambiar nuestros hábitos, luego, a emprender nuevas formas económicas, optar por el consumo local para desacelerar la globalización (movilidad de mercancías), crear alternativas territoriales para los humanos, lo cual implica a contracorriente, no concentrar a la mayoría de la población en centros urbanos, sino ahora, considerar la habitabilidad semirural, y por otra parte, inducir el consumo realmente alimentario que fortalezca el sistema inmunológico, para desterrar los productos chatarra, que sólo benefician a las grandes empresas nacionales y trasnacionales. Preservar, proteger y fomentar la biodiversidad en sitios naturales y urbanos, con el debido respeto ético hacia las otras especies animales y vegetales, así como las reservas de agua tanto subterráneas como superficiales, lo que implica, menos consumo, tratamiento para reutilizarla y evitar su contaminación.
Desde este punto de la línea del tiempo, se advierte (como alerta y no de manera catastrofista) que de no cambiar, habrá guerras por el agua, pandemias más frecuentes y un lodazal atmosférico con graves consecuencias ya sea de inundaciones o sequias, migraciones masivas y peligrosa calidad del aire.
Por ello, los colapsos del tipo que sean, han jugado un rol determinante en la historia en general del planeta, y en particular, del ser humano, aunque sabemos que el la especie humana, es la única estúpida que por voluntad propia camina hacia su extinción a diferencia de las otras especies que se extinguieron por razones externas o ajenas a ellas.
Los estratos económicos más favorecidos le apuestan a comprar su seguridad (sanitaria, de confort, social y económica), pero aunque se genere mundos paralelos, es decir el de los pudientes y los que carecen de ello, no habrá ya momento de tranquilidad para nadie. Cada tipo de sistema económico ha sucumbido en el trayecto de la historia, pues no es para siempre. Y ahora estamos en esa etapa de transición que nos llevara algunas décadas, pero no muchas, por la urgencia y la amenaza de mayores y mas frecuentes colapsos de todo tipo, pero principalmente climáticos.
Por todo ello, si decimos Feliz Año NUEVO, y si, debe ser un inicio NUEVO, que reaprenda de sí mismo, de la experiencia y que se niegue a seguir haciendo lo mismo, y entienda de cara al futuro lo que verdaderamente tenemos que hacer y cambiar por completo.
La suma de todos es mayor que la voluntad de algunos. El papel de la comunidad es mas fuerte que el papel de los gobernantes.