Sin saber aún el resultado de los juegos entre Tigres vs Toluca y el de Monterrey vs Puebla, después de varios años sin estarlo, la liguilla del futbol mexicano está completa.
Y no lo digo menospreciando a los equipos regiomontanos (que seguramente se alzaran con la victoria), pero, es que la victoria de las Chivas sobre un siempre gris Necaxa, pone a los 4 equipos más populares en la fase final, y eso, siempre debe agradecerse. Con Chivas, el formato de liguilla, ahora está completo.
La participación del Guadalajara en la fase final, le pese a quien le pese e incomode a quien incomode, le pone una pimienta diferente a la competición, y es que en el campo siempre debe haber esa polaridad: a quien amar y a quien odiar (deportivamente hablando), y en nuestro futbol, en casi la mayoría de los aficionados, eso te lo dan únicamente los dos equipos más populares del país: América y Chivas.
Después de que durante varios años el América fuera el único que diera la cara en la liguilla por los llamados equipos grandes, los cuatro: Chivas, América, Cruz Azul y Pumas, con sus bemoles, vuelven a llenar de expectativas a sus aficionados, y a pesar de la ya mencionada mediocridad con la que con frecuencia navega la Liga MX, con ellos, esta liguilla será diferente; y es que con todos sus defectos y virtudes, la liguilla es capaz de levantar más pasión en unas semanas, que todo el futbol en seis meses; podría decirse entonces, que en nuestra enfermedad, esta nuestra “medicina. Nosotros, como aficionados recibimos una transfusión de adrenalina dos veces cada año para mantener con vida nuestras esperanzas de título.
Los dos partidos sabatinos no perdieron el toque de mediocridad mencionada: equipos intermitentes y con poca alma, pero con resultados justos. Debe decirse alto y fuerte que el futbol no puede premiar propuestas tan rácanas y grises como las del profe Cruz con Necaxa o la de Santos Laguna. Dentro de la mediocridad, ese tipo de propuestas tan tacañas se llevan una mención especial, son lo más espeso y soporífero que existe en el balompié. Con ellos, hasta parece que el balón corre lento.
Por otro lado, algunos dirán, y con mucha razón, que estoy siendo injusto con equipos como el León que en los últimos años han tenido un nivel juego envidiable; pero, no hablo de eso, hablo de todo lo que generan los llamados cuatro grandes en cuanto a emociones por cantidad de gente. Repito, sin menospreciar a nadie, el resto de los equipos aun presentan aficiones muy locales y el impacto emocional de los cuatro mencionados afecta incluso niveles sociales en todo el país.
Me he cuidado de no usar la palabra “grande” para referirme a un equipo, ya que eso es muy subjetivo, por eso me he referido a esos cuatro como los más populares. No se puede negar que al menos tres de ellos, están deuda con su afición y es imperativo que entreguen resultados a la brevedad, su popularidad e historia los obliga. Definitivamente, es más importante ser un equipo ganador en el presente, que ser alguien “grande” que vive de glorias pasadas, el aficionado quiere ver ganar o al menos competir fuerte a sus colores y hoy Chivas, vuelve a estar en ese plano, los de Guadalajara vuelven a estar entre los ocho mejores y eso no deja indiferente a nadie.
No sabemos hasta donde les alcanzara, lo que es un hecho, es que el factor “Rey Midas” debe ser tomado en cuenta al momento de evaluar las posibilidades del Rebaño Sagrado en la liguilla. Vucetich, al igual que cuando estaba en Querétaro, es la joya de la corona del equipo y casi siempre entrega buenos dividendos.
Estoy seguro que la forma de jugar y entender el futbol, está enteramente relacionado con la cultura del lugar donde se juega; siendo así, la liguilla es un reflejo claro de nosotros como mexicanos: apurándonos al final, viviendo con riesgos y entregando resultados sobre la hora.
Criticada y señalada, ahí está nuestra liguilla. Y, ¿para qué negarlo? Ahí estaremos nosotros con ella.
Que ruede el balón.
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