La pandemia provocada por el COVID 19 tomó sin duda por sorpresa a todas las naciones. Su llegada, aunque escalonada por país, dio prácticamente un nulo margen de maniobra para los gobiernos quienes desconocían casi todo de este virus, su origen, su forma de contagio, elementos para protección, así como cuánto duraría este mal que azota al mundo entero. México no fue la excepción y poder tomar acciones para aminorar los efectos fue complejo, más cuando la reacción de los ciudadanos no fue de total responsabilidad, a veces por ignorancia, por egoísmo o simplemente por hartazgo de esta situación con la que llevamos viviendo cerca de nueve meses. Se ha cuestionado el manejo de la Secretaría de Salud, pero el actuar de otras áreas es destacable y se ha coronado con la llegada este mes de la ansiada vacuna.
Han sido particularmente los esfuerzos de la Secretaría de Relaciones Exteriores los que han rendido importantes resultados, no sólo para nuestro país, sino en el contexto internacional. En abril pasado, la cancillería y la representación de México ante la ONU, urgió a los 193 países miembros a prevenir la especulación y cualquier acción que limitara de alguna manera el acceso a la vacuna o cualquier otro medicamento que pudiera contener o prevenir el COVID 19, haciendo además un llamado al aumentar el financiamiento para la investigación de la cura para este virus que ya ha cobrado más de un millón de muertes en el mundo. Esta propuesta privilegiaba además la equidad en el acceso de las distintas naciones a la vacuna al momento que fuera desarrollada y aprobada, toda vez que, como siempre, son los países pobres los últimos que tienen acceso a estos medicamentos.
En esos mismos días la cancillería llegó a un acuerdo con la Asociación Nacional de Hospitales Privados, para que estos pusieran el 50 por ciento de sus camas y equipo para atender a la población con distintos padecimientos de instituciones de seguridad social pública o sin seguridad social, con el objetivo de que los hospitales públicos se enfocaran en la atención de pacientes de Covid-19. Esto equivalía a construir en una semana varios hospitales, señalo el Canciller Ebrard.
Posteriormente sería de nuevo la SRE, la encargada de negociar los primeros contratos con las empresas farmacéuticas AstraZeneca, Pfizer y CanSino Biologics, para poder contar con acceso temprano a la vacuna contra el COVID 19, tan pronto estuviera aprobada. El Presidente López Obrador remató este acuerdo afirmando que el gobierno federal contaba con ahorros y finanzas públicas sanas que le permitían disponer de 35 mil millones de pesos para invertir en 198.37 millones de dosis.
Fue la semana pasada cuando se hizo el anuncio del plan de vacunación, reiterando lo ofrecido por el Presidente, que sería universal y gratuita. En el evento donde se presentó el Plan Nacional de Vacunación COVID 19 y su calendarización, el Canciller declaró “misión cumplida”, señalando que en nuestro país se empezará a aplicar la vacuna este mismo mes de diciembre. Sólidos resultados, conforme fue el encargo presidencial a Marcelo Ebrard, ahora la aplicación está en manos de otras áreas y el éxito de esta nueva misión, que fue eficientemente operada por el equipo de cancillería.
Notario y Maestro en Políticas Públicas
@AMaximilianoGP