“Para que no la hagan de tos”, les dijeron a dos jóvenes artistas queretanos, Ana Elisa González y Mario Rivas, al entregarles un cheque por quince mil pesos a fin de que no denunciaran ante tribunales el plagio de que fue objeto su obra. El indignante hecho fue denunciado en este diario y por supuesto en las redes sociales. Se resume en que un personero del gobierno estatal a cargo de la obra del Estadio Olímpico de Querétaro, que no es otra cosa más que la restauración del antiguo estadio municipal, pidió a los jóvenes un boceto para un mural de 800 metros cuadrados. Una vez terminado el boceto, les hicieron a un lado con la frase que es común escuchar “traer gente de México”, quienes sin saber la autoría lo plasmaron. Al no encontrar respuesta a su reclamo y al advertir los plagiados de una demanda, esa fue la respuesta: tengan “para que no la hagan de tos”.
Querétaro ha pretendido ser cuna del arte y escaparate para los artistas. Si lo ha logrado a costos altísimos trayendo de X países o ciudades, espectáculos o artistas caros, carísimos. Lamentablemente no ha sido así para los artistas queretanos, para los radicados en la entidad, para los miles y miles que egresan de las escuelas de arte, para los líricos o fogueados a fuerza de trabajo, este muy numeroso grupo de desprotegidos y damnificados siempre, pero más en este año pandémico.
“La nula sensibilidad política en materia cultural, digo la dirigida al pueblo, ya sabemos que las élites no sufrirán, ha dejado en la eterna orfandad a los artistas. De vez en cuando sabemos que a uno u otro le dieron un fabuloso cheque de veinte mil pesos en premio o reconocimiento a algo o simplemente porque tuvo suerte al pedir apoyo”.
¿No sería mejor que los burócratas de la cultura dejaran el escritorio y gestionaran, por ejemplo, que a los pintores y escultores locales les compraran su obra los hoteleros, restauranteros o cualquiera de los que consumen cientos de obras de esta naturaleza en el país o en el extranjero? La calidad de lo que producen jóvenes y adultos queretanos compite con cualquiera. ¿No sería mejor que las secretarías de cultura estatal o municipales respaldaran a los músicos de a pie, que hay buenísimos, gestionándoles contratos con empresarios de la industria turística? ¿Y los escritores? ¿Y los de artes escénicas y visuales? El virus ha sido excelente pretexto para paralizarse y hacer lo que sea que se haga, virtual, pero puede implementarse una bolsa generadora de empleos que vincule al artista ahora tan relegado a su suerte, hacia alguna de tantas formas donde pueda desarrollarse y emplearse conforme a sus habilidades que muchas veces llegan a la excelencia y virtuosismo.
El que viene por ser año de cierre de administración y continuación de la pandemia, para los artistas se prevé catastrófico. Con la excusa del cierre de fideicomisos generadores de becas para los mismos, siempre los mismos, irremediablemente los mismos beneficiarios, tan los mismos, que algunos hasta han alcanzado la tercera edad siendo becarios, los presupuestos para los artistas locales se reducen a casi nada. A propósito de presupuestos, también el año 21 tendrá lo que le corresponde y es deseable que beneficie a los artistas queretanos, a los de a pie, a los sin beca, a los sin marca, a los de nuevo cuño y a los que han padecido toda la vida esperando en la fila de los plenos de espíritu y estómago vacío. Lo veremos AL TIEMPO.