El Presidente tiene razones muy claras para no reconocer el triunfo Biden, independientemente de la que él aduce, que cuando le robaron la elección los países se apresuraron a reconocer a Calderón, siendo que todavía no se daba el veredicto oficial. Las razones subyacentes son que, además de jurarle amor eterno a su amigo Trump, con quien se identifica, con Biden, al contrario, se contrapone en su línea ideológica y política. Algunos ejemplos: Biden utiliza un discurso conciliador con los derrotados vs el discurso el tam tam de guerra de López Obrador, que en cada divergencia encuentra un motivo de camorra; Biden tiene un gran respeto a los científicos, enfáticamente se solidariza con sus diagnósticos y afirma que su gobierno se guiará por sus recomendaciones vs el Presidente que no solamente no acepta los resultados de los investigadores sino que incluso los corrige. Ha sido tan salado como la bragueta de un pescador, pues cuando afirma que estamos saliendo de la pandemia, ese día se baten todas las marcas de contagiados y fallecidos. Su rechazo llega hasta la desobediencia de ni siquiera utilizar el cubre bocas.
Víctor Toledo, ex Secretario del Medio Ambiente, al presentar su renuncia, denunció que al Presidente la ecología no le interesa. Sea cierta o no la acusación ahora está obligado a concentrar su atención en el tema, pues Biden ha asumido al cambio climático como una de sus prioridades de su gobierno. De entrada se compromete a electrificar totalmente el parque vehicular, Pero políticamente, y es lo más importante, Biden está decidido a recuperar el liderazgo de Estados Unidos en la discusión y acción de la agenda verde mundial.
El presente es que México le juega las contras a esta política ecológica que nos avasalla y ante la utilización de energía biodegradable elige el carbón y el combustóleo, que dañan sensiblemente el ambiente. Prueba de ello es que en el último año PEMEX aumentó el 68.9% de gas a la atmósfera durante su producción. Cinco de sus seis refinerías están dentro de las 25 que contaminan el mundo, pues tienen un alto contenido de azufre. No es de extrañarse que México es en América Latina uno de los más grandes emisores de gases que provocan el efecto invernadero.
Me preguntaría ¿Qué pasaría si Biden, elige, como ya amenazó el amigo de López Obrador, en este caso de imponer aranceles a las importaciones de los países que utilizan carbono? Nos encontraríamos en una posición muy vulnerable, pues el muro de Trump tenía como justificante su acusación de que somos un país de violadores, rateros y drogadictos, lo que provocó la indignación no solamente de los mexicanos, salvo del Presidente, y de muchos mexicanos y paisanos que viven del otro lado. Sin embargo, subir los aranceles a un país que no reduce la contaminación de sus emisiones. Biden tendría no solamente el apoyo de los norteamericanos sino del mundo. La pandemia ha provocado un gran problema de conciencia. No nos hemos comportado bien con el planeta. Un país que no revalora la importancia de la naturaleza tendría el descrédito internacional.