Mañana el presidente Andrés Manuel López Obrador cumplirá dos años al frente del gobierno de México. En este contexto recuerdo con inquietud las tribulaciones narradas en la novela Más allá del punto de no retorno´ de José Yoldi.
Recojo frases del drama personal que produce saber que uno ha llegado al punto de No retorno:
“La congoja es más asfixiante, el vacío, la desesperanza por el deseo frustrado de quererlo y ser amado por él. Esos sí son estados emocionales tormentosos.” (pág. 35)
“La tarea no es fácil, puesto que no recuerdo, casi nada. Tengo que reconstruir a partir de los cuentos que he escuchado.” (pág. 55)
“También se dice que llegar al punto de no retorno habla de relaciones rotas, de duelos y quiebres afectivos. De vidas que no se reconstruyen.”
Los aviones que volaban en los inicios de la aeronáutica sobre el Atlántico a base de combustible de leña llegaban al punto de no retorno, cuando pasaban la distancia en la que sólo les quedaba la alternativa de llegar a su destino, pues ya no había combustible para regresar.
A dos años de haber asumido la presidencia de la República, con la pandemia desbordada y la economía en punto de virtual parálisis, López Obrador ha llegado a un punto de no retorno.
El político de Macuspana no puede regresar al triunfalismo desbordado de su impresionante triunfo que obtuvo en las elecciones de 2018.
Las circunstancias actuales de emergencia que se viven en el mundo entero obligan al tabasqueño a asumir un realismo que dista mucho de sus actitudes sobradas, de sus condenas a los que considera sus enemigos históricos y ahora a sus nuevos detractores comenzando por los medios de comunicación.
El diario El País en su edición digital publica una durísima columna que debería ubicar al presidente López Obrador, en un periodo de reflexión profunda al llegar, después de dos años de controvertido ejercicio de gobierno a un punto de no retorno.
Citó tres párrafos de la columna de El País:
“Mientras el planeta se angustiaba en abril con los primeros golpes de la pandemia, Andrés Manuel López Obrador aprovechó para defender aquello de que toda crisis esconde una oportunidad: “Nos vino esto como anillo al dedo para afianzar el propósito de la transformación”. La frase ilustra como pocas el optimismo que rezuma el presidente mexicano a dos años de su llegada al poder. Un optimismo acusado de temerario por sus críticos, pero que desvela su inmensa confianza en que, por ahora, su forma de hacer política sigue sin suponerle apenas ningún costo.”
“Gobiernos de distinto pelaje —de EEUU a Francia— no dudaron en poner en marcha ambiciosos planes de estímulo fiscal y apoyo a las empresas para amortiguar la crisis recomendaciones de dentro y de fuera: el Banco Mundial, la Organización Internacional del Trabajo o la OCDE insistieron en que tomara medidas.”
“Sin crecimiento, no hay empleo, sin empleo hay pobreza, y la pobreza crea la violencia”.
El círculo virtuoso se ha detenido y los registros de violencia en el país siguen creciendo. La inclemente austeridad, de la que no se han salvado ni la ciencia, ni víctimas de la violencia, ni algunos de sus programas sociales estrella, ya ha levantado ampollas en amplios sectores sociales, e incluso dentro del Gobierno.
En los seis primeros meses del año perdió 606 mil 600 millones de pesos (unos 28 mil millones de dólares). Un ritmo de 3 mil millones diarios.”
AMLO esté en un punto político y social de NO RETORNO.
Y los mexicanos estamos a merced de su capacidad autocrítica y de la naturaleza de su muy particular percepción de la realidad.