La historia y la vida diaria están repletas de grupos e individuos que, pese a tenerlo todo en contra, se ganan el apoyo de la gente y muchas veces salen victoriosos. En el deporte esto es una práctica común, y cuando sucede, cuando el aparentemente más débil levanta la cara y enfrenta de manera leal al considerado poderoso, el apoyo del público es generalizado.
En el género literario, a esto se le conoce como épica, y esta se refiere a la narración detallada de hechos de forma legendaria y están relacionados por una hazaña de uno o varios héroes. Desde el episodio bíblico en que David derrotó a Goliat, la historia está plagada de desvalidos que enfrentaron todo lo que tenían en contra y cautivaron al mundo. Pero, para que esto suceda, para que en el deporte, el aparentemente más débil cautive, debe mostrar pasión y esfuerzo, sin estos dos factores, el débil será considerado como afortunado e incluso algo peor, como un flojo y el apoyo vehemente se convertirán rápidamente en crítica y burla. Un caso muy reciente lo tenemos con el boxeador mexicano Andy Ruiz, el gordo que nos robó el corazón a puñetazos, pasó fugazmente de ser una historia épica a ser un indolente que perdió y desaprovecho su oportunidad.
A todos, como aficionados, nos ha pasado que cuando somos neutrales, es decir, que no tenemos una razón específica para respaldar a un equipo u otro, lo más probable es que apoyemos siempre al más débil, y esto nos pasó a muchos de nosotros el domingo pasado durante el partido de Rayados vs Puebla. Con esfuerzo, pasión y una dosis de suerte, el equipo poblano se metió en la fase final del torneo y se convirtió, al menos, de manera momentánea, en el equipo emocional de la liguilla. Al finalizar el juego, la imagen del portero uruguayo del Puebla, Nicolas Vikonis, cruzando de rodillas toda la cancha a modo de manda por haber conseguido el pase a la liguilla, abona a esa sensación de equipo emocional. Esa acción, nos regaló una imagen terrenal y humilde de los héroes de la pelota: ellos también creen.
Y si fuera poco, además, el inesperado resultado del Puebla, dio la combinación para que los dos equipos verdaderamente más populares del país se vean la cara en la liguilla. Un América acostumbrado en los últimos años a ser protagonista en las liguillas y unas Chivas con la moral alta por haber clasificado a la fase final después de unos años, nos deben dar un juego pasional a los aficionados al balompié. Este partido a nadie deja indiferente, es la cereza del pastel.
El futbol es como la vida, caprichoso, y nos regala episodios interesantísimos, y uno de ellos es que las escuadras femenil y varonil de ambos equipos se enfrentan en la misma semana y en las mismas instancias de liguilla. No estoy seguro si esto ha sucedido alguna vez en la historia del futbol mundial refiriéndose a los cuadros más importantes de un país, Chivas – América, hombres y mujeres defendiendo los mismos colores, hombres y mujeres batiéndose con la misma pasión. Sin duda, un dato verdaderamente anecdótico para los diletantes del balompié.
En ambos casos, en el femenil y en el varonil, el orgullo y la camiseta pesan. No es un partido más para nadie, ganar clásicos da respeto a todos los que forman parte de él.
Así pues los detalles de fase final de nuestra competición: De la nada y de repente, el Puebla volvió interesante la liguilla y nos regaló un clásico nacional, y también, ¿Por qué no?, un caballo negro a quien apoyar.
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