Inaugurados por las autoridades locales, los paraderos de la red de transporte público Qrobús, son dañados constantemente. Los vidrios de las marquesinas para anuncios publicitarios, prácticamente no duraron: Fueron vandalizados por jóvenes y a pesar de que algunos han sido repuestos, vuelven a ser rotos. Y no hay poder humano o clase de civismo que haga entender a los inadaptados que este tipo de obras son para beneficio de su propio entorno. Hay quienes llaman a esto resentimiento social. Otros, simple y sencillamente, reflejo de la educación recibida en casa, que se resuelve con una visitadita al juzgado cívico. Lo cierto es que algo debe hacer la autoridad para acabar con este tipo de desmanes.