SABINO MEDINA
Aunque miráramos con los mismos ojos la realidad de hoy y de mañana será distinta, más rica y complicada que hace seis, 12 y 18 años atrás. Los nuevos actores de la comedia electoral sexenal son distintos, otros que hasta ahora fueron meros espectadores, sujetos pasivos a quienes les expropiaron sus tierras, de manera que éstas accedieran al mercado de la renta y los dividendos de los gobernantes en turno.
Ha empezado la comedia electoral y ya se quiere obtener ventaja; triunfos y victorias anticipadas con resultados de antemano como que ya se han pagado y se pagan las encuestas por y para ello.
Pero la realidad escénica es distinta y la multitud de electores también; no sólo quieren contar en las sumas y los procedimientos, quiere participar y ser actores directores, decidir, influir en cada momento y parlamento y aplaudir e impugnar, mostrar su aceptación o disgusto, su rechazo a lo que deciden otros desde lejos o cerca, estar presentes.
Miles de jóvenes y mujeres, señores y señoras de los barrios del submundo urbano y el desempleo de la ciudad de Querétaro, San Juan del Río, Colón, El Marques, Corregidora y la también cercanos Huimilpan y Amealco, ya no se diga los barrios residenciales de Jurica, Juriquilla y muchos otros fraccionamientos donde la pandemia, la inflación y los alquileres le pegan duro a la gente.
Morena es el gran actor de la nueva y renovada comedia electoral de masas. Estas no aceptan encuestas y seguramente también rechazaran resultados documentales adulterados, en una palabra: fraudes.
De esto y de otros parlamentos de la comedia habremos de escribir después de sus escenificaciones y sucedidos.
Como en las viejas empresas del teatro y la farsa, Morena está realizando la presentación de su gran obra en busca de montaje sexenal distinto, con rumbo a que nuevos directores dirijan la obra de la nueva política de la transformación nacional.
La misma militancia de Morena, corrige, rechaza e impugna cada escena de este parlamento político, cuyo script y dialogo parecen carecer de libretos.
La gente quiere contar y vivir la política a plena voz, hallarse presente en los momentos decisivos de la obra y aplaudir o silbar, mostrando así su consenso con la forma y contenido de lo que dicen y hacen los primeros, los segundos y terceros actores.
Aquí no van a valer abstracciones de ningún tipo: la política real son las necesidades de la gente y entre todas ellas, aquello de que de las mismas camarillas, que se han enriquecido tanto vuelvan a ocupar las mismas butacas de la representación de la obra anterior, donde a pesar de lo inacabadas que fueron, no devuelven nada ni hacer corte de caja y quieran repetir.
Apenas nos encontramos en los preparativos de la gran representación, llamémosle, convencionalmente, farsa electoral previa y ya quieren que el teatro no se llene, que los asistentes sean mansos y pasivos. Se olvidan muchas cosas, condiciones y circunstancias que los jóvenes viven y tienen presente, esto es lo que se advierte en los prolegómenos y en los ensayos de los nuevos actores del teatro político nacional del histórico Querétaro.
¿De que otra manera se gesto la independencia, pongamos por caso y ahora nos vienen a salir con los script del viejo teatro colonial, cuando siglos antes despojaron por primera vez a los indios de sus moradas y sus tierras comunales?
Morena es el nuevo actor a vencer, triunfar o a ser decapitado, así disfrute de actores y escenarios de callejula, aldea rural y serrania enorme, inmensa serrania poblada de pobreza y esperanzas mil.