Las elecciones son un nudo, apretado como un puño, hecho de realidades y expectativas; de críticas y promesas; un ir y venir de los diversos puntos de vista entre electores y candidatos. Es un espacio político privilegiado para hacer un diagnóstico claro de los problemas que nos aquejan y un deslinde de las responsabilidades de las cosas que se tienen qué hacer. Lo más importante: las elecciones deben servir para conocer a los candidatos, sus trayectorias y propuestas. Todo organizado con el propósito de que los elegidos sean los candidatos más idóneos para dar respuesta a las dificultades que enfrentamos.
Las elecciones son la hora estelar de la comunicación, de acuerdo con el significado etimológico de la palabra: “poner en común”. Solamente sabiendo todos de lo que estamos hablando podemos conocer, interesarnos y participar en el proceso. El primer reto de una campaña es que el mensaje llegue a todos y que así podamos dialogar. Aislados y temerosos del prójimo por la pandemia tenemos que recurrir a los instrumentos tecnológicos. La digitalización que ya ha llegado al trabajo a distancia se extiende naturalmente a la propaganda política. Lejos de lo que pudieran pensar los más optimistas, no somos un país donde el internet ya haya llegado a todos los hogares, por supuesto menos a las zonas indígenas. Además, la difusión de los actos de campaña las computadoras tendrán un mayor número de usuarios con el tele trabajo y la enseñanza a distancia. En la cotidianidad de una familia normal, con computadoras contadas, no creo que sean muy competitivos los programas de campaña ante la obligación de ganarse la vida y la educación de los hijos.
Un primer acto de campaña sería que partidos, autoridades electorales y candidatos firmaran un convenio para que parte del dinero asignado a las campañas se dedicara a ampliar la utilización del internet y la venta económica de computadoras. En actos fundamentales, como sería el debate de los candidatos, sería ideal poner monitores en lugares de afluencia. Si autoridades y empresas comerciales suman esfuerzos para transmitir los juegos de la selección de futbol, en las elecciones más importantes de nuestra historia con mayor razón pueden sumar esfuerzos todos los grupos y sectores públicos y privados, No aspiro a que después de cada debate se arme una polémica semejante a que si fue o no penal, simplemente que los resultados de la votación sean fiel reflejo de la voluntad consciente de los ciudadanos.
Otro acuerdo conjunto entre autoridades electorales, partidos y candidatos, sería el ilustrar a los usuarios de redes sociales sobre las formas de identificaciónde los fake news. No bastan las autoridades ni los interesados, es necesario que todos los usuarios sean inspectores. No se trata de ser muy pesimista pero las campañas serán un lodazal que ni en el diluvio universal.
Muchas empresas tienen campañas ecológicas y de educación cívica, el mensaje es claro: nos dedicamos a vender mercancías pero nuestra preocupación es la naturaleza y la sociedad. El mensaje de los acuerdos anteriores entre partidos y candidatos sería: queremos ganar, pero antes están los intereses de información del electorado.