El presidente Andrés Manuel López Obrador fue muy claro en su comentario de ayer al ratificar que la soberanía nacional no está en riesgo por ningún motivo.
La actuación de la DEA en el caso de la detención del General Salvador Cienfuegos por la agencia antidrogas de EU en Los Ángeles me hizo recordar el episodio tan sonado en su momento, cuando la avioneta en la que viajaban el agente encubierto de la DEA Enrique Kiki Camarena Salazar se estrelló en el rancho El Mareño en el estado de Michoacán cuando era gobernador de esa entidad el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas.
Don Fernando Gutiérrez Barrios, gran amigo del Ingeniero Cárdenas, le sugirió al político michoacano en una de sus conversaciones que manejara el asunto de la reclamación que hizo en aquellos tiempos de invasión de soberanía a Michoacán por parte de la Federación, como una señal de que TODOS los gobernadores mexicanos (Don Fernando lo fue de Veracruz) han sufrido, por diversas causas, su propio Mareño.
El presidente mandó un claro mensaje del gran respeto y mejor relación que tiene con las fuerzas armadas cuando decidió que el discurso oficial del pasado 20 de septiembre lo pronunciara el secretario de la defensa General Luis Crescencio Sandoval.
Al respecto mi compañera en SDP, Verónica Malo, escribió una columna en la que deja ver el sentido que llevó el mensaje de AMLO al designar orador al general secretario:
“Rara vez es cuando el secretario de la Defensa da un discurso. Pero este viernes, con motivo del 110 aniversario de la Revolución Mexicana, la intervención del general Luis Crescencio Sandoval González fue especialmente emotiva.
Y no, ello no se debió a las palabras dedicadas a los héroes quienes creyeron en el sufragio efectivo y en la no reelección. O en el reconocimiento a los militares y civiles que hoy fueron condecorados con la presea “Miguel Hidalgo”. Tampoco a que se refirió a que en las Fuerzas Armadas las designaciones y ascensos se dan al margen de favoritismos, amiguismo e influyentísimo, si bien se agradece enormemente.
No. Tal vez lo más importante a notar es que el comandante habló con mucho orgullo de los reconocimientos otorgados, subrayando no obstante que hay una responsabilidad que deben cumplir de vuelta cada uno de los integrantes condecorados: actuar con profesionalismo y dentro de la LEGALIDAD.
Claramente, habiendo un natural sentido de agravio y desmoralización en el Ejército, producto de lo ocurrido con el general retirado Salvador Cienfuegos, Sandoval buscó compensarlo con un discurso de mucho aliento para los miembros. “No se permite la confrontación entre compañeros”.
No se espere, entonces, en días subsecuentes una palabra en contra del general Cienfuegos. Tampoco escuchar una voz a favor. Pero eso sí, actuarán como “un solo cuerpo”.
En ese sentido su discurso fue una declaración magistral de dónde se encuentra situado en estos momentos el Ejército Mexicano con respecto a sí mismo.
Su decir fue el de una prudencia absoluta. Donde no se mencionó ni el nombre ni la situación de Cienfuegos, y sí se recordó que, dentro de la legalidad, el Ejército siempre sigue un camino recto sin desviaciones, con un correcto actuar y forjando su propio destino. Fue elegante y fue diplomático, permitiendo entender a quien quiso hacerlo.”
Compartí y comenté esa columna de Verónica Malo con algunos destacados generales mexicanos que me honran con su amistad.
Todos coincidieron en el hecho de que Verónica había acertado en su interpretación del mansaje de AMLO y su ratificación en su discurso del general Sandoval.
El caso Cienfuegos de ninguna manera es el Mareño a nivel internacional del presidente López Obrador.
Impecables y reveladoras las citas de la columna de Verónica Malo en su columna referida en estas notas:
“La prudencia es el ingrediente esencial del valor.” STEPHEN KING.
“Todo pasa; sólo la serenidad permanece.” LAO TSÉ.
“Los caminos de la lealtad son siempre rectos.” CHARLES DICKENS.
Más claro, ni el agua.