Opino que toda carrera universitaria, la que sea, debe incluir entre sus planes curriculares la materia de Lógica Formal, por lo menos en sus contenidos más simples, porque es triste ver cómo muchos científicos, abogados e investigadores de todo tipo, desconocen las más elementales reglas del razonamiento y cometen serios errores al presentar sus resultados.
En este texto haré un breve análisis lógico de un discurso hecho por la Dra. Karina Acevedo Whitehouse en el programa “Presencia Universitaria” de Radio UAQ, cuya clara intención era rechazar la decisión del gobierno federal de aplicar la vacuna de Pfizer en nuestro país.
En primer lugar, el entrevistador invitó a la doctora hacer una reflexión desde la ciencia, cosa que nunca hizo, pues el discurso de la científica no sólo fue de lo más incoherente y desordenado, sino que en vez de dedicarse a desarrollar científicamente el tópico principal argumentando su rechazo a la vacuna dando razones técnicas de ello, saltó de una disciplina a otra sin sentido alguno.
En segundo lugar afirmó que las vacunas de RNA-mensajero nunca habían sido utilizadas en humanos, que en toda la historia de la humanidad no había existido una sola vacuna de ese tipo que se hubiera probado en personas. Pero después violentando el principio de no contradicción, dijo que para probar esa vacuna, la farmacéutica la había utilizado en 22 mil personas. Ahora, si la doctora supiera un poco de Lógica, utilizando sus conocimientos científicos habría podido explicar que toda vacuna antes de ser utilizada por primera vez en humanos para la protección contra algún virus o bacteria, ¡Nunca ha sido utilizada en humanos!, cosas de Lógica elemental.
Para empeorar el discurso nunca dio una explicación técnica, aunque fuese breve, de por qué ella misma no se pondría la vacuna, jamás dio una sola razón científica válida que sustentara su negativa, o explicara en qué podría fallar la vacuna, violentando así otro principio lógico supremo llamado de razón suficiente. Pero si Usted amable lector quisiera informarse detallada y sencillamente en qué consiste esta vacuna de Pfizer, lo puede ver aquí: https://youtu.be/cPQ3nzNQwUY
Otro intento ilógico de descalificar la aplicación de la vacuna lo construyó así: Pfizer reporta una efectividad de la vacuna de un 95 %, lo cual según ella, es totalmente erróneo porque no se siguió el método adecuado para ello, obviamente la doctora nunca mencionó ni por casualidad, cual debería haber sido ese método adecuado. En fin, dijo que Pfizer había hecho un estudio de prueba con 44 mil humanos, y que a 22 mil se les había aplicado la vacuna y a otros 22 mil sólo un placebo, entonces, se les hizo un seguimiento por un tiempo y de entre todos ellos resultaron infectados por el virus 170 personas, de estas 170, 162 no habían recibido la vacuna y sólo 8 de los que sí la habían recibido se infectaron. Le faltó decir también que de esos 170, 10 resultaron gravemente enfermos y que de esos 10, 9 no habían recibido la vacuna y sólo uno que sí la había recibido resultó gravemente enfermo. Con base en estos datos, Pfizer concluyó que la vacuna protegía a 95% contra el contagio del virus, y a un 90 % de graves complicaciones de salud. La doctora Whitehouse dijo que eso era experimentalmente incorrecto, que ésa no era la forma en la cual se debe calcular la efectividad de una vacuna. Pero tampoco explicó por qué esa forma era experimentalmente incorrecta y cuál forma, desde su perspectiva, sí sería experimentalmente correcta. Ahora bien, un estudioso de la Lógica como el que esto escribe razonaría así: si de los participantes en la prueba hubieran enfermado 100 y todos ellos hubiesen sido de los que se pusieron la vacuna, concluiría que dicha vacuna tiene una efectividad del 0 %, pero por el contrario, si esos 100 hubiesen sido de quienes recibieron el placebo, entonces la vacuna tendría una efectividad del 100 %. Para empeorar el “argumento” de la doctora: si el cálculo se realizara de otra manera y se dijera que de los 22 mil participantes que se aplicaron la vacuna sólo se enfermaron 8, eso significaría que la vacuna es efectiva no en 95 %, sino en un 99.9997 %.
Lo más lógicamente incorrecto del discurso de la doctora Acevedo Whitehouse inició con lo siguiente: dijo que el estudio en el cual se basan todas las pruebas que se están realizando en el mundo para detectar la presencia del Covid-19, a través de las cuales se han detectado 68 millones de casos con un número de 1 millón y medio de muertos, es decir, con una letalidad del 2 %, es un estudio que otro grupo de científicos ya ha refutado y descalificado recientemente, afirmando que dicho estudio observa ¡10 fallas metodológicas!, y que dicha prueba no fue validada con un “estándar de oro” porque el virus nunca fue aislado para su estudio, y que todo esto da como consecuencia que de cada 100 personas que tales prueban detectan como contagiadas de coronavirus, ¡97 no lo están!, es decir, que 97 de esas pruebas dan resultados falsos. Y por esto, afirmó, que es un craso error aplicar las vacunas en un universo de infectados donde hay 97 casos falsos por cada 100 que se detectan.
Según ella -aquí por lo menos se cuidó un poco-, si esto es verdad, entonces tampoco es verdad que haya 68 millones de infectados y entonces, ni comercios, ni fábricas, ni universidades, debieron haber cerrado, y tampoco el mundo debería estar confinado en sus casas.
Pero he aquí su error lógico: siempre siguió afirmando que el índice de letalidad o mortalidad del virus era muy bajo, y esto es terriblemente incoherente con su afirmación precedente, puesto que si a 68 millones de casos le restamos el 97 % que son falsos entonces nos queda que sólo habría en el mundo ¡2 millones de infectados por el virus!, y si los muertos son reales, si no son un invento de los gobiernos, entonces resulta que ese millón y medio de decesos representan el 75 % de los infectados, por lo tanto, el índice de letalidad del virus no es “bajo” como afirmó Whitehouse, sino sumamente elevado. Y así por ejemplo, en México, donde hay 1 millón 230 mil infectados y 113 mil muertos, si a ese Millón 230 mil le restamos el 97 % que según la doctora y el estudio que defiende son falsos, en México sólo habría 36 900 contagiados del virus, pero si en verdad ya son 113 mil muertos, pues no salen las cuentas, porque resulta que habría más muertos que infectados. ¿Y en Querétaro qué pasa?, pues según los datos hay o hubo aquí 26, 235 infectados de los cuales han muerto 1587, pero si seguimos a la doctora Acevedo y le restamos el 97 % de casos que son falsos, entonces sólo habría 787 casos reales, y aquí también han muerto más de los que se han infectado, ¿magia?, por todo lo anterior, es claro que alguno de los grupos de científicos está mintiendo: o miente el grupo que diseñó la prueba o miente el que la descalificó, y en cualquiera de los dos casos, estos científicos no son confiables porque obedecen a su propio grupo, gremio o comunidad, o lo que sería terrible: a sus intereses personales.
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