Instalados en Querétaro desde 1974, los propietarios de la marisquería Costa Cantábrica afirmaron que debido a la pandemia su negocio está por colapsar. Habiendo soportado el confinamiento por tres meses y la reducción en el aforo y horarios, advirtieron que con las nuevas medidas que les obligan a bajar la cortina los domingos, se les podría poner el clavo en el ataúd.
Haciendo un llamado al gobernador Francisco Domínguez para que voltee a ver a los pequeños empresarios, aclararon que como restauranteros han adoptado medidas extremas para cuidar a los comensales y ello, ha implicado gastos extras “Señor gobernador, los contagios no están en nuestro negocios. la mayoría de los restauranteros hemos tomado medidas extremas para cuidar a nuestros clientes y hemos gastado en ello”.
Familiares del fundador de la empresa, Raúl Daniel Vega Juárez, acusaron que el bajar la cortina de los negocios en uno de sus días más rentables, no cambiará en nada la tendencia a la alza de la pandemia. Puntualizaron que no se mide con la misma vara a tianguistas, mercados e incluso las concentraciones en las plazas públicas “El foco de infectados no viene de los restaurantes, le pido que en domingo visite los tianguis de La Cruz , El Tepetate ó se vaya al jardín principal por la tarde. Es un mundo de gente con cero medidas preventivas.Familias enteras hasta con gente mayor y niños, y las autoridades o los inspectores que seguido nos visitan ni sus luces”.
De acuerdo a la familia Vega ya no se trata de ganar. Es una situación de sobrevivencia en la que piden se les deje trabajar y que se castigue con todo rigor a aquellos empresarios que no cumplan con las medidas sanitarias “Es increíble que ustedes como gobierno no vean esos lugares que en verdad son de alto riesgo”, lamentaron.
Otro gremio al que la pandemia les ha hecho ver su suerte, es el de las cantinas. Y es que de acuerdo a Daniel Pérez Murillo, quien encabeza el Consejo de Cantinas Tradicionales del Estado, sus ventas han caído hasta en un 50 pro ciento. Aseveró que el cierre de cantinas y centros nocturnos, ha propiciado que las reuniones se trasladen a domicilios particulares e incluso, en plazas públicas. Aunado a lo anterior, acusó que se ha propiciado la venta clandestina de alcohol que se oferta en redes sociales.
Así, negocios de diversos giros que se han adaptado a las disposiciones oficiales, hoy se ven amenazados por los espacios de la economía informal a los que dicen, no se les aplica el mismo rigor.